Nos hemos despertado con una operación contra el terrorismo anarquista en la que, además, hay un cántabro entre los detenidos, fundamentalmente en Barcelona, pero también en Madrid.

Dispositivo policial (Foto: Directa.cat)

Después de aprobar una Ley de Seguridad Ciudadana que lleva las protestas a tiempos más pasados de los que quisiéramos, el Gobierno del Partido Popular sigue acelerando el Delorean de los viajes en el tiempo y nos evoca la Barcelona anarquista de los años 30 y las revueltas. Gracias por la lección de historia.

En el fondo, los que dirigen la operación han abierto la caja de pandora esa caja mitológica de la que aún queda por salir el peor de los males.

Porque lo cierto es que el anarquismo no es algo que nos resulte tan lejano. Bien mirado estamos rodeados de libertarios, o anarquistas, movimientos que tienen sus matices, por cierto.

ANARQUÍA INSTITUCIONAL

¿O no es anarquismo urbanístico lo que tenemos en Cantabria, la comunidad de las sentencias de derribo en la costa que las instituciones responsables de que se produjeran tratan de esquivar con sucesivos planes para no cumplir lo que vienen a ser decisiones judiciales?

¿Se os ocurre una mayor falta de respeto al orden que pasar de lo que dicen los jueces? ¿Cómo ha hecho la empresa pública CEP Cantabria desoyendo a la juez paz Hidalgo en el caso del Racing?

Terrenos en el Promontorio de San Martín

Porque tenemos poderes públicos en una ciudad, Santander, en la que las decisiones al final coinciden, milimétricamente, con los deseos de las empresas constructoras – las más amantes de la anarquía, las que mejor les va con la anarquía-, sea en San Martín, el Cabildo, el Prado San Roque o la senda costera.

Porque cuando hay anarquía y las instituciones no actúan, el resto del mundo se aprovecha.

Pero sí, sí tenemos anarquismo administrativo: Por ejemplo con instituciones incumpliendo las leyes que dictan plazos de pago a empresas – o instituciones que no pueden hacer cumplir su ley de morosidad a las empresas más grandes y que asfixian a casi todas las demás-.

Y hay anarquía impulsando obras sin licencia en parques naturales. Habéis oído Gorilas?

Pues NO, hoy estamos hablando de TELEFÉRICOS. El de Cabárceno. Sin licencia durante meses, con las obras hoy parados.

Tal vez os haya descolocado el que digamos que un gobierno impulsa obras. Pero es que en esta España y en esta Cantabria sin ideologías tenemos a un partido de derechas en el Gobierno que sube impuestos y se mete de socio en empresas privadas, siguiendo los dictados, suponemos, de Moscú, o de Caracas.

Y venimos de un Gobierno de izquierdas que se despidió indultando a pobrecitos banqueros y después de tomar decisiones que ayudaron mucho a que grandes empresarios privados incrementaran sus ganancias.

Sorprende tanto sectarismo en gente con ideas tan difusas, y es que ya no sabemos quién es liberal ni quien es socialdemócrata. Tal vez porque nunca los hubo de verdad. Al menos no en esos partidos.

REFERENTES ANÁRQUICOS

Pero sí que somos expertos en la falta de control, en una Caja Cantabria en la que se concedían créditos blandos, mejores que en el mercado, a empresarios, políticos y sindicalistas con el mismo rigor que con el que se emitieron las participaciones preferentes.

También tenemos un equipo de fútbol, nuestro querido y cansado Racing, en el que reina la anarquía.

Uno diría que en una institución llena de abogados y economistas al frente habría algo más de control guiando una ampliación de capital.

Una sucursal de Caja Cantabria

Pero no, la anarquía es absoluta, con peticiones casi simultáneas de atomizar el club a la vez que se refunda y se pide dinero público y se pide un inversor grande mientras la gente dimite y se amenaza al que piensa diferente.

Es paradójico que gente que iba tanto contra el poder público acabe recurriendo, otra vez, al dinero público.

Aunque para desgobierno, descontrol, el de la patronal cántabra: nuestra clase empresarial lleva tiempo sin nadie que dirija realmente la Ceoe. Ni Gema Díaz ni su predecesor estaban a eso.

Y ahora los empresarios, cuyas empresas deben marchar solas, es decir, que se autogestionan de forma casi libertaria, se han embarcado en ese complejo mundo de buscar avales para unas elecciones en las que se va camino de tener más candidatos que socios. Para aplicar el decálogo de irregularidades en un proceso electoral, o ampliarlo, hace falta tiempo, el bien más preciado en el día a día de un empresario ocupado.

No sabemos por qué para hablar de anarquía se ha mirado a Cataluña. Porque lo cierto es que los que somos expertos en el descontrol y el desgobierno somos los cántabros, que a fuerza de décadas nos hemos convertido en unos auténticos Hijos de la Anarquía.