David contra Goliat
Grecia es ese país pequeñito que quita el sueño a mucha gente…¿cómo uno de los países menos relevantes de Europa puede dar tanta guerra?
Europa entera contiene la respiración ante los resultados de las elecciones generales más emocionantes de los últimos años.
Los resultados los conocemos en parte, sabemos que ganará Syriza, lo que no sabemos es si podrá gobernar a sus anchas o tendrá que pactar con un partido.
A priori, las coaliciones sería bastante improbables debido a las fricciones entre Syriza y los demás partidos como KKE (comunistas ortodoxos), To Potami (partido denueva creación) y Aurora Dorada (el partido de corte nazi cuya directiva se encuentra en prisión).
CAMPAÑA EUROPEA
No creo que haya habido unas elecciones más coaccionadas en los últimos años (desde el extranjero, se entiende).
La campaña electoral ha llegado a Bruselas y Alemania, desde donde se informaba de que la quita de la deuda vendría acompañada de la salida del euro y el consiguiente caos para el país heleno. Todo esto, se asocia a Tsipras, que es quien comenzó hace años hablando de no seguir pagando la deuda y sacar a la Troika de Grecia.
Tsipras ha moderado su discurso en los últimos meses, matizando que no tomará medidas unilaterales en cuanto a la condonación de la deuda…y dado que ha jugado a la ambigüedad con los griegos la idea que flota en el ambiente es de ¨esperar a ver qué pasa¨.
Todos queremos saber hasta dónde puede llegar Tsipras. Todos en Europa y especialmente en España dado el paralelismo entre el escenario político griego y español. Una vez más, España se mira en ese espejo heleno. Por otra parte, este paralelismo ha sido muy buscado por Pablo Iglesias y Alexis Tsipras.
Esto puede salir muy bien o desastrosamente mal y hacer cábalas que vayan más allá de un porvenir inmediato sería jugar a hacer futurología. La gestión de Tsipras en los primeros meses de su mandato afectará inevitablemente los resultados de las generales de noviembre en España.
El mismo Rajoy viajó hace una semana a Grecia para apoyar a Samarás (candidato de Nea Dimokratía) en su campaña. Este viaje, viniendo del presidente que en su día repetía como un mantra aquello de ¨No somos Grecia¨, cuanto menos, sorprende.
El apoyo de última hora de Rajoy a Samarás responde a un movimiento estratégico cuyos resultados tardaremos en conocer unos meses.
Si gana Tsipras y el caos se instala en Grecia, Samarás pasará a la historia como la alternativa seria que los griegos no se quisieron conceder. A los asesores de Rajoy les ha parecido buena idea que se le asocie a ese concepto.
El orden (PP-Nea Dimokratia) frente al caos (Podemos- Syriza), la templanza, los valores seguros y avalados por el tiempo y la exaltación, populismo y novedad. El ¨más vale lo bueno conocido que lo bueno por conocer¨ representado en vivo y en directo. No está mal como estrategia política pero no cuela.
Visto lo visto, en mi opinión el verdadero experimento es seguir votando a los de siempre, a los dinosaurios del poder, camaleones de mil batallas… y esperar que suceda algo diferente.
UN COCHE TELEDIRIGIDO
Tampoco estoy segura de que Tsipras sea ideal para Grecia. Cuenta con poca experiencia y en las elecciones de 2012 su partido casi rezaba para no ser elegidos pues no se sentían preparados. No sé qué han podido aprender en tan sólo dos años.
De lo que no tengo dudas es de lo que Grecia no necesita. El pueblo griego está asfixiado; en su panorama político sobran tecnócratas y faltan patriotas. Gente que de verdad ame este país y no más dinastías políticas al estilo de Juego de Tronos. Grecia no puede ni debe aguantar más humillaciones, necesita poner límites.
El interrogante que se plantea es si Tsipras puede ser esa persona que plante cara a Bruselas, a Merkel y a la Troika. Que devuelva la dignidad a este pueblo que se caracteriza por su orgullo patriótico.
Desde que pidió el rescate en 2010 Grecia es un coche teledirigido, un niño pequeño al que su padre le administra el dinero porque ha dado sobradas muestras de no saber hacerlo con prudencia.
Grecia debe reinventarse en muchos sentidos. La corrupción a pie de calle, el clientelismo y los famosos ¨fakelaki¨ (sobres que se pagan cuando uno tiene que hacer un trámite administrativo).
Todo eso tiene que quedar atrás pero de eso no tiene la culpa la Troika. Una deuda del 177% del PIB no se cocina de un día para otro y Grecia ha sido tremendamente indulgente consigo misma.
Pero lo que realmente nos morimos por saber es si David podrá contra Goliat. Atenas contra Berlín. El enano bueno contra el gigante manipulador y avaricioso. Esta es la auténtica novedad, mucho más que ver a una Grecia gobernada por la izquierda.
Lo que muchos de nosotros estamos expectantes por conocer es si se puede decir ¨NO¨ a Merkel y a Bruselas y en caso de que se pueda cuáles serían las consecuencias. El show empieza esta noche, preparad las palomitas.