Laura Nicholls garantiza medalla cántabra y Ruth Beitia la buscará el sábado
La selección española femenina de baloncesto ha vuelto a superarse. Están en pleno ciclo de éxitos, ya han sido campeonas de Europa y subcampeonas mundiales, y ahora tienen asegurada la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Será la primera medalla de este equipo en la cita más importante del deporte mundial.
Y lo han logrado tras batir a Serbia por 68-54, en un partido que dominaron casi en todo momento y sin dar opción a sus rivales de poder luchar por el triunfo en los minutos finales. Fue una nueva lección de un equipo que se ha ganado el respeto de todo el deporte español, y del baloncesto mundial también.
Y lo ha hecho con una pívot cántabra en la pista rayando a un nivel sensacional. Sus 13 puntos, 11 rebotes y 3 tapones no hacen más que demostrar que el papel de Laura Nicholls ha sido clave para que España sume este nuevo exitazo en la historia de su baloncesto.
El sábado, a las 20:30 hora peninsular española, Nicholls y sus compañeras, el equipo de Lucas Mondelo, disputará su primera final olímpica. Y lo hará ante Estados Unidos. Si en categoría masculina se da por hecho que ese será el país campeón, en la femenina hay menos dudas aún. Soñar es gratis, pero esta vez quedará en un sueño, nada más. La realidad será una medalla de plata que sabe a oro, a gloria, y a éxito mayúsculo.
En la fase de grupos, españolas y estadounidenses ya se enfrentaron, y el resultado no dejó lugar para el suspense: 103-63. Vencer es una quimera. En semifinales todo apuntaba a un duelo casi imposible frente a Australia, pero las serbias dieron una tremenda campanada que las dejó sin fuerzas de cara al duelo frente a las españolas.
RUTH BEITIA PASA SIN DESPEINARSE A LA FINAL DE ALTURA
El atletismo trajo, en este jueves, la noticia esperada. La saltadora santanderina logró el pase a la final de salto de altura, y sin sufrir. No hizo ni un solo salto nulo y fue la primera de todas las atletas en clasificarse para la cita del sábado.
Su primera carrera en la pista fue para elevarse sobre el 1,85 que marcaba el listón. Después, repitió la acción en 1,89, 1,92 y 1,94, la mínima que se pedía para continuar. Cabía la posibilidad de que no hubiera 12 saltadoras que lograran superar esa altura, y se hubiera tenido que repescar a otras que hubieran superado el 1,92.
Sin embargo, la calificación fue de un gran nivel, y el sábado (madrugada del domingo en España, 1:30) el estadio verá 17 atletas disputándose las medallas. Esto complica las opciones de la cántabra, que va a tener demasiadas enemigas para cerrar su carrera olímpica con el ansiado metal, que rozó en Londres 2012.
Entre la nómina de rivales podemos destacar a la reciente campeona mundial en pista cubierta, la estadounidense Vashti Cunningham, que amenaza con ser la reina de esta disciplina en los próximos años. También estará la dueña de la segunda mejor marca de todos los tiempos (2,08), la croata Blanka Vlasic, aunque no llega en su mejor momento, y otras ‘viejas enemigas’ como la polaca Kamila Licwinko o la italiana Alessia Trost.
La estrategia de Beitia puede que conlleve ahorrarse saltos al principio de la final y reservarse para los momentos más calientes y donde se exija máximo esfuerzo. Saltar dos metros casi seguro significaría medalla, pero hay que ver si es caopaz de llegar hasta ahí con sus 37 años. Este año, su mejor marca es 1,98, lo que le valió para ganar el Campeonato de Europa en Amsterdam y la prueba de la ‘Liga del Diamante’ de Londres.
La cruz en el atletismo fue Carlos Tobalina. El lanzador de peso de Castro Urdiales no consiguió acercarse a sus mejores registros y no pudo clasificarse para la final de la noche del jueves. Su primer lanzamiento, 19,98 metros, hacía presagiar esperanzas, pero el segundo se quedó más corto, 19,81, y el tercero fue nulo. 17º puesto, cuando sólo 12 pueden entrar en la final. El premio ya estaba conseguido, que era acudir a Río de Janeiro.
BERTA BETANZOS SE QUEDA SIN MEDALLA EN LA ÚLTIMA REGATA
La santanderina, con su compañera gallega Tamara Echegoyen, se las prometía muy felices. Después de vencer en cuatro de las 12 regatas previas a la carrera de las medallas, se han tenido que conformar con un cuarto puesto que debe saber a poco.
El desenlace prometía ser vibrante. Tres embarcaciones llegaban a la última cita empatadas en la clasificación, la española, la brasileña y la danesa, mientras la neocelandesa estaba tan sólo un punto por detrás. Dado el valor doble de los puntos en la última regata, eso determinaba que el primero de los cuatro barcos que entrara en meta se llevaría el oro, y la cuarta se quedarían con un simple diploma como premio.
Ya desde el principio, las cosas no fueron bien para la embarcación española. En los primeros metros, no era preocupante, pero los pasos por las boyas hacían cada vez más palpable que el oro y la plata no hacían más que alejarse. Las italianas comandaban la regata, pero con neocelandesas y brasileñas siguiéndoles los pasos.
Las esperanzas aumentaron para la cántabra y la gallega cuando llegaron a la tercera boya. Habían mejorado hasta la sexta posición y estaba a punto de adelantar a las danesas, lo que les hubiera dado el bronce. Pero fue un espejismo que rápido se diluyó en la bahía de Guanabara, rodeada de polémica desde meses antes de los Juegos Olímpicos por la suciedad de sus aguas.
La carrera por las medallas finalizó con un séptimo puesto español que condenaba a nuestras representantes a mirar la ceremonia de entrega de medallas sin tener ni el más mínimo protagonismo en ella. Las brasileñas Martina Grael y Kahena Kunze remontaron para adjudicarse el primer puesto y la medalla de oro, mientras las neocelandesas Alex Maloney y Molly Meech lograron la plata y las danesas Jena Hansen y Katja Steen Salskov-Iversen se llevaron el bronce.
El otro protagonista cántabro del día en la vela, Diego Botín, finalmente no logró medalla ni tampoco diploma olímpico, aunque luchó por él en la decisiva regata de las medallas. Esa última competición empezó muy bien para el santanderino y su compañero gallego Iago López, pero se fueron desinflando desde el paso por la primera boya y acabaron sextos.