El Último Vecino regresa con «Riqui» a Cantabria a su paso por la novena fiesta Trvzt

El pasado sábado se celebraba en la Sala Niágara el noveno aniversario de Trvzt. Crónica por Curro Gallego-Preciados
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El pasado sábado se celebraba en la Sala Niágara el noveno aniversario de Trvzt, una noche híbrida que combinaba pop y electrónica con las actuaciones de El Último Vecino, Perarnau IV + Drama y las sesiones de Yahaira y Nulxx, con el que hablamos días atrás sobre los preparativos de lo que sería una noche especial.

El Último Vecino abrió la noche con fuerza, poniendo en evidencia un extraordinario estado de forma y, a pesar de la ausencia de bajo y la escasa convocatoria a primera hora, se las ingeniaron para dibujar un gran concierto.

Y es que los temas de su flamante álbum, Riqui, disco que venían a presentarnos, sonaron impecables. Guitarras post-punk con kilos de chorus, una batería precisa y contundente y una serie de pistas y sintetizadores disparados hacían de colchón a un Gerard inquieto, que profería miradas y gestos al personal desde las tablas. Por momentos parecía pedir gresca, otras auxilio. Una clara interpretación de la imaginería y el universo de su música. La complicidad con el público era total.

Canciones como Mi chaqueta gris, uno de los sencillos de Riqui y una de las canciones más redondas del álbum, fueron bastantes coreadas entre algún, todavía tímido, baile. También existieron momentos más bajoneros con Lo que tuvo que aguantar, que sin embargo no restaron ni un poco de emoción e intensidad a todo lo que estaba sucediendo.

Pero el tiempo de las presentaciones se vio interrumpido por diferentes golpes de nostalgia con la celebradísima Un sueño terrible, que hizo explotar y saltar a gran parte de los allí presentes y Tu casa nueva, buque insignia del grupo.

Pusieron la guinda cerrando la noche con una emotiva Culebra, Columna y Estatua que iluminó la cara de más de uno y que dejó ese aroma en el ambiente que dejan los buenos conciertos. Una noche preciosa.

Tras el concierto, el parón se nos hizo excesivamente largo mientras se preparaba el resto de la noche. Echamos en falta algún DJ de guardia que velara por los que aún seguíamos flotando en una nube. 

A pesar de que no pudimos quedarnos mucho tiempo más, estamos absolutamente convencidos de que, amén de los documentos gráficos a los que hemos tenido acceso, el resto de la noche fue memorable. Poniendo de manifiesto que queda Trvzt para rato.

Vayan haciendo hueco para la próxima tarta.

El Último Vecino. Fotografía: Julia Bermejo

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