El Roto dibuja una época
LARO GARCÍA GONZÁLEZ || La crisis no solo se sufre, también se dibuja. La decadencia moral y la realidad más desalentadora son el terreno por el que se mueve con más naturalidad el dibujante, pintor e ilustrador Andrés Rábago (Madrid, 1947). El Roto es reconocido como un maestro de la sátira social gracias a una trayectoria de más de 40 años retratando su época de la forma más cruda.
La elocuencia de unos simples trazos y el mazazo que producen las frases certeras que salpican sus viñetas dejan claro de un vistazo que sus análisis van más allá de las noticias del día. La Librería Gil acogió el jueves la multitudinaria presentación de las dos últimas obras del humorista gráfico, en un acto que fue presentado por el periodista Guillermo Balbona.
‘A cada uno lo suyo’ (Reservoir Books, 2013) es el tercer recopilatorio de la obra diaria de El Roto en el periódico El País y en ‘Oh, la, l’art!’ (Libros del Zorro Rojo, 2013) reúne medio centenar de viñetas entre cáusticas y poéticas sobre el arte y sus circunstancias.
“Nunca recuerdo el dibujo que he publicado el día anterior. Estos libros sirven para fijar las imágenes de una parte de la realidad que nos ha tocado vivir”, explicó a los asistentes. “Espero que haya motivos en el futuro para hacer libros más alegres. De momento, no los hay”, lamentó.
El Roto, que colaboró en sus inicios en medios tan prestigiosos como Hermano Lobo, La Codorniz, Triunfo o Madriz bajo el seudónimo de OPS, hace cada día una radiografía de la sociedad española desde su rincón en el diario de Prisa. Una carrera que le valió el Premio Nacional de Ilustración 2012 que concede el Ministerio de Cultura.
Sobre su mecánica de trabajo, el dibujante relató cómo huye de la actualidad para ofrecer al lector algo distinto, un ángulo diferente que se aleja del corsé que imponen los temas del día en los medios de comunicación. “Estamos encerrados en un bucle y a mí me gusta apuntar en distintas direcciones”.
En su opinión, lo interesante del momento actual es que la salida está en distintos caminos y cada individuo puede decidir cuál es el suyo. A diferencia de lo que pasaba hasta ahora, el poder no establece el punto de fuga. “Nos estamos dispersando”, reflexionó.
Además, se mostró muy escéptico con el papel de internet en nuestra vida diaria. “Si lo ha inventado la CIA, no puede acabar bien”, bromeó. En este sentido, invitó a los presentes a disfrutar y a defender su vida “lejos de las pantallas”.
De hecho, insistió en su visión “conservadora” sobre el futuro de los medios de comunicación y reivindicó la voluntad “moralizante” de la sátira social. “Con los medios más sencillos puedes decir casi cualquier cosa. Yo lo hago con un papel, unos rotuladores y poco más”, concluyó.