Entre las tradiciones de septiembre no está sólo la Bien Aparecida o la vuelta al cole: una de las citas ya clásicas es la Semana de la Movilidad Sostenible, que durante años tuvo su parte más visible en el Día sin Coche, en una práctica que poco a poco fue perdiendo su impacto.

Pero sigue siendo un momento para que se produzcan debates sobre un tema al que cada vez se suman más voces, el de la mejora de las políticas de transporte, dentro de la propia ciudad o de la red de cercanías.

Frente a los anuncios que tratan de devolver a la primera línea de la agenda política la llegada de la alta velocidad en cualquiera de sus variantes, otras voces centran las prioridades en las comunicaciones más cercanas, las que se producen dentro de pueblos o ciudades.

Así, la Mesa de Movilidad del Besaya, que aglutina a distintos grupos y ciudadanos preocupados por las políticas de transporte urge a los ayuntamientos a que “no caigan en la inercia de plegarse nuevamente a las lógicas e intereses que durante décadas han diseñado nuestras ciudades, como consecuencia del miedo a una supuesta reacción popular negativa”.

UN MODELO AÚN LIGADO AL LADRILLO

Se reclaman políticas que reduzcan el uso del coche

“No se puede demorar más la puesta en marcha de las medidas de movilidad urbana que los retos sociales y ambientales actuales y futuros reclaman”, aseveran, pidiendo que en lugar de fotos de “alcaldes en bicicleta”, en esta Semana se “materialice” un “compromiso” para implantar antes de que termine la legislatura “medidas audaces”.

Entre ellas, citan la reducción de velocidad, los planes de prioridad residencial, la mejora del transporte público…., “medidas que, en definitiva, impliquen una drástica reducción del uso del automóvil en nuestras áreas urbanas y metropolitanas” dejando atrás así un modelo de diseño de ciudad adaptado a “los intereses de una élite económica vinculada al ladrillo y la construcción de infraestructuras”.

“El motor de la especulación urbanística sigue estando detrás de las políticas urbanas y de movilidad que rigen nuestras ciudades, con todas sus ramificaciones más vivas que nunca: macroeventos turísticos, nuevos planes urbanísticos, planes para la ampliación y construcción de nuevas carreteras o infraestructuras y la extensión de las grandes superficies comerciales”, recalcan. (como el previsto a la entrada de Ganzo con una oscura operación de cesión de terrenos de SNIACE para el nuevo vial Viveda-Duález).

EL FERROCARRIL CERCANO COMO PRIORIDAD

Por su parte, el sindicato Comisiones Obreras ha pedido la elaboración de una Ley de Movilidad Sostenible que responda a las “necesidades reales de la movilidad en Cantabria” y en la que tuviera un peso importante el “fortalecimiento” del tren de cercanías a través de una inversión “urgente”, junto a otras medidas como la creación de un consorcio de transporte y un bono social de transporte unificado, así como, la regulación y promoción con incentivos para realizar planes de movilidad sostenible y segura a los centros de trabajo.

Tren de cercanías

Sus propuestas, con una perspectiva orientada al transporte a los centros de trabajo y al conjunto del día a día, priman el transporte intermodal, los incentivos al coche compartido o la bicicleta, entre otros.

Desde Izquierda Unida, por su parte, recalcan que que el 70% de las inversiones en infraestructura ferroviaria se ha destinado al AVE, que usa sólo un 4% de la población, frente al 96% de usuarios del tren convencional, cuya inversión supone apenas el 30, en lo que acaba generando “una política de transporte elitista, ineficiente e insostenible que responde al interés de una ínfima parte de la sociedad, menospreciando las necesidades de la mayoría de la población”, que sufre en su día a día los retrasos y otros perjuicios de esa política inversora frente a un modelo, el de la alta velocidad, más orientado a los usos turísticos.

En un comunicado, Sergio Tamayo, responsable de Movimientos Sociales de la formación de izquierdas y trabajador ferroviario, ha lamentado la falta de información sobre los planes para el sector ferroviario que maneja el Ministerio de Fomento, a cuyo frente está el cántabro Íñigo de la Serna, motivo por el cual los diputados de IU en el Congreso pedirán que se concreten los proyectos de futuro.