2 de septiembre, un enlace a una noticia que recibo a través de la red social Mastodon enciende todas mis alarmas: la asociación Rock Contra el Fascismo denuncia públicamente la próxima celebración de un festival de música abiertamente neonazi en Santander.

Organizado por la asociación Alfonso I, entidad que se autodefine como “de carácter histórico” en un claro eufemismo para encubrir la reinterpretación de la historia en favor de sus ideas reaccionarias y anticonstitucionales, el festival se promociona en sus redes con tan solo un cartel, un número de teléfono y un correo electrónico. El lugar de celebración del evento permanece en el más absoluto de los secretos.

La noticia no tarda en trascender de lo local hacia diferentes medios nacionales. Es entonces cuando se suceden las acusaciones entre el Ayuntamiento y el Gobierno Regional frente al estupor de los ciudadanos, que parecemos asistir más a un escenario de campaña que al ejercicio real de las funciones de cargo público que ambas entidades ostentan.

Y entre todo este esperpento de dejación de funciones, diversos colectivos y ciudadanos nos organizamos de manera autónoma. En los días que acontecen: se convocan asambleas, se disparan los correos electrónicos, los comunicados, acciones online, pegadas de carteles, informaciones… El propósito, claro y sencillo: pararles los pies. El medio: la autogestión.

28 de septiembre, la manifestación convocada transcurre con total normalidad. En el día anterior, una noticia de la periodista Jana Sánchez en la Cadena Ser ha desvelado a la sala Séptimo Cielo (antes La Santa) como el espacio que finalmente acogería el festival. Al llegar a la calle Burgos la policía nos insta a continuar el recorrido por la calle San Luis, evitando el cruce por la zona donde se encuentra la sala y con ello el posible enfrentamiento con los neonazis.

Bajo el lema “Las Calles Contra el Fascismo”, la ciudadanía responde: nuestro recorrido está autorizado y es completamente legal. Si hay alguien que debe marcharse por la calle de en medioson los que enarbolan la bandera del odio, los que unas horas antes han estado lanzando consignas alarmantes como “España cristiana y no musulmana” bajo el amparo de un Ayuntamiento que hace oídos sordos ante las clarísimas muestras de intoleranciaque representan estos grupos.

Y a pesar del intento de boicot y agresión hacia los manifestantes por parte de dos de los neonazis asistentes al festival, el momento de tensión vivido a la altura de la plaza de Juan Carlos concluye con la muestra en bloque del rechazo de nuestra ciudad a la propuesta de la asociación Alfonso I, la lectura de los manifiestos contra la intolerancia y la disolución de la convocatoria en pequeños grupos, de forma ordenada, tranquila y pacífica.

A las pocas horas los teléfonos móviles vuelven a enviar notificaciones. Esta vez para compartir la noticia de la decisión de la cancelación del festival. El odio finalmente ha admitido su derrota.

Sirva este relato para recordarnos que cuando estamos unidos conseguimos cosas. Y aunque todos sepamos que quedan cosas por hacer: tomémonos un respiro, alegrémonos y celebremos. Contra todo pronóstico los hemos ganado y gracias a ello: Santander es hoy sin duda un lugar mejor.

Señora Igual, permítame también dirigirme a usted con el respeto que creo merece una representante pública al margen de nuestras antípodas políticas, porque tengo la certeza de que está equivocada: los discursos de odio e intolerancia no pueden ni deben, bajo ningún concepto, ser amparados bajo la premisa de la libertad de expresión, puesto que en su propia definición no se corresponden con lo que estos valores representan.

Por último, a los compañeros y compañeras de los colectivos con los que durante estos días he compartido comunicaciones, nada que no nos hayamos dicho ya, gracias a todos:

Rock contra el Fascismo, Briega, Henas, Asambleas Feministas Abiertas de Cantabria, Las Quimas, Alega, Unión de Profesionales Progresistas, AGE- Archivo, Guerra y Exilio, Podemos Cantabria, Asamblea Antifascista de Cantabria, PAH- Plataforma de Afectados por la Hipoteca, PCPE, Pasaje Seguro, CNT Santander, Anticapitalistas Cantabria, Colectivo antirracista Mirera, La Vorágine, CNSV- Cantabria No Se Vende, La Libre o Radio Argayo.