Recetas de un abuelo Ninja: Economía para sensatos
LARO GARCÍA GONZÁLEZ || Hay pocos lugares tan ortodoxos como el Ateneo de Santander. Un escenario difícil para cualquier conferenciante con un estilo y unas ideas poco convencionales. Salvo que te llames Leopoldo Abadía. Este ingeniero industrial, jubilado de 80 años y con 12 hijos y 45 nietos a sus espaldas, logró tantas risas como aplausos en la presentación de su nuevo libro, ‘La economía en 365 preguntas’. El abuelo ninja llegó, habló y triunfó.
Con un mensaje sencillo y unas recetas que califica como “economía para sensatos”, Abadía trasladó su éxito mediático hasta un auditorio santanderino absolutamente abarrotado. Su primer cometido fue acabar con todas las expectativas: “La gente me para por la calle para preguntar cuándo se acabará la crisis. La respuesta es clara: no lo sé”.
Presentado brevemente por el periodista Manuel Ángel Castañeda, sus análisis y reflexiones trataron de diseccionar algunos de los problemas que nos han traído hasta donde estamos. Su fórmula consiste en trasladar los problemas de su familia al estado y sacar conclusiones.
“La única cifra que hay que saberse de memoria es la del número de personas en paro. Todo lo demás, no importa. No me preocupa”, afirmó. En su opinión, no hay ningún riesgo de que España sea intervenida en el futuro porque estamos intervenidos desde mayo de 2012. Como muestra, la reforma de la Constitución o las medidas impuestas desde Bruselas.
No quiso pronunciarse sobre la dimensión de la crisis porque, según explicó, no se puede hacer caso a nadie, español o extranjero, economista o político. “No tienen ni idea”, insistió.
“Aquí ha habido sinvergüenzas a punta pala. En lo político, en lo económico y en lo social. Y eso es lo que desmoraliza a un país y lo convierte en una porquería”. Para Abadía, puede costar más o menos, pero se saldrá de la crisis porque “es la hora de los sensatos, de la gente normal, que tiene que hacer muchas cosas”.
Por este motivo, se mostró “muy contento” y consideró que “vamos por el buen camino”. Animó a los asistentes a ser optimistas y a luchar con uñas y dientes para labrarse un futuro. “Criterio, coherencia, evitar distracciones, trabajar bien y gastar con cabeza. No es tan difícil”, concluyó.