El Frente Cívico cumple un año de actividad en Cantabria
Puede que no sean muy conocidos a nivel público. Sólo puede. Porque entre sus miembros cuentan con quien ha estado encabezando la lucha antidesahucios en Cantabria, José Ramón Blanco, o a Oscar Manteca, quien de momento tiene el inquietante honor de ser uno de los que más represalía ha sufrido en esta comunidad desde que comenzara la oleada de protestas a raíz de la crisis. Una semana de arresto domiciliario por negarse a pagar una multa que se le impuso con motivo de una concentración de protesta ante el ministro Wert y en defensa de la educación pública.
Sí que han conseguido dar el paso de salir en los papeles, Pero sobre todo, donde se les conoce más es donde ellos creen que hay que estar en estos tiempos: en la calle. Llevan ahí un año, y es lo que están ‘celebrando’: la semana pasada fue el aniversario de su primera asamblea en Cantabria.
El Frente Cívico ‘Somos Mayoría’, inspirado a nivel nacional por Julio Anguita, no es un partido político. Es un movimiento ciudadano, muy activo, y que ha conseguido combinar un funcionamiento asambleario con un cierto grado de organización y profesionalización.
Podría decirse que han aprendido de los errores del 15M, y la referencia no es gratuita, ya que muchos de ellos proceden, precisamente, de la Plaza Porticada. Activistas conocidos de los meses de las asambleas y la acampada están ahora en el Frente Cívico.
Durante este año, el Frente Cívico ha estado muy pendiente de los problemas de las víctimas de los desahucios, a través de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas, y también ha colaborado con otras reivindicaciones, como la Plataforma por lo Público y sin Recortes. De fondo, el problema de la deuda «ilegítima», como insisten ellos en calificar, y los excesos del sector financiero.
Es un aniversario agridulce. Feliz, porque ven que su proyecto se ha consolidado. Pero con la puntilla de que su crecimiento es paralelo a un «agravamiento» de la situación del país, tanto económica, como laboral y social, al que suman un «deterioro» de los valores de las élites políticas y empresariales, tal y como manifiestan en un comunidado.
Su objetivo, doce meses después, es lograr el «empoderamiento» ciudadano, con el fin último de «catalizar» la indignación hacia una propuesta «constructiva» que permita un cambio «radical» del sistema institucional, para pasar de una organización «corrupta» hacia una democracia «realmente» directa y participativa. Y todo a través de un proceso constituyente. De alguna forma, quieren cerrar la transición.
El jueves de la semana que viene tendrán su próxima asamblea: seguirán creando grupos de trabajo y lo harán en el auditorio que está frente al Centro Cívico Callealtero. Es decir, donde se sienten más cómodos. En la calle.