Ocurre a veces.
Y en todos los ámbitos de la vida.
Estamos acuciados por un problema que nos parece irresoluble y, de repente, pasa a ser nuestra solución.
La teníamos ahí delante.

Y no me hagan poner ejemplos, porque los hay a puñados.

Viene esto a colación de los pisos vacacionales y turísticos y las ecotasas, de lo que tanto se viene hablando.

Que dedicar viviendas al alojamiento de turistas, en lugar de a ser residencias de familia y personas en general, con carácter fijo y permanente, está creando problemas tanto a industriales hoteleros como a ciudadanos de todo tipo, ya no hay quien lo ponga en duda.

Es tan cierto, como que nadie aporta una solución, una idea acerca de cómo enfrentar el asunto.
Incluso la presidenta Buruaga ha dicho que cada ayuntamiento vea qué le parece hacer.
Si es que acaso le parece que tiene que hacer algo.
Que élla no está para ésas cosas.

En nuestro colectivo estamos totalmente en contra de que se permita que viviendas que fueron construidas para otro fin se dediquen a ser alojamiento turístico.
Se trata de especulación pura y dura a erradicar .
Así que abogamos porque no se concedan nuevas licencias, hasta que exista una ley de vivienda para Cantabria, que consagre el DERECHO SUBJETIVO de los cántabros en materia de vivienda.

Igualmente, es exigible que la Consejería de Turismo haga su trabajo y regule convenientemente el sector, de forma que una actividad económica tan importante como el turismo, se realice de forma sostenible.

Una sostenibilidad que debe ser medioambiental , económica y social.
Ayudando incluso a la creación de nuevas iniciativas y , desde luego, mejorando la vida de la población autóctona y jamás ocasionando problemas como por ejemplo la gentrificación de barrios y zonas concretas.

Pero lo cierto es que el uno por el otro, la casa sin barrer.

Así que visto lo visto, en el colectivo Derecho Subjetivo les proponemos una idea.
Y no se equivoquen.
No se trata de una ecotasa.
Una ecotasa sobre la que se debate en Cantabria, y que rondaría los 3 € por viajero y noche como mucho , que es abonada por el viajero que se aloja. Por cierto, en Barcelona viene a ser de 7 € y en Amsterdam de hasta 23 €.

Lo que proponemos a estos amantes del libre mercado, es un arancel. Un gravamen que lastre económicamente a estas viviendas, que no cumplen requisitos que son obligatorios en hoteles , como supresión de barreras arquitectónicas , accesibilidad , certificado de bomberos respecto de protección ante incendios , planes de evacuación y evaluación de riesgos, recursos preventivos , gestión de residuos, certificado de sanidad, registro y libro de visitantes , titulación , etc.

Eso les permite ofertarse en unos precios muy inferiores , sin aportar ni muchísimo menos el beneficio social en forma de puestos de trabajo, calidad , profesionalidad y cotización social, que sí hacen los hoteles, hostales, etc .
Lo que representa una competencia desleal , a la vez que perjudican a los vecinos del entorno.

Así que proponemos hacer con las viviendas turísticas , lo que los gobiernos hacen con las importaciones de países que no juegan con las mismas reglas. Gravar su producto con aranceles.

Importantes. Cuantiosos.
Reduciendo no total, pero sí de forma muy significativa, la diferencia entre un precio de hotel y uno de vivienda vacacional.

Y esa recaudación, como digo distinta e independiente de la necesaria y conveniente ecotasa común a todos, dedicarla con destino FINALISTA a patrocinar y financiar el alquiler social, así como a socorrer casos de emergencia habitacional.

Una emergencia habitacional que debe estar previsto satisfacer , a través de un PROTOCOLO ANTIDESAHUCIOS, teniendo como ejes fundamentales el asesoramiento y la mediación.
Una mediación ante caseros que tienen derecho a cobrar una renta justa , y que entendemos, nuestra propuesta puede ayudar en la obtención de recursos.

Buruaga ha dicho que la cosa no va con ella.
Que allá cada ayuntamiento.
Así que, en nuestra opinión, si ella no quiere gobernar , es hora de que lo hagan los ayuntamientos.
Siempre y cuando quieran hacerlo y no sigan el ejemplo de la presidenta.
Pueden implantar las medidas que consideren oportunas, según su criterio.
Nunca antes han recibido un encargo tan concreto.
El propio Gobierno les ha dicho que depende de ellos la toma de decisiones.
Así que no tienen más que hacer caso.

Y tranquilos que, ella, la presidenta, lo único que quiere es que no se la moleste.