Este 15 de febrero hicieron 75 años que el viento sur provocó una de las grandes catástrofes en la ciudad de Santander.

Al margen de la conmemoración institucional, que sacado todos sus recursos para homenajear este aniversario, hay otros actos que buscan una nueva mirada hacia la historia pasada hace tres cuartos de siglo.

Miguel González Sugasaga este miércoles en La Vorágine. (Foto: Centro Quima).

El Ayuntamiento de Santander ha rescatado fotografías y material que aún no se conocía, archivos particulares cedidos, que se suman a los fondos del CDIS, el Centro de Documentación de la Imagen de Santander en el que se custodia la memoria gráfica de la ciudad.

En la librería La Vorágine, este miércoles, 17 de febrero, celebrarán que por esa fecha hace 75 años se extinguían las últimas llamas del incendio que devoró el centro de la ciudad después de que el viento sur prendiera la llama dos días antes.

Por ello han organizado un acto que se celebrará a las 19:30 horas, donde uno de los mejores conocedores de la historia, Miguel González Sugasaga, desmontará varios mitos sobre la reconstrucción de Santander. Reconstrucción que él prefiere denominar destrucción.

Desde esta librería crítica plantean una mirada compleja para desmontar el «aluvión de información acrítica» que hay entorno al incendio y de su posterior reconstrucción, que el franquismo usó para legitimarse.

José Ramón Saiz Viadero (Foto: Sociedad Cántabra de Escritores)

Otra visión compleja es la que propone el círculo de Podemos en Santander, que para este jueves, día 18, ha organizado un acto conmemorativo paralelo en la sala polivalente del Parlamento de Cantabria.

A las 19:00 de la tarde comenzará el acto con una proyección de un vídeo sobre el incendio, que irá seguido de una conferencia de una de las voces más expertas de la historia de Santander, el periodista e historiador José Ramón Sáez Viadero.

La charla irá enfocada a lo que sucedió tras el incendio, el desarrollo urbanístico que se extendió por la ciudad y cómo actuó el Régimen con los nativos y las diferentes clases sociales.

Una reconstrucción que, como ya informa EL FARADIO en varios artículos, supuso la expulsión del centro de los ciudadanos de toda la vida y que dio comienzo a un ‘pelotazo’ para los grandes constructores y propietarios que ni siquiera cumplieron con las normas fijadas para el diseño urbanístico. El comienzo de una segregación social que ha marcado el modelo urbanístico que continúa vigente en la ciudad.