Santander y el lenguaje: dos referentes que se cruzan
La persona que posiblemente más sepa de la historia de Santander hablará este jueves en la Librería Gil de uno de sus protagonistas desaparecidos.
En el cerebro de José Ramón Saiz Viadero entran varias enciclopedias. Una de historia del cine en la comunidad autónoma. Otra sobre periodismo y periodistas. Y otra sobre Santander, con un dominio de la historia de la capital, además, de la historia menos contada, la menos oficial y la que más pegada está a pie de baldosa.
La trayectoria de este militante del Partido Comunista, que sabe lo que es sufrir problemas de libertad de expresión (son ya parte de la pequeña historia de hace décadas los constante ataques ultras a su librería) ha sido ya reconocida en distintas ocasiones, por entidades como la Plataforma de Empresas Culturales o el Gremio de Editores, entre otros muchos.
Suyo ha sido el recordatorio trasladado a todos los grupos políticos del Ayuntamiento de Santander de que la capital Smart sigue teniendo como alcalde honorario, repetimos, honorario, al dictador Francisco Franco, incumpliéndose así la Ley de Memoria Histórica y un acuerdo plenario contra los símbolos y distinciones que ensalcen a figuras de la dictadura.
Este jueves, a las 19.30 horas en la Librería Gil, en la Plaza Pombo, hablará sobre su amigo, el publicista santanderino, ya fallecido, Eulalio Ferrer, en una charla que llevará el título ‘Habla en español: de Eulalio Ferrer: ficción, ensueño y realidad’, dentro del ciclo de conferencias ‘Charlas en la librería’.
Por desgracia, Eulalio Ferrer no pudo tener en la historia local de Santander todo el protagonismo, todas las capacidades que efectivamente demostró en el exterior, porque fue una de esas víctimas de la guerra que sobrevivieron.
Porque en la Guerra, hay víctimas que son los fallecidos, pero también los que se quedan, y los que se marchan para sobrevivir, y ese fue el caso de esta santanderino vinculado al bando republicano que se marchó, como tantos, a México, previo paso por un campo de concentración sobre la playa, en Francia.
Allí, tras muchas penurias iniciales, se convirtió en un prestigioso profesional del mundo de la publicidad, llegando a escribir una enciclopedia de lemas publicitarios referencia para muchos, en una trayectoria que combinó con una constante preocupación por el idioma español y por una de sus obsesiones, la figura de ese Quijote que le salvó la vida en el campo de concentración. El hombre que enloqueció en el libro evitó que el enloqueciera en la vida real.
Ferrer promovió todo tipo de estudios y homenajes al Quijote, incluido un museo consagrado a él en México o la estatua en la playa del Sardinero, uno de las pocas sobre el ingenioso hidalgo que mira al mar.
Eulalio Ferrer es ya el nombre de una cátedra universitaria, de un premio internacional ligado a la UIMP, de un hogar del jubilado o de una calle en Santander (con la que se consiguió eliminar del callejero franquista a la calle Falange Española).