Avances contra la exclusión: reunión a reunión, caso a caso
Semana a semana, reunión a reunión, caso a caso, un grupo de ciudadanos llevan ya casi un año y medio luchando por la atención sanitaria a inmigrantes en situación irregular y consiguiendo algún significativo avance.
Son la plataforma Ciudadanía contra la Exclusión Sanitaria, nominada en los premios El Faradio al Espíritu Crítico en la categoría Movimientos.
El origen fue el Decreto de abril del año pasado, aprobado por el Gobierno central con un paquete de medidas que afectaban al gasto sanitario, y entre las que se coló la retirada de la asistencia sanitaria a los inmigrantes que no estuvieran debidamente regularizados. En Cantabria, a 4.219 personas.
De ahí surgió la preocupación, de la preocupación surgieron las primeras reuniones y de las primeras reuniones una dinámica de trabajo y un colectivo, una plataforma muy en la línea de los nuevos movimientos, ligados a una causa concreta y movilizando a nuevos activistas y a históricos de otros colectivos.
Con una perspectiva bastante ‘profesionalizada’: reuniones de trabajo, planes de acción y contactos, muchos contactos, con gente del mundo profesional que les asesora en los planos burocrático o jurídico.
Y también asistencial: militantes del colectivo pronto se dieron cuenta de que podían hacer algo con utilidad directa, lo que llaman ‘acompañamientos’. Los activistas acompañan a los centros de salud a inmigrantes para ayudarles a enfrentarse a la burocracia y encontrar los huecos para lograr su atención. Hasta 60 casos, documentados en su blog.
Labor que combinan con una intensa actividad de reuniones con representantes de asociaciones, colectivos profesionales e instituciones de todo tipo: desde colegios profesionales hasta el presidente del Parlamento pasando por el obispo o, está claro, la Consejería de Sanidad.
Algo han conseguido: sobre todo, hacerse respetar, y que se les abran puertas de despachos. Y algo parecido a una rectificación: el Gobierno de Cantabria arbitró una serie de fórmulas para extender la asistencia, con excepciones a la norma del Ejecutivo central y un programa de atención.
La aplicación del programa está resultando compleja: en este guerra por la atención hay una parte de la batalla marcada por la burocracia, que se ha erigido en una fiel aliada de los prejuicios. La pelea sigue. Harán falta algunas reuniones más.
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