«No tenemos prisa alguna, la lucha sigue ahí, nos paremos o no hay mucho trabajo por hacer»
Estefanía Liaño es una joven cántabra que lleva siete años como activista militante contra la emergencia climática. Primero formó parte de Fridays for future y ahora está en La Bardal , y también ha llegado a colaborar con la Coordinadora Cántabra de ONGDs. Cree que es necesario que este asunto siga formando parte de la conversación
Su trayectoria empieza a ser larga, pero todavía es muy joven. A Estefanía Liaño ya le ha dado tiempo a saber cómo funciona la acción frente a la emergencia climática y es consciente de lo que cuesta avanzar. Lo que le parece trascendental es sentirse acompañada en este largo camino emprendido en busca de tener un mundo mejor. No es que sea la cabeza más visible del movimiento en nuestra Comunidad, pero ya han llegado a compararla con Greta Thunberg por su juventud.
Fridays for future fue el lugar donde comenzó. Ahora es un grupo que está apagado en Cantabria, pero Liaño no hace una lectura negativa de ello. Como explica en una entrevista concedida a EL FARADIO, dentro de la sección ‘La energía del cambio’, en colaboración con Solabria, ese grupo «llegó donde debió llegar», y consiguió la misión de que se diera «a conocer que estamos atravesando una emergencia climática y que hay que actuar» y eso es algo que mucha gente ha interiorizado ya. Y recuerda con cariño esa parte de su trayectoria. «Estoy donde estoy por los sitios por donde he pasado», dice.
Ahora, en La Bardal, lidera la parte climática y de protección del territorio de la asociación, muy volcada en las políticas que reclama la juventud del medio rural de Cantabria. ERs una etapa que vive con ilusión y reconfortada por el acompañamiento que tiene, en la propia asociación y en el activismo en general. La idea debe ser la de «ser un puente entre la sociedad civil y las instituciones».
Sin embargo, el activismo climático asiste en los últimos tiempos a una deriva de judicializar acciones que intentan llamar la atención. «Simplemente verbalizar y ejercer acciones no violentas y puedes acabar en la cárcel», expresa Liaño visiblemente contrariada.
En los debates que tienen diversas asociaciones a nivel estatal también han mostrado su preocupación por estos diferentes casos que se están dando, en los que se trata de aplicar la Ley Mordaza, que el Gobierno central sigue sin derogar. Se defienden diciendo que tiene derecho a manifestarse, que debatir sobre una cuestión central como el cambio climático «no hace daño a nadie» y que «no es un pasatiempo movilizarse».
Liaño se pregunta si es que nadie ha estudiado para darse cuenta de cómo hemos llegado hasta nuestros días. La violencia ha sido método habitual para lograr avances sociales. Y ahora, los colectivos que pretende frenar, en lo posible, la emergencia climática, no utilizan ese tipo de métodos, pero se encuentran con comportamientos represivos.
Aún así, ven que esto se mantiene en la conversación. Se siguen haciendo ‘hojas de ruta’ para revertir el problema, los medios de comunicación hablan de ello y por eso estos temas entran cada vez más en las agendas de las instituciones. Los avances son lentos, porque gobiernos y empresas se resisten, pero el activismo sigue viendo motivos para la esperanza.
A nivel personal, Liaño reconoce que pasa por momentos mejores y peores, pero tiene cosas a las que agarrarse para continuar en la lucha por mejorar las cosas. «Me ayuda estar acompañada» en todo lo que es el activismo, reflexiona, y le parece clave no salir de los círculos en los que se mueve, porque siente que ya no sería ella misma. «No conozco otra forma de ser o actuar», reconoce.
Estar en La Bardal actualmente le ayuda a tejer redes con otras asociaciones de otros territorios, y La Bardal recibe un reconocimiento que también pone en valor lo que están haciendo como grupo. «No tenemos prisa alguna, la lucha sigue ahí, nos paremos o no hay mucho trabajo por hacer», afirma Liaño.
Apela a tener paciencia, algo no muy típico en personas tan jóvenes como ella, a ir viendo el impacto que tiene su esfuerzo y a no olvidar «por qué te estás movilizando, no perder eso de vista jamás», sabiendo que este es un camino muy largo y que debe implicar a todas las generaciones, también las que están por venir.
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