Solos no es plan

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Si algo deja claro la sentencia que anula el Plan General de Ordenación Urbana de Santander es que la capital de Cantabria no puede funcionar de espaldas al resto del mundo.

Porque sí que es cierto que al final la sentencia no cuestiona el modelo de ciudad de Santander, es decir, la expulsión de los vecinos, la gentrificación, el agotamiento del suelo y los cálculos irreales de población. Todo eso es legal, lo cual no significa que esté bien. Legales son los desahucios y las bajas temerarias o los contratos fraccionados.

Es un marrón menos para la alcaldesa, el concejal de Urbanismo que lo redactó y el ministro de Fomento. Porque es una sentencia diplomática del Tribunal Supremo, que tenía muchos motivos para tumbar el PGOU del PP en Santander y ha puesto el acento en un motivo externo.

Lo suficiente diplomática para dar un balón de oxígeno al tándem sucesor de De la Serna, a la alcaldesa, Gema Igual, y al concejal de urbanismo que da continuidad a las dos etapas, Cesar Díaz, y al propio ministro de Fomento, que tiene tanto que decir en el urbanismo de la capital de Cantabria, desde sus competencias para los grandes proyectos y en materia de vivienda.

Y es que, en pocos días, la Sala Tercera del TS ha pasado de tener que redactar una sentencia contraria a la política de un alcalde de capital de una comunidad autónoma pequeña a la de un ministro que gestiona 19.000 millones de euros y que algunos han puesto en la carrera sucesoria de Mariano Rajoy.

Sin embargo, no le hace anular parcialmente el documento: es una anulación total con una argumentación parcial.

Vecinos de Santander conocieron casos concretos de participación el pasado sábado en San Martín

Vecinos de Santander conocieron casos concretos de participación el pasado sábado en San Martín

Es decir, tarde o temprano habrá que hacer un nuevo Plan General.

Esto revela la falta de adaptación y planificación a algo que sucedió después a la aprobación del PGOU, la anulación del bitrasvase, y que afectaba a algo fundamental, el abastecimiento de agua a la ciudad.

¿Por qué el Ayuntamiento de Santander no tomó ninguna decisión tras esa sentencia?

Pero si algo queda claro con la sentencia del Supremo, y con mucho nivel de simbolismo, es que Santander no podría abastecerse de agua sin contar con el resto de la comunidad autónoma, sin tirar del bitrasvase del Ebro.

Es decir, por mucho «mapa de» o «a la cabeza de» en que estemos, Santander no puede estar aislada de su entorno: ni de su arco de la bahía, su área metropolitana, ni del resto de Cantabria, como tradicionalmente ha venido pasando (hasta el punto de que recientemente ha sido noticia que la nueva alcaldesa de Santander tiene buena sintonía con la dirección de su partido a nivel autonómico, y noticia es aquello que sale de la normalidad).

Del mismo modo, algo tan importante como el urbanismo no puede hacerse de espaldas a todos los demás. 

EL PLAN DE POCOS CONTRA UNA MAYORÍA

El modo en que ha trascendido debe abrir los ojos al equipo de Gobierno del PP en la ciudad: el conocimiento de la anulación del PGOU ha terminado con cualquier silencio de toda una ciudad contra el modelo de hacer urbanismo.

Se ha demostrado que fue un plan de unos pocos contra todos. Y el próximo tendrá que ser diferente, con una participación real que se demanda y con un gobierno local que sea sensible a las demandas de vecinos y los colectivos profesionales, que tanto tienen que decir en el modelo de ciudad, como el Colegio de Geógrafos o el Colegio de Arquitectos.

Porque hay que recordar que el Plan General de Ordenación Urbana se encontró con muchas objeciones:

-no sólo de los grupos críticos tradicionales, como la asociación ecologista Arca (a la que, dada su trayectoria vencedora, quizás habría que escuchar más, apelando a los argumentos de la experiencia y la autoridad. Si Arca alega contra tu plan y viene ganando todas las sentencias, tal vez sea ÚTIL escucharla).

-es que durante su tramitación encontró objeciones desde el propio Gobierno de Cantabria del PP,  lo suyos, que subrayó sus carencias en cuestiones como la falta de dotación económica para los grandes proyectos, o los impactos «severos» sobre la franja litoral norte.

-Pero es más, al PGOU se opusieron colectivos tan poco ‘perroflautas’ y tan cualificados como los arquitectos, que alegaron, hicieron propuestas rechazadas y finalmente hicieron una abstención «crítica», al igual que los geógrafos.

Lo que no debe dejar pasar el Ayuntamiento de Santander es que los críticos con el Plan General de Ordenación Urbana son más ahora que antes, porque la situación ha cambiado (y no sólo en el caso de su pérdida de mayoría absoluta en la Corporación).

Hay más barrios que han visto los efectos del urbanismo: el Pilón, el Prado San Roque, Tetuán, la S-20, la costa norte o Peñacastillo se han sumado a la geografía que antes sólo poblaba el Cabildo de Arriba.

Además de nuevos protagonistas en los barrios. Hubo relevo democrático en la asociación de Castilla-Hermida, el Cabildo es más crítico y en Cueto y Monte ya no sólo hablan las asociaciones tradicionales. Está la Asamblea en Defensa de la Senda Costera, y hablar de General Dávila ya no se puede concebir sin las plataformas del Prado San Roque o El Pilón.

Y hay nuevos colectivos con vocación transversal, como DEBA o el Concejo Abierto de Santander, que les integra a todos. Además de voces que se escuchan con atención, las voces de las víctimas del Cabildo o de la familia de Amparo.

URBANISMO, DE LO PRIVADO A LO PÚBLICO

Si el 15M en las plazas se activó un proceso que reclamaba más participación en la vida pública ante la constatación de ese «no nos representan», entonces, desde la Porticada o Sol se activó también otro proceso: el de llevar a lo público problemas que se venían considerando privados, como lo fueron los desahucios o las preferentes.

Años después, ese proceso ha llegado a lo más público que hay, las ciudades: desde el Pilón a Lavapiés, desde el Barrio San Francisco de Bilbao hasta Vallekas o el Cabañal, como repasaba el fotoperiodista Olmo Calvo, cada vez son más los que se dan cuenta de que el modelo urbanístico les afecta, tanto que, directamente, les expulsa, como sucedió en la pionera Santander de 1941.

Lo piden partidos políticos que suman más que antes, lo exigen vecinos y colectivos que son más que antes, lo demandan los colectivos que ganan juicios y nuevas organizaciones, lo plantea el mundo profesional y con conocimientos….

Al igual que no puede abastecerse de agua por sí misma, Santander no puede estar de espaldas a gente que cada vez son más, que cada vez son menos minoría. Es la hora de abrirse a la participación en las decisiones urbanísticas y la nueva alcaldesa, Gema Igual, tiene una oportunidad única para demostrar que sabe buscar consensos en un nuevo Plan General que por fin sea de todos, como lo es la ciudad.

(*Apoya Expulsados y contribuye a la reivindicación de más participación en el urbanismo)

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