El presidente de Konecta defiende la responsabilidad social de las empresas mientras se aprueba el cierre de la planta de Maliaño
Este jueves comienzan las negociaciones en Santander para el cierre del centro de trabajo de Maliaño. Un lugar donde llegaron a trabajar 1.500 personas y ahora van a dejar de hacerlo las 175 que quedan por una decisión de la empresa, que va a llevarse una parte de la actividad a Jaén y otra a Barcelona. Esas 175 personas tiene la posibilidad de mudarse para seguir con su empleo, o ser despedidos.
Esas negociaciones se van a desarrollar en el Hotel NH Ciudad de Santander, en la calle Menéndez Pelayo, y las trabajadoras de la compañía (mayoría femenina, típica del sector de los call centers) han decidido hacer una concentración en ese lugar para que se oigan sus voces antes de que se consume la fatal noticia. será entre las 10:30 y las 11:30 de la mañana.
José María Pacheco, el presidente de Konecta, hacía diferentes valoraciones a mediados del pasado mes de marzo en un encuentro promovido por el periódico digital El Español, que dirige Pedro J. Ramírez. Participó en un breve encuentro donde participaba también Rosauro Varo, el dueño de un ‘holding’ empresarial llamado Grupo Atento Inversión, del que Konecta compró recientemente un 25% de sus acciones.
Recordemos que detrás de Konecta hay un fondo de inversión británico que se llama Intermediate Capital Group. La empresa es española, pero su presidente reconoce que un 70% del accionariado es británico o estadounidense. Y en las decisiones empresariales reivindica la libertad que deben tener los propietarios. Incluso aunque signifique prescindir de 175 personas que ahora tendrán que buscarse la vida (al menos las que no quieran mudarse a Andalucía o Cataluña) pese a que su trabajo consiste en atender llamadas telefónicas, algo que se puede hacer en Maliaño igual que en otro sitio.
Pacheco decía en este encuentro que las empresas están para «crear riqueza para que haya una gran clase media para que podamos repartir más y para poder tener una seguridad social más fuerte y unas pensiones más fuertes porque además estamos viendo cómo va la curva del mundo, con cada vez más personas mayores». Un discurso con un cierto poso social, consciente de la realidad hacia la que nos estamos dirigiendo. Sin embargo, en alguna de las subidas del Salario Mínimo Interprofesional de estos últimos años, las empleadas de Maliaño se quedaban por debajo de ese mínimo. Quizá lo de crear riqueza no tenía tanto en cuenta a las personas que ayudaban directamente a su creación.
Preguntado por las intenciones de Ferrovial de cambiar su sede de España a Países Bajos (en el momento de esa charla todavía no era una decisión definitiva) y la reacción crítica del Gobierno de España, el mandatario de Konecta se quejaba por las críticas, y no por la decisión: «señalar a empresarios o crear un clima desfavorable para el empresariado sobre decisiones empresariales que son lícitas e independientes no es bueno. Todos tenemos que tener un talante de consenso y de prudencia, en mi opinión. No es bueno para el país». Konecta aún está a tiempo de demostrar talante, consenso y prudencia antes de certificar los despidos de la antigua Unitono.
El empresario también defendía algunas bondades de España, como que es «un país magnífico para emprender por muchas connotaciones» y destaca que las mejores condiciones para que eso siga siendo así es que haya «seguridad jurídica, una buena fiscalidad, una buena política laboral, que no significa bajar los sueldos», pero el sector del telemarketing no suele brillar por tener trabajadoras con un gran nivel adquisitivo.
Sin embargo él, andaluz, se nota en mejor sintonía con el Gobierno de su Comunidad Autónoma que no con el central. Andalucía va más en la dirección de la buena fiscalidad para empresas y ciudadanos, incluyendo el mantra de que bajar impuestos puede ayudar a aumentar los ingresos de la administración, mientras que recela de las medidas que van en la dirección de aumentar la tributación para grandes empresas y grandes fortunas. «No me gusta que se haga el discurso de ricos, pobres, izquierdas, derechas… No ayuda a España ni a nadie», afirmaba. Casi como si se quisiera insinuar que esas diferencias no existen o no son tan importantes.
En absoluto se mostraba contrario a que se hayan incrementado las pensiones, aunque lanzaba una advertencia: «todo lo que sea incrementar el gasto social es bueno, pero necesitamos un equilibrio entre aumentar el gasto social y generar riqueza. Si aumentamos el déficit, dejaremos a nuestros hijos un problema de futuro». Algo como lo que podría suceder con las familias de las personas que terminen su relación laboral con Digitex en Cantabria.
En su discurso hacía algunas referencias a Estados Unidos, precisamente por ser una sociedad mucho más enfocada, social y legislativamente, hacia el emprendimiento, y no hacia el funcionariado, como dice que sucede en España. Es más, sugiere que «en lo público estaría bien que imitaran lo que ocurre en el sector privado, a lo mejor estaría bien que en las empresas públicas hubiera también consejeros independientes, con preparación, porque nos ayuda a debatir, a buscar consenso, a tener una visión distinta a la nuestra, nos enriquece y nos da energía». Conceptos que van hacia un funcionamiento más mercantilizado de los servicios que recibe la ciudadanía por el pago de sus impuestos.
Concluía Pacheco su intervención recordando los hitos de Konecta, presumiendo de que es un grupo que sigue creciendo: «yo creo que este año vamos a facturar 2.200 millones», cuando en 2022 no llegó todavía a los 2.000 millones. Y sin embargo, en Maliaño se han oído a menudo quejas de las condiciones laborales.
Identificaba el momento en que están diciendo que se encuentran «muy focalizados en Europa, aún estando muy fuertes en América Latina, pero Europa vale más que América Latina, y Estados Unidos más que Europa». De hecho, quieren consolidarse en temas como marketing digital, inteligencia artificial o big data «y crecer con alguna adquisición, si podemos, en Estados Unidos».
Sin embargo, comentaba que no está entre sus planes tomar la misma decisión que Ferrovial: «nos vamos a quedar siempre en España porque yo lucho para que así sea, pero tengo que darle respuestas a clientes, accionistas, empleados, proveedores de todo el mundo». Suena a una intención dicha con la boca pequeña, como la responsabilidad social de las empresas, especialmente las que, en un sector tan feminizado, pagan el salario mínimo a duras penas y no tienen en cuenta a las personas a la hora de trasladas una actividad y dejar, potencialmente, sin trabajo a 175 personas.
Este es el vídeo del evento.
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