Los jóvenes salieron a la calle y los políticos súbitamente envejecieron. Así describió el Roto en una viñeta el terremoto social y político que desencadenó el 15M hace cinco años.

Asambleas del 15M en la Porticada

Ese día, Oscar Manteca acampó junto a otras tres personas en la Plaza Porticada, el mismo lugar en el que llevaba meses en reuniones precisamente con el movimiento Estado de Malestar, tras comprobar la “sorprendente” asistencia de unas 500 personas en Santander, una tarde de domingo, convocada en todo el país por Democracia Real Ya y que desembocó en la acampada más conocida, la de la Puerta del Sol en Madrid.

Allí en Madrid se encontraba ese domingo Patricia Manrique, veterana de los ambientes activistas cántabros, que se había desplazado a la capital tras pulsar un clima previo de agitación general y que en Cantabria no había convocatoria. Allí cubrió esa manifestación para una radio libre, y sufrió una carga policial.

Con la grabadora rota y el brazo tocado, volvió a Santander y se pasó por la Plaza Porticada, donde ya estaba la acampada.

A partir de ahí empezó una dinámica de asambleas, reuniones y otros movimientos cuyos efectos continúan, según evocaban estos dos protagonistas de aquella época entrevistados por BUENAS TARDES CANTABRIA.

LOS LEGADOS: EL DIÁLOGO Y HABLAR DE POLÍTICA

El principal de esos legados es la capacidad de diálogo: el tomar decisiones “en común con mucha gente” y “aprender a colaborar con gente muy diversa”, “más allá del rollo identitario e ideológico” en que, valga la redundancia, se venían moviendo los movimientos.

“El 15M es esencialmente democracia. Porque tenemos que convivir, esa es la base de la democracia”, reivindica Patricia Manrique, quien, no obstante, admite que “queda mucho por hacer”, como demuestra lo sucedido con la política de pactos tras las pasadas elecciones generales.

Oscar Manteca en una manifestación

Y el otro legado, apunta Oscar Manteca, es que “se empezó a hablar de política”. “Me di cuenta de que en los bares la gente dejó de hablar un poquitín de fútbol y pasó a hablar de política, de por qué estábamos aquí, de la corrupción y el descontento, y de por qué el modelo político había fracaso, relata.

Un “interés” que se acabó reflejando en el nacimiento de nuevas opciones políticas que recogían ese reto.

¿CALLES O DESPACHOS?

Algunas de ellas las conoce bien Manteca, en cuya evolución desde entonces se encuentra el paso por la Plataforma de Afectados por las Hipotecas de Santander y por el partido político Podemos, del que formó parte y del que ha salido.

Asamblea en la Porticada

Y aunque Manteca sigue creyendo que el proyecto de Podemos es necesario, piensa que los partidos exigen “disciplina” y otras cuestiones y ve que puede ser “más valioso” desde colectivos como la Plataforma DEBA o la PAH de Santander, que justo este martes hacía una nueva acción de ocupación de una oficina bancaria.

En esa línea, en la de la participación social más allá de las instituciones, Patricia Manrique incide en que “hay un montón de movimientos subterráneos de gente que sigue trabajando en cosas pequeñas”, entre los que ha enumerado a los grupos de consumo, colectivos culturales, medios de información, la propia PAH o las mareas, entre otros.

Ella ha encontrado una buena continuación de ese espíritu del 15M, el de el trabajo en común de gente muy diversa, en Pasaje Seguro, el movimiento que reivindica el cumplimiento de la legalidad internacional y los derechos humanos con los refugiados.

Este sábado tienen cita, una manifestación exigiendo estos derechos, a las 12 del mediodía, en Santander, desde la Plaza Numancia hasta Correos.

Y el domingo hay otra, una cita en donde empezó todo, en la Plaza Porticada, a partir de las siete de la tarde, con el micro abierto a quien quiera participar, y del que esperan que surjan muchas cosas nuevas.