Los españoles le devuelven la primavera a Praga
España siempre fue un país emigrante, pero como sociedad se nos había olvidado hasta que con esta crisis estamos viendo el gran flujo de españoles que han tenido, y tienen, que marcharse al exterior a buscarse la vida.
Las estadísticas son difusas pero alrededor de dos millones de personas están actualmente residiendo fuera de España. El Gobierno puede llamarlo “movilidad exterior”, trastear con los datos o tratar de darle un aspecto positivo, pero lo cierto es que la opción preferida es ignorarlo.
Y es que a ningún Gobierno le gustan los altos índices de emigración, sobre todo cuando los que se marchan lo hacen gritando “No nos vamos, nos echan”. Esta “movilidad exterior” no es más que el fracaso de las políticas socio-económicas y laborales aplicadas. El que un alto porcentaje de los jóvenes con alta cualificación se repartan por otros países no hay otra forma de llamarlo que fuga de cerebros.
Incómodo es ya en sí mismo, pero cuando se aplican los aprendizajes de la globalización y estos emigrantes se reúnen y forman un colectivo la cosa ya pasa de molesta. Los emigrantes del pasado eran más individualistas, lo que les hizo convertirse en los grandes olvidados, pero las redes sociales y el tejido internacional ha permitido que los migrados actuales se involucren más entre ellos.
«MAREA GRANATE, COMO EL COLOR DE NUESTROS PASAPORTES»
Y de esa unión surgen iniciativas como la Marea Granate, un colectivo trasnacional existente por todo el mundo y que está formado por emigrantes del Estado español y simpatizantes, cuyo objetivo es luchar contra las causas y los culpables de la crisis económica y social que les ha obligado a marcharse.
Este colectivo nació a raíz de otros movimientos sociales como el 15M, del que se consideran la “extensión fuera del país”. ¿Por qué granate? Es el color de sus pasaportes, el símbolo de su “emigración forzada”.
En la Marea Granate Checa, o también llamada Asamblea Abierta de Praga, comenzaron a reunirse aproximadamente hace un año, “aprovechando” el boom mediático de Podemos, al que consideran que puede llegar a ser «una herramienta de cambio institucional».
Ahora se organizan en pequeñas asambleas semanales donde tienen espacios dedicados a la articulación social de los emigrantes españoles, a la discusión sobre las necesidades que tienen y sobre las distintas formas de reivindicación.
Además, también desarrollan ciclos de talleres y reuniones de diversos temas, como la que ha tenido lugar este mismo sábado ‘¿Qué hace un@ chic@ como tú en un lugar como este?’.
Su último proyecto es desarrollar una oficina precaria, es decir, un lugar que pueda ayudar a resolver los problemas particulares de la migración y su precarización. Este tipo de iniciativas ya existen en ciudades como Londres, Berlín o Viena.
Precisamente en Praga se encuentra un cántabro, Saúl Estrabón, que colabora activamente en esta Asamblea Abierta. Él se puede calificar como ‘afortunado’ dentro del colectivo de migrados, pues cuando decidió marcharse de Cantabria hace algo más de un año lo hizo con un trabajo más o menos estable.
Es guía turístico en Europa en una empresa española, y solía trabajar por temporadas, compatibilizando seis meses fuera de España y otros seis en Cantabria. Pero la precarización laboral le hacía muy difícil conciliar vida laboral y personal, un tema que en la Asamblea Abierta de Praga están tocando mucho, ya que, como dice Saúl “hay que entender que precarización y migración van de la mano, se retroalimentan”.
“LA EXPLOSIÓN DEMOCRÁTICA DEL 15M NOS HA HECHO PERDER EL MIEDO”
Los emigrantes de ahora son diferentes a los del pasado. Hace décadas la mayor parte de la emigración obligada era mano de obra poco cualificada, justo a lo contrario a lo que sucede ahora, que los jóvenes más preparados se ven obligados a marcharse ante un mercado laboral que tiene sus puertas cerradas de par en par.
También ha cambiado el modo de afrontar la migración. Actualmente se movilizan más, luchan contra la invisibilización a la que son sometidos.
El problema, como dice Saúl, es que “no interesamos, y pretenden decirnos que las causas de nuestra partida son también naturales, inevitables, económicas”.
