La Escuela del CEAR de Vela sube los precios de las matrículas entre un 14 y un 75%
El año 2016 llega con muy malas noticias para la escuela municipal de vela, sita en el Centro Especializado de Alto Rendimiento Príncipe Felipe de Vela de Santander (CEAR). Los padres del CEAR se han encontrado, a mitad de curso, con unas condiciones que no respetan lo indicado allá por el mes de septiembre, cuando comenzó el curso 2015/16. Ellos estaban esperando este escrito, porque no sabían las fechas ni horarios de las actividades.
Aunque los cursos se celebran por trimestres, es normal que las condiciones no cambien de un trimestre a otro. Sin embargo, la Real Federación Española de Vela (RFEV), que gestiona el CEAR, ha decidido cambiar las condiciones, empezando por el coste económico de los cursos.
En septiembre, el precio era de 175 euros por alumno y trimestre. Ahora, ese precio sube a 200 euros, una subida del 14%. Y no queda todo ahí. Los alumnos que no estén empadronados en Santander deberán pagar 306 euros por trimestre, un 75% más por recibir clases en un centro público, por el simple de hecho de no estar empadronado en la capital de la región.
En el escrito de la secretaría del CEAR, enviado a los padres cinco días antes del comienzo de la actividad, este sábado día 16 de enero, también se señala que un alumno sólo podrá usar un barco durante un año como máximo. Si después quiere seguir con las clases, deberá aportar un barco propio o marcharse a un club privado.
Antonio Valín, uno de los padres de la Asociación Role, integrada por padres y madres de alumnos del CEAR, pasó por los micrófonos de Buenas Tardes Cantabria en Mix FM, y denunció la situación a la que se ven abocados, de repente, con un aviso con poca antelación y abocando a los alumnos a encarecer su formación, ya sea por vía pública o privada. La otra opción es dejar de formarse.
«Esto no pasa en otras escuelas deportivas, y menos a mitad de curso. Nos han cambiado las condiciones económicas y las de disposición de material. Se limita el uso de un barco a un año, después hay que comprarse el material», manifestó.
Además, desde la secretaría del CEAR se exige que se presenten las solicitudes de inscripción de forma presencial, con tan sólo cuatro días de plazo (entre el martes 12 y el viernes 15), y presentar los documentos supone un coste importante para cada alumno, según afirmó la asociación en un comunicado. Entre 20 y 50 euros, estiman, por tener que presentar una copia de la licencia federativa. Es otra piedra más en el camino.
Las instituciones no hacen todo el caso que la asociación desearía. Empezando por la presidenta de la federación española, Julia Casanueva, ahora responsable directa de la gestión del CEAR, después de que sacara de su dirección a Jan Abascal. Esa fue la primera medida de su mandato, logrado tras derrotar a su antecesor José Ángel Rodríguez en una moción de censura llevada a cabo el 6 de octubre de 2015.
Ahora, Casanueva parece estar «muy ocupada» como para atender a este colectivo, que se preocupa por las clases de sus hijos y temen que deban prescindir de ellas si las condiciones siguen empeorando. «Los materiales son muy caros y no hacen más que poner pegas», sentencia Valín. Esta preocupación viene desde que se produjo el relevo en la RFEV.
Tampoco es que el Ayuntamiento de Santander o el Gobierno de Cantabria hayan escuchado con mucha atención las peticiones de los padres del CEAR, pero Valín cuenta que «el concejal de Deportes del ayuntamiento desconoce estos nuevos términos, y dice que se pondrá en contacto con la presidenta Casanueva».
Es importante tener en cuenta que el CEAR se financia con fondos de ambas instituciones cántabras. La RFEV ha recibido el suelo donde están las instalaciones en forma de cesión por parte de la Autoridad Portuaria de Santander, a la que debe pagar un cánon. Ese gasto sale de lo que recibe el CEAR de ayuntamiento y gobierno regional. Y el Consejo Superior de Deportes concede a la RFEV la gestión del espacio.
Los alumnos pagan sus clases, y de ahí debería salir el sueldo de los monitores y también el mantenimiento de la escuela y de sus materiales. La Asociación Role también señala que los materiales no están en perfecto estado, ni mucho menos, y en las nuevas condiciones se detalla que los desperfectos en las embarcaciones los deberán pagar, reparar o reponer los alumnos.
«Dificultan el acceso de unos niños a un deporte minoritario, que no se puede disfrutar en una pista o en un campo», dice Valín, que se ve impotente para poder revertir esta situación. La federación tiene las armas en su mano. Sólo la intervención de otras instituciones puede frenar la actuación de Casanueva.
Los padres y madres defienden, repetidamente, que no es cierto que el CEAR dé pérdidas: «Dicen que la escuela es deficitaria, nosotros lo negamos», aclara Valín. Pero es difícil demostrarlo, porque los números no los tienen ellos en su poder, los tiene la RFEV.
«El convenio de 2016 no está firmado entre la RFEV y el Ayuntamiento de Santander, que en un pleno aprobó por unanimidad que se tenía que firmar en igualdad de las condiciones de calidad» cuenta Valín. Pero no llega hasta ahí el problema. El funcionamiento de la RFEV es deficiente desde hace tiempo.
Los problemas económicos son la excusa para retrasar todos los procesos que tienen que ver con el funcionamiento de esta institución. Valín lo pone en un claro contexto temporal: «La Auditoría del ejercicio 2014 se publica el 30 de diciembre de 2015», para añadir después que «el presupuesto de 2015 se aprueba el 10 de diciembre de 2015». Esto les hace estar en desigualdad, y les impide dar cumplida información sobre las cuentas del CEAR, porque todas las cuentas, en general, de la federación llegan mucho más tarde de lo lógico y normal.
«La dirección del CEAR insta a quien quiera competir a meterse en un club», concluye este padre de alumno, que no olvida remarcar que Casanueva, la presidenta, pertenece al Real Club Marítimo de Santander, un club privado.
La anterior época difícil del CEAR, cuando descendió drásticamente el número de alumnos, fue precisamente cuando Casanueva empezó a gestionar este espacio como presidenta de la Federación Cántabra de Vela. Después luchó por mantener esa gestión frente a la RFEV.
La trayectoria de Casanueva al frente de la vela española está llena de supuestas irregularidades, aunque, por el momento, nadie ha podido desacreditar su nombramiento como presidenta de la RFEV. Ni el expresidente Rodríguez, cuyo recurso contra la moción de censura fracasó, ni tampoco quienes acusaban a la directiva cántabra de no haber dejado su cargo en la federación regional antes de tomar posesión de la presidencia de la RFEV.
A finales de 2016 hay elecciones a la presidencia de la española, unos comicios a los que Casanueva no tiene previsto presentarse. ¿Será ese el momento en que Abascal vuelva al CEAR? ¿O seguirá siendo director técnico de la RFEV y seguirá formando entrenadores? Siempre compaginó ambas funciones, pero desde octubre sólo puede ejercer las segundas.