
Los Colectivos Vecinales en Defensa del Territorio vuelven a exigir la defensa de la Sierra del Escudo por el Día de los Humedales
Este 2 de febrero se celebraba el Día Internacional de los Humedales y, en la lucha de los Colectivos Vecinales en Defensa del Territorio en Cantabria, consideran necesario presentar el conjunto de humedales y turberas de la Sierra del Escudo como se merecen.
La Sierra del Escudo es Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) Sierra del Escudo, uno de los 22 lugares más protegidos de Cantabria. Además, ha sido incluido por la Comunidad Europea en la Red Natura 2000 por la presencia de Hábitats Prioritarios de Especial Protección como son los humedales-turberas denominadas Turberas Mediajo Frío, Turberas Cierro La Hermosa, Turberas el Cierzo, Turberas Cruz del Marqués, Turberas Sierra Llana, Turberas de Hoyo de los Vallados, Braña de San Martín y el humedal de las turberas del entorno de la subestación de REE Aguayo.
Se trata del conjunto de turberas de mayor envergadura del sur de Europa. Un enclave que debe ser respetado a toda costa, según dicen los Colectivos en una nota de prensa. Por si esto fuera poco, este entramado de sistemas de turberas concentradas e interconectadas entre sí a lo largo y ancho de toda la Sierra del Escudo, origina el acuífero subterráneo ‘Puerto del Escudo’, que defienden que abastece de agua a una población de casi 200.000 personas en Cantabria.
Todos estos humedales-turberas de la Sierra del Escudo «son hábitats sumamente frágiles y están ya muy gravemente amenazados por las obras del Polígono Eólico El Escudo y por las innumerables acciones irregulares administrativas y medioambientales cometidas por el Gobierno de Cantabria a través de la Consejería de Medioambiente y Fomento y la Consejería de Industria, que han favorecido este proyecto, patrocinado por el Banco Santander, Iberdrola y Biocantaber S. L.».
Los Colectivos denuncian que este es un proyecto que se presenta como Parque eólico, disfrazado con objetivos de sostenibilidad y de lucha contra la descarbonización, pero que «en el nombre lleva el engaño y en los objetivos la trampa: Se trata de un polígono industrial eólico, en mitad del mayor conjunto de humedales-turberas del sur de Europa, que están en Cantabria, y que son patrimonio natural de todas nosotras».
El pasado sábado, un grupo de vecinos de Cantabria realizaron la segunda acción simbólica de ‘Abrazar el humedal’ para visibilizar y constatar la destrucción que las obras del polígono eólico El Escudo están ocasionando sobre las turberas identificadas sobre la Sierra del Escudo en terrenos de Molledo.
Después de esa destrucción directa e indirecta que denuncian de los humedales, que alimentan los manantiales del acuífero Sierra del Escudo, los Colectivos Vecinales se preguntan «en qué contribuirán los aerogeneradores, los centenares de toneladas de turba removida, los más de 20 kilómetros de pistas, y otros tantos de zanjas, las 26 plataformas, las explanaciones y los tendidos de alta tensión del polígono eólico El Escudo a la mejora de la sostenibilidad y descarbonización». Y también dudan de que alguien vaya a asumir la responsabilidad de esa destrucción.
Los Colectivos destacan que el valor de las turberas es incalculable para hacer frente a la crisis climática y la pérdida de biodiversidad que se está viviendo en la actualidad, y son imprescindibles para la vida humana. Las turberas suponen sólo el 3% de los ecosistemas terrestres, pero en cambio absorben más del doble de CO2 que todos los árboles de la Tierra juntos. Son decisivas en la lucha contra el cambio climático. Y es por este motivo que estas turberas están protegidas por la legislación regional, nacional y europea y no se pueden dañar bajo ningún concepto. En este contexto, tienen claro que la Sierra del Escudo es un tesoro único que debe ser protegido a toda costa. Y es responsabilidad de todos exigir que así sea. «Destrozar las turberas de la Sierra del Escudo es una forma extraña de luchar contra el cambio climático», argumentan.
Desde los Colectivos Vecinales recuerdan que la misión del Gobierno de Cantabria y la de sus funcionarios públicos es la de proteger los intereses de la Comunidad y no los de empresas privadas, máxime cuando atentan de manera irreversible contra el patrimonio medioambiental de Cantabria. «Lo mismo que se defendió el pasado año en el Parlamento de Cantabria que esta industria era innecesaria y dañina en los valles del oriente, afirmamos rotundamente, con los datos de la comunidad científica, que también lo es en el resto de Cantabria», concluyen.