Entre el verano pasado y el anterior, Santander ha visto como se incrementaban las viviendas turísticas en un 37%, el mayor incremento en las ciudades del norte.

Lo recoge un informe de Ecologistas en Acción, consultado por EL FARADIO, que analiza el crecimiento de viviendas de uso turístico y también la evolución de los precios de los alquileres en 23 ciudades (Santander es el único caso de Cantabria analizado).

En detalle, en Santander hay 1.898 viviendas de uso turístico, más que en la vecina Gijón (1.722), La Coruña (1.821), Santiago (661) o Vigo (1.616) o ,más que San Sebastián (1.476).

En relación con el propio parque de viviendas, son 20,3 viviendas de uso turístico por cada mil viviendas. Ese dato es superior a los de Gijón (11,6), A Coruña (7,5), Santiago (11,6) o Vigo (11,2(, o San Sebastián (15,6) o incluso de Madrid o Barcelona, con 12,3 y 12,2 respectivamente. Y del conjunto de las ciudades analizadas, sólo está por debajo de Salou (85,9), Málaga (30,3), Menorca (78,4) y ciudades canarias como Arona (84,4) o La Oliva (241,2).

Más allá del número de viviendas, está el dato del crecimiento experimentado en el último año, analizando el verano de 2024 (el pico máximo del verano) en relación con el mismo mes del año anterior: en Santander fue un incremento del 37,3%, una cifra por encima no sólo de las vecinas (Gijón, 21,4%; La Coruña, 27,9%; Santiago, 14%; sólo Vigo está cerca, con un 36,8%, o San Sebastián, con un 8,4%), sino superior al de Madrid (33,3%) o  Barcelona (30,8%), mayor que Salou, Valencia o Alicante, que Sevilla o Málaga, que las ciudades canarias analizadas o que Menorca.

Ese verano se afrontó sin el decreto de regulación de las viviendas turísticas en que trabaja el Gobierno de Cantabria –distintas voces políticas o sociales reclamaron una moratoria, es decir, que no se concedieran más licencias, y advirtieron de que no aplicarla y no aprobar el decreto, , y que después de las consultas o alegaciones, sigue sin estar aprobado en estos momentos.

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El informe llama expresamente la atención sobre el alto índice de viviendas turísticas en Santander, y eleva ese crecimiento del 37% en un año hasta un 91% si se miran los últimos cuatro años.

INCREMENTO DE LOS PRECIOS DE LOS ALQUILERES

Además de los datos de viviendas de uso turístico, se analiza también el precio del alquiler (hace escasas semanas el consejero de Vivienda, Roberto Media, negaba la relación entre viviendas turísticas y crecimiento de precios de alquileres que vienen corroborando investigaciones académicas, colectivos sociales y vecinales y numerosos ayuntamientos que empiezan a regular esta modalidad para evitar el impacto en los alquileres y en la pérdida de población que se produce al retirar del mercado de alquiler para población general las que se destinan a turísticas al no haber restricciones o la moratoria).

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En el caso de Santander, soporta un precio de alquiler de vivienda (10,8 €/m2) muy por encima de la media de las ciudades semejantes en tamaño de población (Gijón, 9,8 €/m2; La Coruña, 10 €/m2; o Vigo, 9,9 €/m2).

Anualmente, de agosto de 2023 al pasado verano, el crecimiento en el precio es de un 8%, mientras que si se atiende a los últimos cuatro años, llega al 28,6%, en un proceso paralelo al de las ciudades del entorno analizados.

ECOLOGISTAS EN ACCIÓN ADVIERTE DEL IMPACTO DE LA TURISTIFICACIÓN EN LA VECINDAD O EL COMERCIO

En sus conclusiones, Ecologistas en Acción advierte de que este modelo de masificación turística es culpable en parte de que desde la aprobación de la Ley de Costas de 1988, la superficie de costa urbanizada se haya duplicado y haya pasado de 240.000 a 530.000 hectáreas, llegando a una urbanización del 40,9 % en las provincias costeras más turistificadas.

Así, un 36,5 % de la línea de playa está urbanizada en España y más de un tercio de los ecosistemas colindantes han sido destruidos por el actual modelo de producción y consumo.

La proliferación de viviendas vacacionales en todos los rincones de España , denuncian, ha turistificado pueblos y barrios residenciales en los que habitaba la población residente, más intensa aún en cascos históricos o zonas de playa en las ciudades.

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Además de la pérdida de población por la falta de vivienda asequible, este proceso determina la realidad socioeconómica de la población residente: impulsa la gentrificación (sustitución de la población por otra de mayor poder adquisitivo, destruyendo en el camino lazos vecinales y sociales) y perjudica al comercio local, ya que desaparece la diversidad de comercios.

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Bajo el monocultivo turístico, lamentan, sólo florecen tiendas de souvenirs y negocios de hostelería, ligados a la afluencia turística en lugar de a los servicios del día a día.

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