Y nadie hizo nada

Tiempo de lectura: 5 min

(La semana pasada las asociaciones ALEGA y Arcópoli denunciaron una agresión homófoba que había sufrido una pareja gay a la salida de una discoteca en Torrelavega)

En las llamadas sociedades pos ilustradas el comportamiento socialmente aceptado como “lo normal” se define en lo que el pensamiento moderno ha venido en llamar “espacio público”.

Así decidimos de qué manera comportarnos, como relacionarnos, lo que es o no apropiado. Nos vamos dotando de una moralidad de carácter social que determina la forma que tenemos de juzgar a nuestros semejantes y a nosotras mismas.

Sin embargo, no olvidemos que, la mayoría de las veces, todas estas formas de ver las cosas nos vienen dadas y, por lo tanto, no cuestionamos las normas que rigen nuestra cotidianidad por muy cargadas de prejuicios que puedan estar.

Ir de la mano con nuestra pareja del mismo sexo se convierte entonces en ese “gesto que marca la diferencia”, que visibiliza una realidad frente a quienes quieren recluirla en un ghetto,  relegarla a la marginalidad o encerrarla en el oscurantismo de la esfera privada. Como si no existiera, como si fuéramos una anomalía del sistema.

«ESO NO ES LO NORMAL»

La “dictadura” de lo políticamente correcto acepta afirmaciones como: “A mí no me importa siempre y cuando lo hagan en su casa” o  “yo lo respeto pero eso no es normal”.

Stop homofobia

Stop homofobia

Y tantas expresiones que no hacen sino justificar espacios de impunidad y maltrato, además de esconder esta homofobia de nuevo cuño en la que el respeto y la tolerancia se confunden con indiferencia  o simplemente con hipócrita permisividad.

Nuestra identidad prefijada de rosas y azules, de príncipes y princesas, del “sexo fuerte” y “el sexo débil”, como si de la costilla de Adán se tratara, nos deja poco espacio para una Libertad  sin más servidumbres que la libre voluntad de individuos que se consideran libres.

Es la fórmula de una sociedad donde el Padre manda y organiza (patriarcado). En la que la mujer queda relegada a mera acompañante en sus diferentes versiones de madre de, esposa de, hija de,  y todos los posesivos que a lo largo de su vida la encadenan a su propia negación.

Dentro de estas palabras se esconden relaciones de segregación, discriminación,  poder y dominación, de lo que significa ser Hombre, sobre quienes no nos identificamos con el canon dominante.

Un canon en el que la Religión, de alzacuello, burka o Kipá, ha dejado una huella tan profunda que incluso ha calado, como sustrato de esta moralidad llamada laica, en una sociedad que cosifica todo y en la que a todo se le pone un precio vaciándolo de su verdadero “valor”.

Quienes cruzan la línea de esa moral construida a imagen y semejanza de su dios maltratador pagan el peaje de la violencia y la intolerancia. Nadie debe quebrar nuestra natural convención de cromosomas X ó Y.

AZULES, ROSAS Y GRISES

De esta manera, en el momento que mi novio y yo decidimos caminar de la mano por la calle, lo que para nosotros  es un acto de normalidad para los dictadores del dogma  se convierte en un gesto de insumisión.

Incapaces de entender nada, porque les da miedo buscar respuestas y hacerse preguntas sobre todo aquello que les han revelado, se aferran como fanáticos a sus “becerros de oro”.

Necesitan certezas para no caer en el vacío de su propio  pensamiento vaciado. Mientras, una esvástica se va dibujando en su córnea sin que sean apenas conscientes de ello, o siéndolo.

Y es que el molde se forja en las fraguas de la intolerancia y el dogmatismo. Quienes encajan, a veces, son incapaces de cuestionarse nada más y viven felices intentando no romperlo. Se dejan la vida en ello.

Otros no encajan del todo  pero, pese a ello, mutilan cuerpo y alma para intentar encajar en las medidas impuestas. Se consideran seres imperfectos y sufren toda la vida, avergonzados por no dar la talla y convirtiéndose, paradójicamente,  en más “papistas que el papa”.

Contra la homofobia

Contra la homofobia

Acomplejados, inseguros, ven  la violencia como la única forma de purgar ese pecado original que les acompaña.

El macho alfa debe prevalecer. La calle, la esfera pública, debe quedar limpia de aquellos locos que quieren ensuciarla con su desviación de la senda marcada. Para  más I.N.R.I  tienen la osadía de hacer de esa diferencia el estandarte de su libertad, de su identidad, de su orgullo, de su felicidad.

Les odias por ello; no entiendes que lo que a ti te avergüenza  les haga sentirse orgullosos. Son piezas defectuosas que no encajan en tu perfecto rompecabezas de azules y rosas. Y tú odias lo que no comprendes.

Toda la vida atrapado en la ceguera de un daltonismo que no tolera  ver azul con azul, o rosa con rosa. O que el rosa quiera ser azul, o viceversa. O que no haya ni rosas ni azules, simplemente colores de una realidad cambiante a golpe de parpadeo.

El viejo pintor murió y tu paleta está llena de nada. Por eso cuando nos ves tienes la necesidad de golpearnos. Porque tu mundo es  tan insignificante, tan lleno de complejos y temores, que lo reduces todo a un  cromatismo que no es más que mediocridad en pinceladas de blanco o negro. Quizás por eso “nadie hizo nada”.

Precisamente, por eso mismo, no podemos continuar impasibles.

 

Mostrar comentarios [2]

2 Comentarios

  • Héctor Vicente Delgado
    27 de octubre de 2015

    Coincido plenamente con la visión que plasma José en estas lineas.
    El mundo de los grises donde todos deberiamos acomodarnos, expandir nuestros limites morales, alejados de dogmas y convenciones.
    En ocasiones, da miedo salirse del camino marcado por Dioses justicieros, no vaya a ser que se abra el suelo y nos dirijamos derechitos al purgatorio para redimir nuestros pecados.

    • Jose Elizondo
      Jose
      27 de octubre de 2015

      Gracias por tu comentario Héctor,que bueno… tienes toda la razón…

Los comentarios de esta noticia está cerrados.

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.