La privacidad de los menores, cosa de adultos

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Hace unas semanas la UIT (Unidad de Investigación Tecnológica) de la Policia Nacional alertaba a padres y madres, sobretodo a estas últimas, de una acción viral que se estaba llevando a cabo en Facebook.

Bajo el título “El reto de la maternidad”, se anima a las madres subir a la red social tres fotografías en las que aparezcan sus hijos, y etiquetar en esa publicación a otras madres para que muestren con orgullo su maternidad haciendo lo mismo.

Este efecto de “bola de nieve” permite que la idea se propague y llegue a muchas personas, ya no solo la petición de participar en la iniciativa, sino también las fotografías de los menores.

Los menores y las redes

Los menores y las redes

La UIT advierte que no es buena idea compartir las imágenes de los hijos en redes sociales por varias razones, una de ellas primordial: su privacidad es SUYA.

Desde su página de Facebook plantean una pregunta muy ilustrativa: “¿Te gustaba cuando tu madre le mostraba a tus amigos… o a tu noviete los álbumes de cuando tenías los dientes de leche? Pues lo mismo pasa con ellos, salvo que lo que está en Internet está para siempre. Puedes hacer de tu hijo un desgraciado social por poner unas fotos que nunca te han pertenecido.”

Esa última frase puede sonar a exageración, pero pensemos un poco. Alguien como yo, que ronda los 40 años, puede enviar tranquilamente su currículum a una empresa. Sé que el responsable de RRHH buscará mi nombre en Google y en las redes sociales para ver quién soy y cómo me comporto. Esto es ahora, y con relativamente poco pasado digital. ¿Qué ocurrirá cuando nuestros hijos opten a puesto de trabajo? Google será capaz de mostrar muchas más cosas de ellos que de nosotros, y algunas de ellas debido a nuestro comportamiento en las redes sociales.

Y no sólo eso. ¿Y si hemos subido una foto de nuestro hijo con el uniforme del cole porque estaba guapísimo? ¿O un vídeo de cómo entrena nuestra hija a baloncesto? Vestimentas reconocibles que pueden marcar las pautas de comportamiento de nuestros hijos y que estamos ofreciendo en bandeja a quien quiera que esté siguiendo nuestra actividad en redes sociales.

LOS MENORES, MÁS CONSCIENTES QUE NOSOTROS

Un estudio de la Universidad de Washington presentado hace pocos días y titulado “En la mesa no: perspectivas de padres e hijos sobre las reglas de la tecnología en familia” [EN] ha permitido agrupar en siete demandas las respuestas de los chicos con respecto al uso de la tecnología que hacen sus padres, y de las cuales hay tres que me llaman mucho la atención:

  • Eliminar la tecnología en ciertas situaciones. Como, por ejemplo, cuando hijos y padres están hablando.
  • Predicar con el ejemplo: ¿Por qué voy a hacer caso a mi padre cuando me pide que no mire el móvil mientras ceno si él lo hace?
  • Compartir con mesura. Los padres no deberían compartir información sin el permiso explícito de los chavales.

Con respecto a este último punto, una de las coautoras del estudio afirma que “muchos chicos dicen que encuentran ese contenido embarazoso y se sienten frustrados cuando ven que sus padres continúan haciéndolo”. Puede que tengamos mucho que aprender de nuestros pequeños en cuanto a comportamiento en la red 😉

Podéis encontrar un resumen del estudio en castellano en este artículo de Genbeta.

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