La Encina rebajó a la mitad las características técnicas de su propuesta para el Parque 2020 sin apenas tocar la oferta económica
Normalmente en las licitaciones de contratos o servicios públicos (esto es, cuando la administración saca un proyecto para que lo realice una empresa privada) se acaba transmitiendo el mensaje de que se puede hacer el mismo trabajo con menos recursos.
Es lo que sucede cuando las empresas que se disputan un contrato compiten a la baja, esto es, ofreciendo una cifra inferior a la que la administración ha calculado que cuesta prestarlo –en un mecanismo que, paradójicamente, favorecen las propias instituciones cuando premian con puntos en la valoración de las propuestas el ahorro económico respecto a sus propios cálculos–. Cuando la baja es significativamente mayor, es lo que se denomina en el mundo de las licitaciones como temeraria o desproporcionada, y con ello tanto instituciones como empresas intentan presentar que se puede hacer el mismo trabajo con menos dinero.
El mensaje parece haber llegado a un extremo distinto en la adjudicación por parte del Ayuntamiento de Santander del Parque 2020, ya en obras en la zona de Mataleñas, concebido como un espacio de homenaje a las víctimas de la pandemia del COVID-19, al Centro de Jardinería La Encina, que es una de las empresas que aparece en las grabaciones de conversaciones con el exjefe de servicio de Carreteras de la Consejería de Obras Públicas sobre sus prácticas para inclinar las adjudicaciones a empresas habituales, incluidas en el sumario que desgranó en su momento EL FARADIO.
Es decir, si normalmente las empresas rebajan la oferta económica pero no tanto la técnica (de hecho muchas veces acompañaban esa mejora de plazos o algún otro aspecto), aquí se ha pasado a una inversión de términos en la que se rebajan las exigencias técnicas pero con una baja económica entre mínima e imperceptible.
En concreto, el proyecto de Parque 2020 salió a licitación por 248.115 euros y finalmente se adjudicó a La Encina, única aspirante, por 246.875, es decir, apenas 1.240 euros.
Pese a prácticamente calcar la oferta económica, en el plano técnico lo que se ofreció fue una rebaja de parámetros de en torno a la mitad, según evidencia documentación municipal consultada por EL FARADIO.
En detalle, La Encina obtuvo ocho de los dieciséis puntos en liza en la memoria técnica, 7 de 13 en el estudio de jardinería y arbolado –sector al que pertenece la empresa y en el que está centrado el proyecto- y 10 de 20 en el compromiso de suministro. Por toda esa parte de la adjudicación podía haber conseguido un máximo de 49 puntos (es en base a los puntos como se determina finalmente la adjudicación, aunque en este caso sólo había una aspirante), pero se quedó en 25.
Por su parte, esa oferta económica le granjeó los 35 puntos totales en juego en una adjudicación en la que en un primer momento las propuestas se presentan sin saber cómo son las de las demás aspirantes, por lo que se cuenta con el factor competencia.
Aún así, la empresa, tras la parte técnica en la que presentó menos de lo exigido en los pliegos que recogen las condiciones, renunció en otras partes del proceso a sumar otros 16 puntos que le permitían otras partes del pliego: los plazos de garantía y mantenimiento, y las mejoras en el ancho de camino. En el primero no se presentó ninguna mejora, en el segundo directamente no se lanzó propuesta.
De modo que La Encina logró 60 puntos de los 100 totales que se pueden lograr en una licitación. Normalmente son procesos con bastante competitividad en el que lo que se busca es ajustar lo más posible la oferta de la empresa al planteamiento de la institución, excepción hecha de la propuesta económica en la que se tienda a bajar –y se premia-. Sin ir más lejos, adjudicatarias recientes del Ayuntamiento lograron puntuaciones de 92 puntos (contrato de mejoras térmicas en los transportes urbanos o la lucha contra las inundaciones en Nueva Montaña), 85 (Fábrica de la Creación) o los 96 del mantenimiento de túneles.
En este caso, el orden de los términos sí importa, ya que al final la adjudicación por parte de la institución ha llevado a pasar de hacer el mismo trabajo por menos dinero a hacer un trabajo con menos exigencias de calidad por el mismo dinero.
Noticias relacionadas:
- El dueño de LA ENCINA tenía una contabilidad manuscrita con pagos al jefe de Servicio de Carreteras
- API, RUCECAN, LA ENCINA y la “UTE diabólica” se repartieron las zonas del contrato de las cunetas
- El funcionario de Carreteras puso a La Encina sobre los pasos del contrato de basuras de Camargo
- “Hemos quedado en no pasar de una baja”: RUCECAN y LA ENCINA pactaron la oferta del contrato del asfalto