Acaban las obras en Puerto Chico que la lluvia ‘impedía’
Con un mes y medio de retraso sobre un plazo que además había sido ampliado, ya se han acabado las obras reforma del entorno del Centro Cultural Doctor Madrazo, en el barrio de Puerto Chico, en Santander.
Unas obras que forman parte de un proyecto más amplio de remodelación que afecta al Mercado municipal y al Centro Cultural Doctor Madrazo.
Los trabajos experimentaron retrasos cuya responsabilidad asumió el Ayuntamiento en lugar de la empresa adjudicataria, Teginser (lo que ha evitado que esta tenga que asumir algún tipo de sanción por incumplimiento de plazos) con el argumento de que las lluvias habían dificultado la obra, a pesar de que Santander ha vivido uno de los períodos más secos de su historia reciente.
UN PROYECTO INTEGRAL
Las obras han permitido integrar la plaza, anexa al Centro Cultural y encima del Mercado, en el entorno, del que estaba alejada debido a la elevación y a la falta de accesibilidad.
Una escalinata ha permitido sortear este problema y dar más protagonismo a la plaza, en la que se quieren organizar eventos culturales.
En paralelo, con una inversión superior a los 2 millones de euros, se quiere reformar tanto el mercado como el Centro Cultural, mientras se piensa en un modelo por el cual la empresa que reforme el mercado se encargue posteriormente de su gestión.
NUNCA LLUEVE A GUSTO DE TODOS
El equipo de Gobierno del PP ‘perdonó’ a la empresa adjudicataria por los retrasos en la remodelación de la plaza pública del Mercado de Puertochico, tras estimar “las frecuentes lluvias” como causa ajena al contratista.
El contrato, adjudicado a Teginser el 14 de septiembre, se formalizó el 22 del mismo mes y establecía un plazo de ejecución de dos meses.
La mesa de contratación había propuesto la adjudicación el 1 de agosto, por importe de 310.590 euros. Las obras arrancaron el 19 de octubre.
Pero la Junta de Gobierno Local acordó, el 7 de diciembre, la ampliación del plazo en un mes, con lo que establecía una nueva fecha de entrega el 20 de este mes de enero de 2016.
Documentación municipal justificó la ampliación del plazo en “causas ajenas al contratista, relacionadas con factores climatológicos, como son las frecuentes lluvias, que impiden la ejecución de obras de impermeabilización y otros acabados”, por tanto, “causas no imputables al contratista”.
Sin embargo, lo que revela el factor climatológico es que, durante el periodo de ejecución del contrato (desde el 19 de octubre), Santander vivió episodios secos o muy secos.
La estadística de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), recogida en los avances climatológicos de los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre (el periodo desde la formalización del contrato), muestra un otoño más seco de lo normal, con períodos en los que llovió seis veces menos que otros años y con sólo dos días de lluvia registrados desde la adjudicación del contrato hasta la justificación del retraso.
INTERPRETACIONES A FAVOR DE LAS EMPRESAS
Al considerarse oficialmente que el retraso no fue culpa de la empresa, se la libró así de sanciones por incumplimiento de plazos en lo contratado.
No es la primera vez que esto sucede: muy cerca, casi enfrente, el Ayuntamiento de Santander ha concedido a la constructora COPSESA (propiedad del excalde de Ramales de la Victoria, del PP) hasta dos ampliaciones de plazo para que termine el proyecto de los cráteres de Tetuán y Amaliach.
El plazo de ejecución fue de tres meses a partir del mes de agosto, en el que se formalizó la adjudicación.
En un primer momento, se amplió el plazo en otros dos meses y medio, justificados por el retraso de las obras de traslado de un centro de transformación, que debía ejecutarse según las condiciones de la empresa suministradora de energía eléctrica, en un problema que el Ayuntamiento consideró que se debía a “causas internas de la Administración”.
La segunda ampliación de plazo se aprobó en octubre, y en ese caso se achacó a las demandas vecinales (“múltiples”) planteadas con motivo de las obras, que llevó a una “reestructuración” de las zonas lúdicas previstas inicialmente, lo que también se interpretó como causas internas de la administración.