Lo que muchos temíamos se materializó ayer. No habrá una única lista de Unidad Popular. O quizá sí, depende lo que cada uno entienda por Unidad Popular.

Entre los requisitos estaban la participación desde abajo, la elección de las candidaturas por primarias y la no sopa de siglas.

Pero como digo, cada uno lo entiende como quiere. Y no voy yo ahora a descubrir algo que no se sepa ya, sino a poner sobre la mesa, sobre el papel, que no es lo mismo predicar que dar trigo.

La participación desde abajo es aquella que se promulga a los cuatro vientos mientras todo lo decide Pablo Iglesias (o Coleta Morada, auto-apelativo).

La voz de los Círculos (algo «similar» a las asambleas locales de Izquierda Unida de toda la vida, por más que algunos se empeñen en haber descubierto la Democracia participativa) no es más que un susurro que apenas llega a la vuelta de la esquina.

Podemos ha pasado de ser un movimiento político y social horizontal a ser un partido vertical. Y en ese camino hacia la verticalidad se ha encontrado en sentido contrario a la Izquierda Unida de Alberto Garzón, que tras años de cierto estancamiento y hermetismo, típico de partidos tradicionales, ha vuelto a su esencia de movimiento político y social.

En cuanto a las primarias, uno no sabe si reír o llorar, porque tiene tela. Hemos tenido a Podemos y Equo repitiendo hasta la saciedad que las primarias eran una línea roja mientras Izquierda Unida se mostraba recelosa.

Y una vez que la formación de Anguita acepta esa línea roja (morada en muchos casos) para impulsar entre todos candidaturas de unidad popular, te encuentras con que Podemos diseña las suyas propias de tal manera que acaben siendo elegidos «los elegidos”, válgame la redundancia, (cuando no te encuentras con pucherazos).

Y Equo, cuyas primarias eran ejemplares (aunque no las primeras, ya que en 2007 Llamazares fue elegido candidato de IU para las elecciones generales de marzo de 2008 por este método), sale a subasta colocando a su líder, Juan López de Uralde, como cabeza de lista de Podemos en una de las provincias vascas. Primarias, las que tengo aquí colgadas.

Los regeneradores de la política la han convertido en un espectáculo, una suerte de mercado de fichajes. Compran personas y no programas, ideas y propuestas. Hace unos días, Bescansa pedía a Alberto Garzón que dejara «la mochila» que representa IU y se marchara a Podemos.

Él se ha mantenido firme (pese a los ataques desde todos los frentes, incluso desde dentro de su organización): su proyecto es IU y la apuesta por una candidatura unitaria que englobe a todo el mundo sin que nadie se vea obligado a perder su identidad. Él se ha mantenido firme, con su mochila republicana, feminista, ecologista y de clase. Con memoria y organización. Con aciertos y errores.

Es lo que tiene ser coherente y no renunciar a tus ideales. Es lo que tiene no vaciar una mochila para llenarla “con lo que diga la gente”. Pues al vaciarla de contenido, al hacerla un ente abstracto, indefinido, pueden llegar otros (Ciudadanos) que dominan mejor esa retórica y tienen mayor favor del Sistema y ganarte la espalda.

Para finalizar, es curioso lo de no querer pactos de partidos ni “sopas de siglas” y el último ejemplo de ello es Catalunya sí que es pot.

También es curioso que los pactos (confluencias, perdón) sólo se promuevan desde Podemos en aquellos territorios donde su presencia es minoritaria (caso de Galicia, Cataluña, País Vasco o Comunidad Valenciana) y argumenten “la singularidad de esos territorios”. Que son singulares ya lo sabemos, pero no tomen por tonta a la gente (ni a sus propios “afiliados”).

Y tras todos estos meses de idas y venidas, de trabajo en común y por separado, resulta que es Alberto Garzón el único que se ha mantenido de forma coherente, sin ocultar lo que es y defiende. Por algo le querrán con tanto ahínco…(quiero pensar que es amor y no temor a perder unas primarias contra él).

Y mientras, la derecha, de risas… Pero bueno, no preocuparse, siempre nos quedarán las próximas elecciones… y las municipales, donde sí estuvimos todos.

O que en estos días, todos, todas, nos demos cuenta que sólo yendo en una candidatura conjunta y plural, representativa, con un programa rupturista único, seremos capaces de plantar cara y devolver la dignidad a nuestras gentes y nuestros pueblos.