Viernes de Resurrección en el Santander Music
Segundo día del Santander Music 2016. Tras el agitado arranque de esta edición, volvíamos a la Campa de la Magdalena en busca de un nuevo atracón musical, con muchas ganas de ver los platos que nos tenía preparados esta segunda noche del festival.
Poco después de entrar, el primer aperitivo, Belize. Seis chicos muy jóvenes haciendo pop fresquito, inocente y bailongo. Muy bien tirado para abrir la jornada. Por otra parte, llamadme loco, pero viéndolos no pude evitar acordarme de la Kelly Family.
A continuación, pausa para cambio de escenario y turno para los dj. En el día hoy, los encargados de amenizar las esperas entre concierto y concierto eran Bitches Deejays. Quedaos con su nombre, porque, madre mía, qué espectáculo. ¿Quién dijo que en un festival de modernos no se podía pinchar El Canto del Loco? Es más, ¿quién dijo que cuando pinchas una canción no puedes bajarla o, directamente, quitarla sin más? Pues estos señores hicieron todo esto, y, como no les debió parecer suficiente, fueron un paso más allá: justo antes de que empezaran los conciertos de León Benavente e Izal, pincharon varios de sus temas más conocidos. Esto sí que fue un spoiler, y no los de Juego de Tronos.
De vuelta al escenario principal, era el turno del primer pez gordo de la noche: Novedades Carminha. Punk, rocanrol, garaje, mucho vacile y, sobre todo, una banda que suena como un tiro y que consigue que termines moviendo el culo, aunque seas Ramón Sampedro. Un señor grupazo y un señor conciertazo.
Nuevo cambio de escenario, nueva oportunidad de disfrutar del buen hacer de Terroristas Deejays Bitches Deejays, que aprovechan el momento para regalarnos la versión de Sidonie de Barco a Venus, de Mecano. La primera a la encía, así que optamos por ir a por otro bocata de nuestro amigo Klamardo (qué maravilla la salsa esa que sabe a pura vida).
Aún recuperándonos del conciertazo de los Carminha, salen al escenario los otros peces gordos del día, León Benavente. Y mirad, yo qué sé. Será que uno es muy fans, o lo que queráis, pero qué maravilla. Qué personalidad, qué intensidad y qué dinamismo musical. Qué repertorio de temazos, cada uno de su padre y de su madre (Abraham Boba rapeando, envuelto en su halo de predicador, conseguiría convecerme para que me apuntara a la Asociación de Amigos del Santo Demonio).
Otro cambio de escenario, y a continuación el grupo más injustamente esperado de la noche: Izal. Y qué queréis que os cuente. Pues que otra vez lo mismo de siempre, canción tras canción, todas exactamente iguales. Eso sí, precioso lo de los 76 cambios de guitarra del cantante para que, dada la pelota de sonido que son todas las canciones, no se aprecie más que en la primera estrofa de cada canción.
Caso curioso el de estos chicos: una banda enorme técnicamente, pero absolutamente inútil a nivel compositivo. Que alguien les enseñe el significado de intensidad y dinamismo y que pidan perdón y entreguen las guitarras, por favor.
Tras hora y tres cuartos de suplicio concierto, otra nueva oportunidad de disfrutar de Osama Bin Laden Bitches Deejays. Esta vez nos deleitaron con El Gato López de Ska-p y Puto de Molotov. Bienvenidos a 1994, amigos.
Y así, a lo tonto, llegamos al último concierto de la noche: The Sunshine Underground. Pop, funk y electrónica, un buen cóctel para cerrar el segundo día del festival.
Seguiremos informando, si conseguimos sobrevivir.