El arquitecto Domingo de la Lastra pone sobre la mesa una propuesta que eleva al máximo nivel la demanda de participación ciudadana en los procesos urbanísticos: el próximo Plan General de Ordenación Urbana de Santander, el que sustituya al recientemente anulado por el Tribunal Supremo, debería aprobarse por reférendum, esto es, consultando a los ciudadanos para que fueran ellos los que aprobaran.

La propuesta la lanzó este conocido arquitecto santanderino, vocal de Cultura del Colegio de Arquitectos, durante el debate que se produjo en la mesa redonda organizada en Librería Gil para captar apoyos a ‘Expulsados’, el proyecto que reivindica una transición en el urbanismo y que puede apoyarse desde este enlace.

Domingo de la Lastra (Foto FyB)

Y la ha desarrollado este viernes en EL FARADIO DE LA MAÑANA, donde ha argumentado que el Plan General es una de las decisiones “que cuesta años parir y que queda como documento de la ciudad durante décadas”, “posiblemente la decisión más importante que tome la ciudad durante 30 años, más trascendente que la elección del alcalde o la Corporación”.

Porque, además, el hecho de optar por esta fórmula del referéndum “implica que se tenga que explicar debidamente” en un mundo, el del urbanismo, que se apoya en un documento “muy oscuro”, que está “tremendamente codificado” y que “se complejiza a posta”, de modo que al ciudadano incluso le cuesta saber sobre qué tiene que opinar.

A su juicio, desde esa perspectiva, el avance del Plan “debiera ser más una explicación de intenciones, del modelo al que aspiramos a vivir” y debiera dar paso a una difusión de varias propuestas, de alternativas entre las que inclinarse, “ e imaginar esa ciudad en la que tenemos que vivir”.

“Necesitamos que nos cuenten la ciudad en la que quieren vivir, y un referéndum obligaría a explicar, y defender un modelo de ciudad, con propuestas e imaginar esa ciudad en la que tenemos que vivir”, explicaba.

Además, añadía que sí que consideraba que habría participación en ese urbanismo, porque “al ciudadano le interesa mucho su ciudad” y “tenemos que fomentar que se interese por la ciudad del futuro, la que van a dejar a sus hijos”, más allá de la preocupación por zonas concretas.

Y todo con un objetivo fundamental, el de mejorar la calidad de vida, el de lograr una ciudad “más grata” y que lo sea “para todos los perfiles humanos”, “porque no se arregla la ciudad sólo cambiando las baldosas, sino mejorando la convivencia”.

Domingo de la Lastra advertía de que una de las “crisis” en las ciudades ha sido la de la “pérdida de identidad” de barrio, algo que hay que “redescubrir” buscando espacios “para que los vecinos puedan hacer cosas en común”, prestando atención a la cultura en los barrios o recuperando prácticas como las fiestas de barrio.

PASEO POR EL CENTRO

Al fin y al cabo, en Santander y en todas las ciudades españolas  son tiempos de transición urbanística, de demanda de participación, y el PGOU es lo más parecido a una Constitución que aprueba un Ayuntamiento.

El incendio de parte del centro de Santander, uno de los procesos de urbanismo traumático

Porque el origen del modelo urbanístico de Santander hunde sus raíces en la reconstrucción de la ciudad tras el incendio del centro en 1941, impulsada desde la dictadura franquista en base a sus teorías y postulados arquitectónicos, que implicaban la expulsión del centro de las clases populares y colectivos incómodos.

Todo esto podrá conocerse el domingo, sobre el terreno, de la mano del profesor de Geografía Roberto Ruisánchez, que explicará ese modelo apoyado en los edificios y calles de la ciudad.

Los interesados pueden acudir el domingo a las 11.30 horas a la Plaza de Atarazanas, frente a la Catedral, en una ruta que acabará en Las Gildas, que comienzan a continuación, a las 13.00 horas, en el Café de Noa (calle Alcázar de Toledo).

Allí podrán apoyar, además, la publicación del libro ‘Expulsados. Santander, la transición urbanística pendiente’, que saldrá adelante si consigue los 200 apoyos necesarios (esta semana ha conseguido la mitad) y que puede reservarse también por Internet, desde este enlace.