De nuevo la lluvia: el sobrecoste de COPSESA en el campo de golf de Mataleñas se justifica en unas precipitaciones
El Ayuntamiento de Santander vuelve a tropezarse con el mismo inconveniente y en la misma zona. Nuevamente la lluvia y otra vez la zona de Mataleñas justifican un sobrecoste económico en una obra adjudicada, en este caso en el campo de golf de Mataleñas, adjudicada a COPSESA, constructora ligada al exalcalde de Ramales de la Victoria con el PP.
Son las mismas circunstancias que se invocaron para el modificado en otra obra cercana, el Parque 2020 (cuyas obras, de hecho, tras encadenar retrasos de plazos, están ahora mismo paralizadas, como adelantó EL FARADIO).
No sólo suceden los mismos factores, las lluvias y la zona, sino que también se repite el mismo modus operandi en la adjudicación: sólo hubo una aspirante a hacerse con los trabajos y, pese a que no se conoce si se presentan otras o no al hacerlo, no tocó la oferta económica (al contrario de lo que es habitual en las licitaciones en Santander en cuanto hay más de una empresa interesada) y sí rebajo la parte técnica.
LA OBRA
En concreto, la obra es de renovación de esta instalación, y se adjudicó por 725.000 euros, en un proceso, consultado por EL FARADIO en que COPSESA fue la única aspirante, sin tocar la cifra económica, pero rebajando la oferta técnica, renunciándose incluso a introducir mejoras que daban más puntos en la licitación, pese a desconocerse si se presentan más propuestas con mejor oferta económica o que sí hubieran planteado esas mejoras.
Y finalmente, como reveló hace dos semanas el PSOE santanderino en la tertulia de EL FARADIO, se aprobó un sobrecoste de 170.000 euros.
Daniel Fernández denuncia nuevos sobrecostes en Santander, esta vez en el campo de golf de Mataleñas
LAS LLUVIAS DIFICULTABAN LAS OBRAS
Según se explica para solicitar el modificado en la documentación consultada por EL FARADIO, las “abundantes lluvias” caídas en la zona dificultan tanto el movimiento de las obras, como el acopio y gestión de las tierras de excavación y relleno, así como el transporte de materiales.
POR EL CAMINO EXISTENTE NO ENTRABA EL TRANSPORTE DE OBRA
De hecho, consideran que se hace necesario incluso construir un nuevo vial que iría desde el ‘green’ del hoyo 2 hasta la zona más cercana ya a Cabo Menor.
Ese vial es para la circulación de los vehículos de obra, para que lleguen los materiales por esa vía provisional, sin que produzcan deterioro a a otras zonas del campo.
Pero también se hace porque el camino normal que había para llegar a ese ‘green’ no es suficiente para el paso de los camiones, de modo que se tiene que reforzar mediante material granular.
SE APROVECHA PARA HACER OBRAS EN PARTES YA DETERIORADAS POR EL CLIMA
Asimismo, se ha constatado que los hoyos 2 y 4 han sufrido el efecto del paso del tiempo y de las inclemencias meteorológicas –en una zona particularmente expuesta, tanto a la acción del viento como del mar y el salitre-, lo que estaba afectando al propio juego. Así que se considera que al estar ya en obras, el momento es “idóneo” en lo técnico y lo económico para afrontar la mejora de estas zonas, incluyendo la introducción de una nueva tecnología.
NI LA LLUVIA NI EL BUEN TIEMPO
La lluvia no ha sido el único factor que ha influido en todo el proceso de esta obra. Porque, a pesar de que se adjudicó en abril del año pasado y el contrato se firmó en mayo, se pidió empezar las obras no de forma inmediata, sino en septiembre, por “operatividad”, aludiendo al mayor uso de la instalación en los meses de verano.
EL PRECEDENTE DEL PARQUE 2020
Casi todas las circunstancias que concurren en este proyecto se dieron también en el cercano y paralizado, a la espera de su redefinición, Parque 2030, diseñado a modo de homenaje a las víctimas del COVID-19.
El proyecto se adjudicó a una única aspirante, Centro de Jardinería La Encina, cuyos propietarios aparecen en las conversaciones grabadas por la Policía dentro de la investigación sobre las adjudicaciones del exjefe de Carreteras en las que se detallaban los métodos que se seguían para inclinar las adjudicaciones.
La Encina también fue la única aspirante al proceso, algo que no se sabe hasta que se abren los sobres de las ofertas, y en ellos se plasmó que tampoco quiso competir con la baja económica, e, igualmente, rebajó su propuesta técnica sin formular las mejoras que les hubieran supuesto puntos para distanciarse de los rivales con los que debía contar.
En cuanto al desarrollo de la obra, también pidió posponerlo después del verano, si bien La Encina sumo otro retraso extra.
Hasta que finalmente las obras, en el caso de La Encina y el Parque 2020, tuvieron que detenerse invocándose las lluvias y aludiendo a la falta de un plan de seguimiento arqueológico en una zona en la que el propio Ayuntamiento de Santander conocía, por constar en documentos municipales, de la existencia de restos y vestigios históricos por lo estratégico del emplazamiento.
Y, finalmente, se produjeron en zonas sensibles por su propia ubicación, en la costa más agreste, expuesta al viento y al mar, con el consiguiente impacto del salitre, como recogía el propio proyecto de obra del Parque 2020.
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