Palomares al aparato
“Hola buenos días, soy Manuel Palomares de la candidatura de María José Sáenz de Buruaga […] Te llamaba por si vas a votar esta tarde que sepas que lo que quiere María José es que haya un cambio de rumbo en el partido y también un cambio en las formas, que podamos defender nuestras ideas con corrección, educación y cortesía para que puedan ser oídas por el ciudadano y finalmente nos pueda votar”.
Así comienza un audio que ha difundido este jueves, en plena resaca de las primarias en el PP de Cantabria, el portavoz parlamentario, Eduardo Van den Eynde.
De nuevo a través de su perfil en Facebook, Van den Eynde insinúa que Palomares no es Palomares: “si te pasa como a mí, que te suena la voz de cualquiera de los gemelos Palomares, pero no sabes a quién, pregúntale de mi parte ¿cómo te llamas, Palomo, que a mi ventana vienes a piar?”
Sabíamos que el PP estaba en el diván y empezamos a tener una idea del diagnóstico. Desdoblamiento de la personalidad.
Porque Palomares no es Palomares. Su voz, un poco aflautada, es de sobra conocida para cualquier seguidor de la actualidad reciente en Cantabria. Es la voz de Eduardo Arasti, exconsejero de Industria en el Gobierno de mayoría absoluta del PP con Ignacio Diego de presidente y exportavoz del Ayuntamiento de Santander con Iñigo de la Serna de alcalde.
Cosas de la política: se alejó de De la Serna y se acercó a Diego; se alejó de Diego y se acercó a Buruaga, la candidata de De la Serna, la candidata del aparato.
Y ahora, en estricto cumplimiento de la obligación de cualquier equipo de campaña en el día D, la jornada electoral, llama por teléfono a afiliados para pedir que vayan a votar.
Hasta aquí todo bien. Pero este del PP es un Congreso marcado por el conflicto interno, por la brecha que ha dividido a dirigentes y militantes casi en partes iguales, con gravísimas acusaciones, desde la ocultación del censo hasta el pago de cuotas masivas de afiliados para alterar el resultado de la elección.
Arasti, en el equipo de Buruaga, se hace pasar por Manuel Palomares. Por cierto, Arasti, meteorólogo, puede que se haya inspirado en un compañero de profesión a la hora de elegir una identidad alternativa.
Y al otro lado del teléfono se encuentra una cara de muy pocos amigos:
-«Bien. Una cosa, ¿de dónde ha sacado este número mío? Dígame porque hay una ley de protección de datos y yo voy a tomar medidas legales, porque este es un número privado».
Berlanguiano, ¿eh? Muy de Gila también: ¿Está el enemigo? Que se ponga.
Esta es la grabación completa que se ha hecho pública este jueves:
Jesus
Mi enhorabuena a GUILLEM RUISÁNCHEZ por este artículo.
El Sr. Arasti se ha caracterizado siempre por no ir de frente y no dar la cara. No me extraña que se haga pasar por otra persona.