“Existe un apagón informativo con respecto a cualquier tema social que venga del sur de Europa”
Por ese motivo desde estos colectivos luchan activamente para incidir en que su posición desplazada no es “ni mucho menos inevitable ni natural”, sino que “atiende a razones políticas”. La diferencia con los emigrados del pasado ha sido para ellos “la explosión democrática que supuso el 15M”, que les hizo “perder el miedo”.
La creación de estas asambleas le parece no solo necesaria, sino «saludable». “Si no existiesen, casi habría que inventarlas”, asegura. Saúl nos recuerda que el proceso de integración en un país como República Checa es muy complejo, pues depende del idioma o de la situación laboral. Las ventajas que suponen contar con un espacio de reunión en el que los compatriotas puedan juntarse a hablar y recibir asesoramiento colectivo son muy fuertes.
De cara al futuro, Saúl destaca que en general todos sienten mucha incertidumbre, aunque varía según la situación personal de cada persona. De todas formas, la denuncia vuelve a ser la misma: “La precarización es tan intensa que no queda demasiado espacio para proyectar un futuro a medio-largo plazo”.
CONFÍAN EN UN CAMBIO INSTITUCIONAL
Pese a estar fuera del país no apartan la vista de España. No son los que se han marchado sin mirar atrás, sino que vigilan muy atentamente todo lo sucedido dentro del país, y quieren ser partícipes de ello.
Y eso que es complicado informarse sobre las cuestiones españolas en estos países. Saúl nos cuenta que, de cara a la población local, “la información mediática que llega es inexistente, aunque empieza a existir cierto interés por lo que sucede en el sur de Europa”. Pese a eso, asegura que “existe un apagón informativo con respecto a cualquier tema social que venga del sur de Europa”.
Las elecciones municipales y autonómicas se acercan (en Andalucía ya ha llegado el día), y a las nacionales ya se les ve la patita. Y ellos confían en que traigan consigo un cambio institucional de manos de nuevos partidos políticos, sobre todo aquellos que puedan dar “poder político efectivo al 15M”, y que permita a los movimientos sociales “trabajar, expandir y solidificar el tejido social de una manera más intensa”.
“La precarización es tan intensa que no queda demasiado espacio para proyectar un futuro a medio-largo plazo”.
Pero antes de conseguir ese cambio, deben poder votar, y en este aspecto se vuelven a encontrar con una pared. El problema, nos cuenta Saúl, parte del actual sistema de voto rogado; es decir, “hay que elaborar un procedimiento burocrático de ruego para poder ejercer el derecho al voto desde el extranjero”. Y este procedimiento solo puede realizarse durante un periodo de tiempo muy corto, que muchas veces el interesado puede pasar fácilmente por alto al no tener mucha información pública.
Este sistema se implantó en el año 2011, mediante la modificación de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), acordada por el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista (PSOE).
En las últimas elecciones europeas ya se pudieron apreciar las consecuencias: de 1.724.390 exiliados censados, se computaron 27.571 votos (es decir, un 1.84%). Habían solicitado el ruego 81.039 personas, de las cuales ni el 40% pudo llegar votar.
No es de extrañar, por tanto, que consideren al voto rogado como “voto robado” y que lo clasifiquen como “sufragio censitario”. Uno de sus principales objetivos, por el que luchan diariamente, es modificar las garantías del derecho al voto para los exiliados españoles.
Por ejemplo, han organizado durante el próximo mes los «viajes electorales granateros», para aquellos que vivan lejos de sus Consulados y no sepan cómo o cuándo desplazarse para solicitar su voto.
Y por ello este sábado han organizado varios actos y marchas simbólicas a las embajadas, coincidiendo con las Marchas de la Dignidad del 22M. No solo en Praga, sino que otras ciudades como Bristol, Lyon, Marsella, Montevideo, Stuttgart o Dublín se han unido a la iniciativa.
Y es que marcharse no necesariamente significa abandonar ni olvidar.
Rafael
El párrafo sobre «el apagón informativo» es de traca. Si estuviésemos en los años 50 tendría sentido, pero qué sentido tiene pedirle a los medios checos que hablen de la situación social en España… Con internet te puedes informar igual que el que vive en España, estando en la otra punta del mundo.
Y a los medios españoles, ¿también les achacáis apagón informativo por no hablar de la situación social en Rep. Checa?
Y los inmigrantes son por razones económicas, pretender ahora que «atiende a razones políticas» es querer manipular mucho, o sencillamente hacerse la víctima.
Qué panfleto, madre mía….