El 1 de mayo del final del túnel
Este lunes, Primero de Mayo, las calles de Santander volverán a acoger la manifestación por el Día del Trabajador.
En la última manifestación del 1 de mayo fueron protagonistas los trabajadores de Tinamenor, amenazados por el cierre de esta piscifactoría de la zona occidental, junto a otras empresas cántabras preocupadas por la continuidad de sus puestos de trabajo.
Doce meses después, ERE (o su variedad ERTE, con t de temporal) es una palabra que se pronuncia menos.
En Cantabria, la alegría por la ocupación de la Semana Santa y la expectativa por el Año Santo, sumado a que han vuelto las grúas, nos hace pensar que seguimos en lo mismo y que el nuevo patrón es el de siempre, el que más se arrime al poder porque sabe que en realidad el poder es él. Las trabajadoras de la conservera Britor, los otros estafados de Conservas Fredo, el mundo del tele marketing y los del búnker del Santander nos añaden los problemas por la igualdad o el riesgo de que no se vigile por el dinero público que reciben empresas que necesitaban ayudísima como el Banco Santander. El patrón. Seguimos empeñados en salir del túnel subidos a un AVE que nunca llega.
Casi se diría que apenas estuvimos en crisis: no llegaba nunca y en cuanto llegó estábamos al final del túnel.
Si para una generación de trabajadores vivir en precariedad y en crisis fue el único mundo que conocieron, buena parte de ellos se acostumbraron a un relato de la crisis que pasó de los años de negación a los años en que se vislumbraba la luz al final del túnel.
¿Estamos fuera del túnel? Es muy posible, y el problema es que el paisaje es totalmente distinto.
Es un paisaje cambiante, arrasado, y en el que además hay poco donde agarrarse, y en el que estamos más solos, más aislados.
El trabajo, reforma laboral mediante, se ha vuelto más inestable, menos duradero. Conocéis más freelance, más gente con varios trabajillos a la vez, tal vez más gente con su propio negocio, siendo a la vez empresario y trabajador, y más gente que se puso a preparar unas oposiciones que no siempre llegan. En general, más preocupaciones, menos tiempo y más dudas.
Todo este salto fue sin red: la de cobertura social menguó, bastante (hasta negamos la sanidad a los inmigrantes, que se nos ha olvidado ya): si todo no estalló fue por la red familiar. Pero hay que recordar que la prestación del paro se recortó y redujo. Si eres freelance o autónomo, ya sabes cuál es tu red. Y herramientas de auténtica emergencia como la renta social básica no dan y se inundan de burocracia.
Por eso, las reivindicaciones de sindicatos van en la línea de exigir la recuperación de lo perdido estos años, para evitar que estas pérdidas acaben convirtiéndose en estructurales, en una parte de nuestro mercado laboral tan identitaria como la precariedad, la temporalidad o el clientelismo.
La celebración del 1 de mayo, este lunes, viene precedida de otro recordatorio de cómo están las cosas: el Día de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, este viernes, 28 de abril.
Cuando había menos trabajo hubo menos accidentes, así que cambió la estadística pero no la realidad, la de que aún no ha llegado el cambio cultural sobre la importancia de la seguridad laboral, un asunto que no está en las agendas públicas aunque sí en las sindicales.
Al otro lado de este descampado está el futuro: no nos atrevemos ni a mirarlo. Sin plan, y posiblemente sin pensiones. Superpunkies, sin futuro, con nuestra carretilla llenita de ladrillos y la bandeja con una de rabas para llevar a la mesa dos, tenemos que recordar que en Cantabria asociamos la palabra túnel a Engaña.