||por Miguel Saro Díaz, concejal de IU Santander, militante del PCE||

Este Primero de Mayo los trabajadores celebramos la fiesta de la paz entre los pueblos, la fiesta de la unión entre los trabajadores en el momento en que de nuevo las políticas imperialistas imponen el exterminio de naciones enteras que se interponen entre el capital y el siguiente salto cuantitativo en la obtención de beneficios.

En Medio Oriente, las petromonarquías y sus aliados occidentales, gendarmes de las grandes corporaciones energéticas, financian guerras sectarias en las que se utilizan armas españolas con absoluto desprecio a la población civil, que huye hacia Europa donde encuentran fronteras cerradas. En Sudamérica, los gobiernos populares son puestos en peligro por la nueva reacción de la derecha, armada ideológicamente y apoyada desde Europa y USA para destruir las conquistas sociales de los últimos años.

Un niño en el Primero de Mayo bajo la pancarta de los pensionistas

En la Unión Europea se despierta de nuevo el fantasma del fascismo, alentado por los fracasos de las políticas social-liberales dominantes en las instituciones de la Unión – bandera del modelo de integración europea-, que han favorecido la deslocalización de industria y la pérdida de derechos laborales, extendiendo la pobreza y la precariedad entre los trabajadores.

En ese contexto el capital se reorganiza para recuperar viejas fórmulas de organización sociopolíticas caracterizadas por la defensa de las fronteras económicas de los viejos estados-nación burgueses, las cuales habían permitido garantizar una gran tasa de beneficios hasta la segunda mitad del siglo XX. Regresar a una fórmula que les permita defenderse del modelo ultracompetitivo de la globalización capitalista, que hace volar las ganancias al otro lado del globo.

Mientras, han encontrado un enemigo externo que es presentado a los trabajadores como único responsable de sus pérdidas de derechos, un enemigo a quien endosar las consecuencias del desempleo y la precariedad: la población inmigrante, que durante decenios ha ayudado a incrementar el PIB y las ganancias del capital nacional, y los refugiados que llegan huyendo de la violencia generada por los conflictos neocoloniales en sus países de origen.

En España, el gobierno corrupto de la derecha aumenta progresivamente sus políticas de destrucción de derechos de todo tipo en aplicación de las recetas de austeridad. Preparando las condiciones para nuevos golpes de los poderes económicos a nuestras conquistas sociales, a través de políticas sancionadas jurídica y moralmente por los gobiernos del norte y centro de Europa, que nos obligan a trabajar para poder seguir siendo pobres.

En Cantabria, el gobierno autonómico acompaña la ejecución de las políticas de control del déficit con ocurrencias basadas en el deterioro del territorio y el desarrollismo extremo, mediante el mantenimiento de las medidas de liberalización del suelo rústico fijadas por el PP mientras la comunidad pierde producción industrial.

Por todo ello es urgente recuperar los centros de trabajo y la identidad de clase. Activar las organizaciones que la defienden y la movilizan, estar presentes en todas las luchas para invertir las políticas neoliberales dominantes y recuperar y agrandar los derechos de los trabajadores. Por ello los comunistas reivindicamos la fiesta de los trabajadores como foro de encuentro de todas nuestras luchas, porque la historia es nuestra organizados para arrancar nuestros derechos de las ganancias del capital.

¡VIVA EL PRIMERO DE MAYO!
¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!