Los impulsores de la querella argentina: “muchos sectores del franquismo están vivos”
La Audiencia Nacional tiene que decidir en los próximos días si ordena extraditar a Argentina a dos altos cargos de la dictadura franquista, a los que se quiere juzgar por causas como la explotación laboral de presos para obras o la desaparición de niños de familias del bando perdedor de la Guerra Civil.
Este proceso judicial se dirime a través de la Justicia argentina, donde la justicia sí que ha admitido a trámite esta querella impulsada en el 2010 por la asociación Comuna de Presos del Franquismo para unos delitos que allí no se consideran prescritos.
Su portavoz, Acacio Puig, nos explica, dos días después de conocerse que el Gobierno español ha aceptado conceder la extradición (sobre la que en última instancia tendrá que pronunciarse el juez Ruz de la Audiencia Nacional) las repercusiones del trámite.
Puig, invitado a un acto en la librería La Vorágine en Santander, nos explica que aunque existe una orden internacional de la Interpol sobre estos mandos de la dictadura, sólo tendría efectividad si salieran de España, pero sólo “si se mueven de España”, mientras que la petición de extradición permite que las autoridades les lleven a Argentina con la intención de que estén allí si el proceso acaba desembocando en un juicio.
En total, los denunciados eran cuatro: Jesús Muñecas Aguilar, Celso Galván Abascal, José Ignacio Giralte González y José Antonio González Pacheco, alias ‘Billy el Niño’, cuatro “represores”, miembros de la Brigada Política y Social.
La Justicia Argentina ha imputado a ‘Billy El Niño’ por un delito de torturas que cometió, supuestamente, sobre trece personas en el tiempo de su detención entre 1971 y 1975.
De dos de ellos, “dicen” que están muertos, aunque la Comuna recela porque sus fallecimientos no constan en ningún documento oficial.
Entre ellos está Celso Galván, señalado por la muerte de acusado del estudiante de derecho Enrique Ruano, fallecido al caer desde la ventana de un edificio tras ser detenido por la Brigada Político Social.
«SECTORES VIVOS DEL FRANQUISMO»
“Hay muchos sectores del franquismo que están vivos”, explica Puig, que pertenece esa generación de luchadores contra el franquismo de ya entrados los años 60 y 70, que no vivieron la Guerra Civil, y en cuya lucha dominaba la búsqueda de libertades (asociacionismo, manifestación y expresión) y democracia.
Como ejemplos de esos sectores del franquismo que quedan “vivos” cita Acacio el caso del comisario jefe de la Policía Nacional de Leganés, Jesús González Reglero contra quien precisamente hay una manifestación este domingo tras descubrirse, gracias a la querella argentina, que formó parte de la Brigada Política y Social.
Entre el público que asistió a la charla en La Vorágine, Marta Peredo, muy conocida en Cantabria por su activismo antifranquista y en defensa de los derechos de la mujer, ponía un ejemplo: cuando en los años 80 acudió a una reunión con una delegada de Gobierno socialista, se encontró con que entre el equipo al mando de Delegación estaba uno de los comisarios a quien ella señala como represor de manifestantes.
Y ahí es donde los luchadores contra la dictadura buscan puntos de encuentro con los nuevos activistas, la generación del 15M que empieza a sufrir el efecto de leyes que frenan derechos como el de manifestación, o los jóvenes precarios o que están abandonando España ante la falta de oportunidades.
UNA QUERELLA ENTRE LO LOCAL Y LO GLOBAL
El colectivo Comuna de Presos Franquistas acudía a Santander a clausurar el ciclo Militancias, con el que La Vorágine ha rescatado la memoria de luchadores antifranquistas cántabros con el doble objetivo de rebatir el tópico de que en Cantabria no hubo oposición a la dictadura y de dotar de referentes de lucha a una nueva generación de activistas.
Pero además, la Comuna invitaba a los cántabros a sumarse a la querella contra el franquismo, respaldada por distintas asociaciones de memoria histórica (que agrupan desde los movimientos que trabajan en localizar a los bebés robados hasta los que denuncian la explotación laboral de presos para las obras públicas de la dictadura).
Con todo, el trabajo de la Comuna tiene un fuerte componente internacional, con la grabación de un documental en Austria que les ha permitido encontrar paralelismos con España: desde los movimientos de protesta de 1934 hasta la actitud de la Iglesia hacia el nazismo pasando por el trabajo esclavo o la disidencia en el mundo rural.