El Ayuntamiento de Santander consigue un piso de Liberbank a la familia desahuciada
El Ayuntamiento ha cedido un piso procedente de Liberbank, la antigua Caja Cantabria, a la familia que estaba pendiente este jueves de un desalojo de la vivienda en la que residían en régimen de alquiler por un propietario privado en la Travesía de Valderrama, entre Floranes y San Fernando.
La comunicación les llegó ayer a última hora de la pasada noche, cuando les entregaron las llaves, y la vivienda está ofrecida por Liberbank en régimen de alquiler social.
La PAH-Stop Desahucios de Santander y Cantabria convocó este miércoles una acción para frenar este desahucio, que estaba previsto a las 10:00 horas y que han conseguido que se retrase hasta las 13.00 horas.
En estos momentos la familia procede a recoger sus enseres, ayudada de activistas que secundaron el llamamiento (una veintena), a los que se ha unido el concejal de Ganemos, Antonio Mantecón, a pesar de la oposición de los propietarios a retrasar inicialmente el desalojo. «Ni una hora más», ha dicho la representante de la familia en primer momento, «la demanda está puesta desde el 24 de junio».
LA FAMILIA TIENE DOS HIJOS, UNO MENOR DE EDAD
Este desahucio lo ha ordenado el Juzgado número 2 de Santander, después de varios intentos de negociación a varias instancias, y negándoles este mismo miércoles el retraso de una semana que solicitaba la familia por no tener un hogar al que acudir.
El matrimonio, compuesto por Luis y Rocío, ambos de 46 años, se encuentra actualmente en paro y no cobran ninguna ayuda. Tienen dos hijos varones, uno de 20 años que actualmente está en búsqueda activa de empleo al igual que sus padres, y un niño de 7 años al que la familia ha tratado de ocultarle la verdad de su situación.
«Solo pido que me dejen sacar mis cosas. Entre hoy, como mucho mañana», suplicaba Luis. «Nos han dado las llaves del piso a las once de la noche, sino ¿dónde voy? Tengo un niño de 7 años, ¿qué me quedo en la calle o que vengan los servicios sociales y me lo quiten?».
«A él le hemos dicho que nos cambiamos de casa, y de hecho está ilusionado por elegir habitación», contaba a los medios su padre. Las ayudas públicas de la familia están en proceso, pero seguramente hasta el mes que viene no llegarán.
«Todo el mundo se ha volcado. El señor Revilla se ha volcado, el señor Iñigo de la Serna se ha volcado con nosotros», ha dicho Luis, que se ha reunido con ambos durante este tiempo. «Que no estoy pidiendo nada, solo unas horas para sacar mis cosas», insistía, «que no le debo nada a la dueña».
Tras una primera reunión con el Ayuntamiento de Santander, el alcalde, Iñigo de la Serna, les ofreció plazas en el Centro de Acogida Princesa Letizia, pero la familia lo rechazó para no crear traumas en el niño. A partir de ahí, el Ayuntamiento ha trabajado para lograr una vivienda, que finalmente ha cedido Liberbank.
La nueva vivienda se encuentra situada en General Dávila y, según ha relatado Luis, aún quedan varias reformas para hacerlo completamente habitable y el Ayuntamiento se ha ofrecido a arreglarlo durante esta semana. De ahí que pidieran el retraso al Juzgado.
«El otro piso está para entrar pero hay que hacerle cosas y no ha dado tiempo», relata Luis. «No tenemos ni calentador ni nada. EL Ayuntamiento lo va a arreglar rápido, supuestamente irá alguien entre hoy y mañana porque se esperaba que el juez nos diera 8 ó 10 días más, pero nada».
TODO POR 400 EUROS DE DEUDA
Su historia comenzó en septiembre de 2014, cuando la familia pagó por adelantado 6.600 euros, correspondientes a las mensualidades de un año, además del aval de un mes (550 euros). Sin embargo, en junio de 2015 los propietarios presentaron la demanda de desahucio alegando impagos en los suministros.
En ese momento todavía quedaban de pagar tres meses, es decir, 1.650 euros y el correspondiente aval. En total, 2.200 euros. La deuda, por suministros, que tenía la familia en ese momento era de 932 euros y el juzgado de primera instancia nº 2 de Santander dictó sentencia poco más de dos meses después. «Muy rápido, la dueña del piso es abogada», matizaba Luis.
La familia ha relatado que estos recibos se les enviaban de 4 en 4 o de 5 en 5, sumando de golpe deudas de 800 euros que eran inasumibles. «No me ha pasado los recibos por mi cuenta nunca, solo me enviaba emails diciendo que me debes 500, 600… Me juntaba 4, 5 ó 6 recibos. No hay trabajo, no se puede hacer frente a eso, si me pasas los recibos de uno en uno buscaré el dinero, pero sino…».
«Ya tiene 550, yo le debo 400 euros. Los servicios sociales me lo conseguían, pero no ha querido llegar a ningún acuerdo», ha insistido.
La familia actualmente no cobra ninguna ayuda, y sobrevive gracias a diferentes aportaciones de las ONG. Su ayudas están en trámite, pero en ese aspecto la administración es lenta. Luis, que tiene 20 años de experiencia como pescadero y varios en hostelería, solo ha trabajado dos meses este año como camarero. Su mujer, reponedora, está buscando trabajo en casas y supermercados, al igual que su hijo de 20 años. «Es que no hay nada, no sé qué vamos a hacer», se lamenta.