“Pelear por algo y salir a la calle merece la pena porque cambiamos leyes”
Varias mujeres de la Comisión 8 de Marzo, en la que se integran representantes de distintas organizaciones feministas de Cantabria, estuvieron hace meses en el juicio que se siguió en la Audiencia Provincial de Cantabria por la violación múltiple que sufrió una joven durante las fiestas de Santiago, la Semana Grande de Santander, de hace dos años —una agresión que no trascendió hasta que se acercó la fecha de la vista judicial– .
Ayer se conocía la sentencia, que condena a tres de los acusados por violación y cooperadores necesarios, y a un cuarto como cómplice por omisión de socorro, a penas que suman 65 años de prisión.
Todo en una resolución que hace hincapié en aspectos relacionados con el consentimiento, como el rechazo expreso a que un sometimiento sin expresión activa de fuerza ante cuatro hombres implique un sometimiento, una aceptación de la relación sexual, y, muy ligado, el concepto de intimidad ambiental: la imposibilidad de huida, la inferioridad numérica, el miedo a que la resistencia supusiera todavía peores consecuencias físicas y no fuera suficiente para impedir la agresión sexual.
Entrevistada en EL FARADIO en ARCO FM, Ana Bolado, una de las integrantes de la Comisión 8M en Cantabria que acudió al desarrollo del juicio para mostrar respaldo a la víctima, consideraba “muy importante” que ya se cuente con herramientas que permitan a las mujeres “defendernos legalmente”, y que contrasta con los años en los que “no sabíamos nada”.
Se refería a ese concepto de intimidación ambiental, del que destacaba que refleja una “visión totalmente distinta” a aquella alusión del juez de la sentencia de la manada de Pamplona que percibió “jolgorio” en la víctima, “acosada y violada en un cuarto de contadores por cinco hombres jóvenes y fuertes”.
Además, se mostró “impresionada” por el papel de una de las testigos, su mejor amiga y compañera de piso, que en el juicio contó como esa noche salió a buscarla por todas partes, desplazándose incluso al otro municipio al que la llevaron a la fuerza, identificando a los agresores y asesorándola en el hospital.
“Eso es una amiga, una hermana” que representa lo que se hace en el feminismo: “mujeres cuidando de mujeres”, ensalzaba Ana Bolado, quien también incidía en la fortaleza de la denunciante –que ya no vive en Cantabria- o su mejor amiga en contextos judiciales en los que en las distintas fases se les hace “repetir algo espantoso”.
Así que pese a todo, los avances legislativos les hacen sentir un cierto “alivio” al poder comprobar el resultado de “tantas luchas” durante años desde que las mujeres feministas más veteranas entraban en una pancarta: “cuando decimos que hay que pelear por algo y salir a la calle, eso merece la pena”, reforzaba, porque “cambiamos leyes o conseguimos leyes”. “Nuestras madres no llegaron a verlo”, por eso, añadía, “es importante no perder lo conseguido” y tener “mucho cuidado con lo que votamos”.
Por su parte, mientras siguen demandando que se mejore la educación en igualdad e insiste en que extender derechos a las mujeres no supone retroceso en derechos para los hombres, avanzaba que desde la Comisión 8 de Marzo están trabajando activamente en estos momentos en retomar una campaña que desarrollaron en los últimos años e interrumpió la pandemia, por unas fiestas sin agresiones.
Así, están ya en conversaciones con las técnicas de Igualdad del Ayuntamiento de Santander y esperan extenderla a las 22 municipios en que llegaron a implantarla, además de introducir la formación a los responsables de los locales de ocio nocturno para que el personal pueda detectar y actuar en situaciones peligrosas. Se trata, resumía, de “poner pie en pared” e intervenir porque “no podemos convertirnos en cooperadores necesarios”.
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