La senda costera sigue sin solución un año después
La Asamblea en Defensa de la Senda Costera volverá a reunirse esta tarde en el Hogar San Pablo de Cueto, a las 20 horas, para repasar la situación actual del proyecto, analizar las respuestas de las administraciones y estudiar los pasos a seguir.
Un encuentro que se va a producir en el primer aniversario de este movimiento social que paralizó los trabajos excesivos entre la Virgen del Mar y el Faro de Cabo Mayor, porque acaba de cumplirse un año (el 23 de octubre de 2014) de que los primeros vecinos de la zona norte de la ciudad se opusieran al avance de las máquinas en la playa de El Bocal.
Se plantaron ante las excavadoras de la constructora encargada de los trabajos después de reiterados anuncios por parte del Ayuntamiento de Santander, en el sentido de que las obras se paralizarían, cuando en realidad avanzaban a toda velocidad causando daños ambientales en la zona.
Desde entonces, han estado a la vanguardia de la petición de información a las administraciones y de las soluciones para revertir los trabajos excesivos, que plantearon ante una comisión mixta creada por el anterior equipo de Gobierno (PP), en la que estaban los grupos municipales y todas las administraciones implicadas.
Pero todo sigue en stand by: las obras se paralizaron y el contrato con la empresa adjudicataria se rescindió, pero el asunto no está cerrado porque todavía no hay un nuevo proyecto de reversión de las actuaciones y se desconoce el importe de la indemnización a la empresa adjudicataria.
Dragados ha reclamado la indemnización pero el Ministerio de Medio Ambiente ni la Demarcación de Costas (Delegación del Gobierno en Cantabria) han informado del importe definitivo con el que se cerrará el expediente.
El proyecto salió a licitación por 1.968.635,2 millones de euros y la empresa bajó hasta los 978.608,05, una bajada en la oferta de más de un 50%.
REPAROS, INCUMPLIMIENTOS, ILEGALIDADES
Desde la aprobación del proyecto de la senda costera de Santander hasta el inicio de su ejecución pasaron 12 años (de 2002 a 2014), un periodo en el que se aprobaron nueve normas a las que el proyecto definitivo no fue capaz de adecuarse.
Entre ellas, el Plan de Sendas del Gobierno autonómico, que estima presupuestos no superiores a los 200.000 euros para proyectos como el de la senda costera; o las directrices medioambientales autonómicas, que se incumplieron en cuestiones como la pérdida de visibilidad al mar, con el levantamiento de empalizadas, el uso de firme artificial en el camino y actuaciones en afloramientos calizos como el del Panteón del Inglés.
Incluso, el Estado desoyó un informe, un Estudio de Alterativas de la comunidad autónoma en 2003 que pedía una senda costera más natural
Los activistas de la Asamblea en Defensa de la Senda Costera, que se constituyó formalmente como asociación, han denunciado a lo largo del tiempo todas estas cuestiones, pero la respuesta de las administraciones se ha caracterizado por ser lenta y opaca ante las demandas de información.
El Ayuntamiento de Santander recibió un tirón de orejas del Ministerio de Medio Ambiente, a preguntas en el Congreso de UPyD, por no haber aportado a los vecinos información complementaria a los periodos de información pública, y el Gobierno de Cantabria ha advertido que el Estado tendrá que respetar sus directrices.
El Defensor del Pueblo ha pedido información urgente en reiteradas ocasiones, que ha sido denegada hasta el punto de advertir a estas instituciones sobre las consecuencias de ocultar información.
En uno de sus informes ha llegado a señalar que el Estado incumplió la Ley de Costas.
FALLOS DE DEMOCRACIA LOCAL
La oposición ciudadana al proyecto de la senda costera dejó al descubierto la enorme distancia entre vecinos e instituciones, pero no sólo, porque también reveló las diferencias entre los ciudadanos y las directivas de las asociaciones de vecinos, entregadas a la posición oficial.
El movimiento contra la senda costera surgió inicialmente de los barrios santanderinos por donde transcurre: Cueto, Monte y San Román.
En un momento dado, llegó a darse la situación de que la Asociación de Vecinos de Cueto sometió a referéndum una alternativa propuesta por el equipo de Gobierno (PP) del Ayuntamiento de Santander, que no satisfacía a la Asamblea en Defensa de la Senda Costera.
Y por primera vez en mucho tiempo, la directiva se quedó sola, en una votación que perdió por un amplio margen (11 votos a favor de la posición política del PP frente a 41 votos en contra).
Después de este ensayo de democracia vecinal, que se saldó con la derrota de la postura de los populares santanderinos, las asociaciones de vecinos de Monte y San Román no llevaron a cabo la misma votación y pasaron a una ofensiva en los medios oficiales contra los activistas de la Asamblea en Defensa de la Senda Costera.
Este movimiento fue uno de los más activos e incisivos, en los meses y semanas previas a las últimas elecciones municipales. El alcalde, Iñigo de la Serna, llegó a descalificar a las distintos colectivos que se han opuesto a sus políticas con el término de “plataformitis”, ligando sus reivindicaciones a una estrategia partidista electoral.
El pasado 24 de mayo el Partido Popular se dejó 16.500 votos, cuatro concejales y, por primera vez en mucho tiempo en la capital cántabra, la mayoría absoluta. Sin embargo, el PP conserva el poder tras el pacto de investidura con Ciudadanos.
Los planes en la zona norte de Santander desbordan a la senda costera, según han denunciado los activistas de la Asamblea en reiteradas ocasiones. Así, está planeado un campo de golf dentro de un conjunto de actuaciones enmarcadas en el Parque Litoral Norte, proyecto del que el Ayuntamiento ha dejado de informar.