La prueba del nueve de Revilla y del PSOE
Ya no nos acordamos. Éramos pequeños, era la EGB y te aprendías de memoria la tabla de multiplicar. Y luego había una regla para saber si las operaciones artiméticas te habían salido bien. Era la prueba del nueve.
En una Cantabria en la que los partidos más clásicos están acumulando demasiadas rencillas que devolverse, el nuevo Gobierno, con Miguel Ángel Revilla a la cabeza, también tiene su propia forma de comprobar si efectivamente son distintos a lo que criticaban o si nos vamos a ver embarcados, de nuevo, en una legislatura de «y tú más». En una legislatura más.
Es la prueba del nueve de la regeneración democrática.
1. No abusar de la herencia recibida. No hace falta pasarse todo el día recordando que los otros lo hicieron mal. Ese no puede ser el único discurso político, y los votantes ya lo saben. Por eso votaron. Y si se repasa lo que hicieron los otros, de forma transparente, con todos los documentos y sin esperar al mejor momento. Hacerlo y punto.
2. No deshacer todo lo que hicieron los otros: a los partidos se les olvida, pero sus miembros son seres humanos, y hay cosas que hacen bien y otras que hacen mal. El PP hizo mal en desmontar todo lo que hicieron el PSOE y el PRC. Socialistas y regionalistas tienen ahora la oportunidad de demostrar que no son iguales, porque cabe la posibilidad de que el PP hiciera alguna cosa bien, ¿No?
3. No perseguir a la oposición: No pasarse meses o años persiguiendo a la oposición: aquí entra lo de las comisiones de investigación. Dos hizo el Partido Popular, sobre temas de los que disponía de abundante documentación porque era documentación del Gobierno. Los ajustes de cuentas en temas delictivos, al juzgado.
La oposición se merece un respeto: también representa a gente. Ignacio Diego llegó a pedir la dimisión de los dirigentes de los partidos rivales, y apenas mantuvo encuentros institucionales con ellos, reuniones para abordar temas de interés para Cantabria.
Si hay una legislatura buena para enterrar el «Y tú más», es esta
Y si piden información, se les da de forma concreta, sin emplazarles a «ganar las elecciones» para tenerlo ni acusarles de no darlas ellos.
Por otra parte, el Gobierno PRC-PSOE, como tal, no tiene mayoría absoluta. En el pasado sucedió que el bipartito se comportó como una mayoría absoluta, que el resultado de cada lunes era 20-19, un rodillo exactamente igual que el de la mayoría absoluta del PP; ahora suman 17. En el primer pleno se ha dado la fórmula 20 (PRC-PSOE-Podemos)-13 (PP)-2 (abstención de Ciudadanos). Esperemos un poco de variedad en la aritmética parlamentaria, que significará que se dan acuerdos puntuales con el resto de fuerzas: el diálogo que han pedido los ciudadanos con sus votos en las urnas.
4. Apostar de verdad por la transparencia: esa es la mejor forma de evitar futuras comisiones de investigación. Que cuenten todo lo que están haciendo, con pelos y señales, y sobre todo, papeles. Pliegos, concursos y adjudicaciones en la Web, y fáciles de encontrar.
5. Un poco más de rigor en el manejo del dinero público: ¿Qué tal si empezamos a hacer estudios previos y exigencias posteriores antes de dar dinero público a una empresa? Para evitarnos futuros Néstor Martins, o para no pensar que le dimos dinero a Tubacex sin reflexionar siquiera sobre que dependía de los precios del petróleo, ahora subiendo y amenazando la actividad, según la propia empresa.
6. Que asuman que ellos no podrán cambiarlo todo: si algo aprendimos del discurso de los 100 días, es que la administración es lenta y llega donde llega. Por el mismo motivo, estuvo mal que el PP responsabilizara a Revilla de echar a gente a la calle, por el paro, con sus propias manos. Esperamos que Revilla no haga lo mismo, aunque en el Parlamento hayamos escuchado debates de los partidos calculando cuantos desempleados les corresponden a cada uno. Sucedió; que no vuelva a pasar.
Dicho de otro modo: un poco de humildad. Vender que el Gobierno de Cantabria lo va a arreglar todo, la economía y lo que sea, es una falta de respeto a los empresarios y trabajadores que hacen economía real día a día, y a la sociedad civil que consigue cambios con sus reivindicaciones.
Y no es realista: hay un mundo exterior; hay empresas internacionales con más poder que el Gobierno regional; hay un partido con una dirección central que te va a imponer normas en función de sus estrategias; hay un Gobierno central del que también dependen obras y proyectos…. A lo mejor resulta que no se tiene tanta capacidad como se creía.
7. Respeto a los que critican y se manifiestan: no nos gustó ver a Nacho Diego mandando callar al rector de la Universidad, suprimiendo consejos de participación que le criticaban, encarándose con sindicalistas, trabajadores de Sniace o profesores de la educación pública, ni escucharle decir que detrás de una pancarta no se cambia nada, ni a sus consejeros descalificar a manifestantes por sus fines políticos.
Entre otras cosas, porque gracias a la gente que se puso detrás de una pancarta los partidos políticos empezaron a preocuparse por el fracking, los desahucios o la protección del medio ambiente, problemas todos provocados por la pasividad de los partidos.
Esperamos que Revilla y sus consejeros no caigan en esa tentación, en la que, por cierto, sí cayeron en legislaturas anteriores, cuando descalificaron a los que se oponían al plan eólico.
8. Abrir un poco el abanico: no hay qué adjudicar todo siempre a las mismas empresas, no hay porque centrarse en unas únicas asociaciones, por muy bien que nos caigan o mucho compromiso que tengamos con ellas.
Cantabria es plural, lo han dicho las urnas. Sus compromisos de partido no son los de los cántabros. Y la administración no pertenece al partido.
9. Un poco de responsabilidad: si haces algo mal, puedes poner en práctica una fórmula aplicada en el mundo real. Aceptarlo, pedir disculpas, enmendar el daño, no volver a hacerlo. Y si las responsabilidades suponen que alguien se tiene que ir a casa, pues se tiene que ir. En el mundo real no se espera a dentro de cuatro años para pagar las consecuencias de un error.
Sobre todo si es tuyo: ya está bien de culpar al empedrado o de buscar un culpable. Eres humano, te puedes equivocar y puede ser culpa tuya.
Esa es la prueba del nueve democrática a la que se enfrentan socialistas y regionalistas, la que, desde luego, no cumplieron en el pasado; la que tienen ahora la oportunidad de poner en práctica para demostrar que no son lo que criticaban y que son capaces de resistir al sectarismo de partido. Es la suma que, por una vez, no puede salir mal.