Un informe municipal abrió camino al modificado presupuestario en el MAS
Pese a constatarse la situación «excepcional» del edificio tras el incendio y la posibilidad de encontrarse problemas, el proyecto se aprobó con una baja del 40% respecto al planteamiento del Ayuntamiento
El Ayuntamiento de Santander asumía la posibilidad de que las obras del Museo de Arte de Santander acabarían costando más de lo previsto por ellos mismos, y a la vez aprobó adjudicar el proyecto con una baja temeraria de las que sorprenden incluso a los observadores de la contratación pública acostumbrados a la inercia de las bajas en la administración.
Por un lado, como viene contando EL FARADIO, la rehabilitación del MAS, el Museo de Arte de Santander, le fue adjudicada a COPSESA, empresa vinculada al exalcalde de Ramales de la Victoria con el PP, con una baja del 40%, que llevó el proyecto de los 5 a los 3 millones de euros. Sin embargo, el proyecto acabaría sumando 800.000 euros más de gasto (y casi 50.000 por un contrato menor ligado al proyecto del MAS): si se hubiera acudido con esas cifras, COPSESA hubiera sido la segunda peor opción.
Y, por otro, el Consistorio preveía la posibilidad de esos sobrecostes, si bien los cifraba en el tope de un 20%.
Así, según documentación de todo el proceso de adjudicación a la que ha tenido acceso EL FARADIO, arquitectos municipales constataron la «situación excepcional» en que que quedó el edifico tras el incendio de 2017,
Asimismo, se preveía la necesidad de «facilitar la resolución de problemas asociados a malos estados estructurales no detectados en los estudios realizados».
En consecuencia, se indicaba, a la hora de justificar la necesidad general de la obra, que se debía contemplar en el expediente la posibilidad de tramitar una «ocasional» modificación del proyecto, cuya previsión debía quedar reflejada en el pliego (el documento municipal en el que se recogen las condiciones para conseguir la obra, tanto en lo técnico como en lo económico y administrativo).
No obstante, se marcaban una serie de límites, entre ellos el económico, de un 20%. Tampoco se podrían establecer nuevos precios y se debería contar con informes técnicos que justificasen la modificación. Y la motivación sólo podría basarse en la aparición de áreas en mal estado cuya situación no hubiera podido ser detectada con los estudios realizados previamente. Todo se remite a su incorporación en el pliego administrativo, que en su hoja resumen recoge estas indicaciones en su literalidad y concreta el modificado en un 20% respecto al precio inicial del contrato, IV excluido.
En el documento de justificación de la necesidad de las obras, se explica que inicialmente sólo eran de mejora de accesibilidad y renovación de cubierta, pero que el incendio obligó a replantear las adjudicaciones e intervenir en la totalidad del edificio, incluyendo el refuerzo de la estructura y la cimentación.
Ahí también se subraya la condición del edificio de Bien de Interés Cultural (BIC, un grado de proyección), que lleva a contar con la autorización de la Consejería de Cultura del Gobierno de Cantabria.
Se acabó autorizando pero condicionada a una serie de mejoras (desde la conservación de la cubierta existente hasta la recuperación del diseño original de su primer arquitecto, Rucabado, pasando por una mejor definición de los detalles, en un momento en el que el trámite se había iniciado con lo que se conoce como proyecto básico, con menos detalle que un proyecto normal o el refundido, con todos los cambios, que se acabaría armando ya al final del proceso.
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