Siempre me llamó la atención la historia de la Guerra de Corea. En los años de la Guerra Fría, las dos Coreas, la del Norte y la del Sur, libraron durante tres años una contienda bélico a cuyo término las cosas siguieron igual.

Escuchaba desde mi pupitre como don Julio lo contaba, de la forma en la que sólo él era capaz de hacer revivir la historia, y me preguntaba para qué había servido la dichos aguerra si al final estaban igual que antes.

En Cantabria el paralelo 38 siguen siendo, por alguna extraña razón, las líneas de tren, en las que estamos logrando una fascinante especialización: la de dedicarle un tiempo que no tenemos para seguir como estábamos antes de empezar.

Y así, nos hemos pasado la semana entre manifestaciones, comunicados y llamadas a Renfe en torno a la anunciada línea de Alvia que suprimía la parada en Reinosa (como había pedido el propio Gobierno de Cantabria), con las consiguientes críticas (no hay nada como las elecciones para hacer ver a un político que en realidad no es un conductor sino un pasajero).

Protestas que, de forma inusual, llevaron a Ignacio Diego a rectificar y buscar una solución intermedia, que pasaba por una lanzadera desde Reinosa.

Y en esas estábamos, doliéndonos por la falta de planificación, cuando cogió Renfe y anunció que nada, que pasaba del nuevo servicio y volvíamos a lo de antes. Hay quien lo ve como un triunfo.

REGRESO AL FUTURO

De modo que el tren dio marcha atrás y regresó a la estación de cabecera, en lo que no deja de ser un viaje en el tiempo en ferrocarril, al mejor estilo de Regreso al Futuro 3, que no tenemos claro si es la peor de la saga, pero que pensamos que está metida con calzador.

Ignacio Diego comunica la rectificación de la rectificación con el Alvia

Porque el PRC, que gobierna en Reinosa, ha querido convertir el Alvia en el frustrado AVE que se comió dos años de nuestro debate público en Cantabria para nada, para no tener ni un avance. Y el AVE en realidad era una reedición del complejo del aislamiento cántabro que tantos réditos le dio con la Autovía de la Meseta.

O sea, que así estamos, con la sempiterna falta de planificación en infraestructuras que tanto lleva criticando el Colegio de Caminos en Cantabria; con los partidos pensando que Reinosa es Iowa; con un Revilla entregado en la campaña a la baza de su nostalgia, como puso de manifiesto ayer en la presentación de la candidatura regionalista en Santander; y con un PSOE subido al tren de la protesta regionalista, repitiendo, de nuevo, su papel secundario respecto al PRC, como en sus años de gobierno.

LAS LISTAS DEL PP

En la comunidad que rechazó tantas cosas, el único tren del que nos bajamos (y que terminará también llevándonos adonde estábamos) es el de la ejemplaridad, como confirmaba el PP al presentar sus candidaturas a los ayuntamientos para las inminentes elecciones de mayo.

El PP registrando sus candidaturas

Unas listas en las que podemos ver como candidatos a alcaldes imputados por los tribunales, como los de Noja, Ramales de la Victoria (el polémico propietario de la constructora Copsesa), Alfoz de Lloredo, Castro Urdiales,  Santa María de Cayón y el ahora exalcalde de Liérganes, a los que la dirección regional disculpa porque son imputaciones en fase previa, de instrucción judicial (aún no ha habido juicio), y porque son asuntos administrativos.

Un PP que, tras aludir al miedo a que partidos divididos gobiernen Cantabria, tampoco las tiene todas consigo en la semana en la que tres concejales ‘populares’ de Piélagos mostraron en el Pleno su enfrentamiento con el alcalde, en la que un miembro confirmado de la lista de Torrelavega se ‘cayó’ de la candidatura.

Yy en el que no se ha incluido en la lista al secretario general del PP en Laredo, Ramón Arenas, cuestionado por sus formas tras las quejas sobre los procesos de selección de contratación de parados y denunciado por amenazas a el editor de un medio digital; mientras que para San Roque de Riomiera ficha a un alcalde del denostado (por ellos) PRC.

