El Ayuntamiento conocía la existencia de yacimientos arqueológicos en la zona de Mataleñas
Vecinos y paseantes de la zona de Mataleñas venían comprobando en los últimos días la falta de movimiento en las obras del Parque 2020, ya iniciadas y planteado como como un homenaje a las víctimas de la pandemia del COVID-19.
Sin personal ni maquinaria, todo apuntaba a una paralización, que además se daba justo en la semana en que estaba prevista su finalización (el último plazo, tras sucesivas peticiones de ampliación por parte de la empresa responsable, Centro de Jardinería La Encina).
Lo que los vecinos veían con sus ojos lo confirmaba en los papeles la Junta de Gobierno local del Ayuntamiento de Santander, quien este lunes aprobaba la suspensión temporal de las obras, en un acuerdo al que ha tenido acceso EL FARADIO y del que el Consistorio no había informado.
La paralización se justifica tanto en la climatología (en lluvias recientes que dificultan los trabajos en una zona sensible a los movimientos de tierra, un argumento que es la segunda vez que se utiliza y que convivió con otro retraso climático, en aquel caso por no coincidir con los meses de verano) como en la aparición de unos restos arqueológicos, como ha adelantado este viernes EL FARADIO.
Unos yacimientos cuya existencia no era en realidad una sorpresa: en la propia Web del Ayuntamiento de Santander se puede consultar el repaso a la zona que supone el proyecto ‘Santander. Punto de encuentro patrimonial’, que va repasando el patrimonio de todo tipo en distintas zonas de la ciudad.
En la zona de Cabo Mayor y entorno, se destaca su carácter de emplazamiento estratégico –que le ha llevado a ser elegido para la defensa de la ciudad en distintos conflictos bélicos, desde la invasión inglesa, las guerras carlistas o de la Independencia, o la Guerra Civil-, o los usos tradicionales para la explotación de recursos tanto de pesca o marisqueo.
Allí citan el denominado yacimiento de Cueto, extenso, de unos 500 metros cuadrados. Allí los materiales han aparecido en una parte de un suelo desarrollado sobre la roca madre caliza en la zona acantilada de la costa, y se han recogido abundantes restos líticos, algunos útiles muy definitorios y numerosos restos de talla, incluidos núcleos y nódulos.
Este yacimiento fue reconocido y publicado por el grupo CAEAP durante la realización de la Carta Arqueológica de
Santander, y realizó una recogida de materiales de superficie.
De manera genérica se clasifica como Paleolítico Superior, y su catalogación figura en el Inventario Arqueológico de Cantabria (INVAC) y en bibliografía de autores como Montes Barquín, o el repaso a los yacimientos al aire lire dentro de la Carta arqueológica de Santander.
Las obras del Parque 2020 las ejecuta la empresa La Encina (en su día incluida en las grabaciones policiales del sumario de la trama del exjefe e Servicio de Carreteras en las que ambas partes hablaban sobre fórmulas para inclinar las adjudicaciones de ese departamento), que fue la única adjudicataria en un proceso de licitación al que concurrió sin apenas tocar la oferta económica –en una tendencia distinta a la que se reproduce en la mayoría de las obras en Santander–, pero obteniendo 60 puntos del total de 100 que se valoraban al rebajar sustancialmente la parte técnica.
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