
Santander vuelve a llenarse de feminismo en el 8M
Mediodía era el momento señalado para salir desde Puerto Chico y hacer cada vez más visible el color morado que tomaba la plaza punto de salida. En ese momento parecía que había menos gente que otro años. Sin embargo, una vez que la movilización se puso en movimiento, la cantidad de gente empezó a aumentar de manera significativa.
Miles de personas seguían a las Asambleas Feministas Abiertas de Cantabria y a la Comisión 8 de Marzo, las asociaciones convocantes de la manifestación. El día acompañaba perfectamente para poder decir alto y claro que la sociedad sólo puede funcionar mejor si la igualdad entre mujeres y hombres se hace real y efectiva.
«Hay que abortar este sistema patriarcal», vociferaban desde la cabecera de la manifestación. Mucho más atrás, las Percumozas ya le estaban dando ritmo al recorrido, aunque desde la parte delantera casi ni se las escuchaba, tal era la distancia entre quienes abrían camino y quienes lo cerraban.
Ana Bolado, de la Comisión 8 de Marzo, mostraba su preocupación porque, al comienzo del recorrido, las Percumozas no tenían espacio para salir de Puerto Chico. En realidad, no era tan preocupante. Significaba que se había acercado mucha gente a decir que lo verdaderamente preocupante es que haya un machismo que no retrocede y que amenaza con hacerse más fuerte y rechazar varios de los avances que se han podido palpar en las últimas décadas.
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Ambiente festivo, familias al completo, muchas mujeres jóvenes. Alguna de las mujeres presentes planteaba si no haría falta que hubiese más hombres jóvenes en una manifestación como esta. Si tenemos una generación que ha crecido, supuestamente, en igualdad, debería notarse en las calles en una fecha como esta. Dudas al viento de Santander.
La sociedad de hoy en día es ya lo suficientemente diversa como para no poder constreñirlo y encerrarlo todo en uno o dos modelos de persona y de familia. Por eso otro de los cánticos que se pudo escuchar durante el recorrido fue el de «con pene o con vagina, mujeres combativas». Lo importante es el objetivo final, no la manera de sentirse y querer ser.
Una vez en la Plaza del Ayuntamiento, los manifiestos de las convocantes no podían olvidar la mirada internacionalista que también tiene el feminismo. Especialmente, mirando hacia Gaza y el genocidio que está ocurriendo allí, pero también hacia otras zonas de conflicto, a lugares donde han quedado cercenados por completo, o casi, los derechos de las mujeres, como Afganistán, pero también mirando hacia sitios donde se están poniendo en riesgo por el avance de la ultraderecha. Y, al mismo tiempo, mirando hacia nuestra propia sociedad, española, europea, donde «se apela al militarismo para resolver conflictos y dirige las políticas públicas a un aumento de la carrera armamentística», como se pudo escuchar en la Plaza del Ayuntamiento.
En los manifiestos se recordaba que hay muchos derechos por ampliar, para mujeres trans, dependientes o discapacitadas, por poner algunos ejemplos. Y la necesidad de seguir avanzando para terminar con las violencias que sufren, aún, muchísimas mujeres en nuestro entorno. Las que nacieron y viven aquí, y las que han llegado desde otros lugares.
La corresponsabilidad en los cuidados, la educación en igualdad, los salarios dignos para acabar con la brecha salarial, legislar frente a la trata y la explotación sexual, mejorar el acceso a la vivienda digna, reformar la Ley de Extranjería y frenar las actitudes racistas y xenófobas, proteger a las mujeres que quieren ser madres o aspirar a una justicia climática con enfoque de género fueron otras de las exigencias de las organizaciones convocantes, así que como hacer un llamamiento a la juventud, para que no cese en las reivindicaciones y no compre los mensajes de odio que sigue habiendo hacia las mujeres y el movimiento feminista.