EL TREN QUE NO SALIÓ

El tren que descarrilló antes siquiera de hacer de su primera parada ha sido el de la confluencia de los partidos de izquierda, tras la salida de Equo y los independientes de Ganemos Juntos Cantabria, la coalición en la que se queda ahora una Izquierda Unida bastante decidida a concurrir a las elecciones con su propio nombre, como confirmaba en Buenas Tardes Cantabria la candidata Mercedes Boix (que estará acompañada en la lista de miembros de colectivos sociales ligados al fracking o la educación pública, entre otros).

La fórmula de Ganemos Juntos no salió adelante

Después de sellar el acuerdo y realizar varias presentaciones públicas, los dos partidos y los independientes regresaron, también, al paralelo 38, a donde estaban antes, quizás más atrás, por la posterior búsqueda de responsabilidades en la ruptura de un proceso que había despertado expectativos en los pasajeros progresistas.

A ese punto de inicio de hostilidades tras la guerra fría, como en Corea, se ha llegado ya en Podemos, con dos bandos bien definidos a cada lado de un paralelo 38 que ha llegado a los tribunales, con la presentación de una demanda por parte de Juanma Brun, (secretario del partido en Santander y frustrado rival del candidato José Ramón Blanco en las primarias) pidiendo la anulación del proceso del que fue apartado.

Traducido: en la Cantabria en la que todo se acaba complicando siempre para volver al punto de partido, un enrevesado giro judicial del guión, si prosperase la demanda, podría suponer la anulación de las elecciones cuando el candidato ya estaba elegido y realizando actos y acciones de cara a la próxima parada de la campaña electoral, como la presentación de la lista o el sistema de microcréditos para financiarse y trasladar el mensaje de independencia respecto al sector bancario.

La de Podemos es una guerra fría comparable a la que mantienen entre sí Ciudadanos y UPYD, tensa en lo regional y más agitada en lo nacional, en una semana en la que, todo hay que decirlo, son de los pocos partidos que no han dado de que hablar.

EN SANTANDER, METRO LIGERO

En Santander, la capital en la que más posible es que el paralelo 38 se siga manteniendo, no circulan trenes pero se habló en su día de un metro ligero, una de las primeras infografías de De la Serna cuando apenas era concejal, y una de sus principales promesas de aquella su primera campaña, no cumplida, entre otras cosas, por las observaciones críticas del Gobierno de Cantabria.

Al metro de Santander se van subiendo nuevos candidatos, como Juan Mazarrasa en Por Cantabria Sí  (o sea, la marca de La Unión de Rafa SEbrango y de la ex alcaldesa socialista de torrelavega Blanca Rosa Gómez Morante).

O Antonio Mantecón, por Santander Sí Puede (el partido que han impulsado miembros de Podemos Santander, no respaldado por Podemos Cantabria, partido en el que milita Mantecón y al que pedía expresamente una opinión al respecto, después de que un miembro de la dirección pidiera el voto para otro partido que se presenta en Santander, Compromiso por Cantabria, cuyo candidato es el exregionalista Paco Sierra.

Nuevos partidos que se suman a los más clásicos, con un regionalista Fuentes-Pila que ayer, en el acto de presentación de su candidatura, se reivindicaba como la alternativa frente al PP, y con un socialista Pedro Casares comprometiéndose a tratar de una forma mejor (es decir, sin descalificaciones) a los nuevos colectivos sociales que vienen apareciendo en la capital, los que poco a poco están tejiendo una auténtica, necesaria y algo efectiva red de cercanías en la ciudad.

¿Complicado el panorama electoral? Lo peor es que  el único capaz de hacer entender algo tan complejo, don Julio, ya no está para explicarlo

OPINIÓN LIBRE Y SIN COMPROMISOS GRACIAS AL APOYO DE NUESTROS SOCIOS. HAZTE SOCIO AQUÍ .