¿Desea una playa de piedra o de arena?: Arca critica la «propaganda» en La Magdalena
Al margen de la crisis del Metrotus, con un manifestación este viernes a las 19.30 horas de Puerto Chico al Ayuntamiento, el otro frente abierto en Santander es la construcción de diques en La Magdalena para evitar la pérdida de arenales, que está provocando críticas por su impacto visual, su elevado coste y por las dudas sobre el efecto que pueda generar en la navegación, las mareas e incluso su efectividad para conseguir ese objetivo.
Ya la semana pasada hubo una concentración de protesta allí mismo, y este domingo 18 se ha convocado otra, a las 12.00 horas frente al Balneario, convocada por Grupo Alceda y Arca, pidiendo la paralización de las obras, en una medida que se suma a la petición abierta a Change.org
ARCA PIDE QUE SE PARALICEN LAS OBRAS
La asociación ecologista Arca solicita la paralización de las obras en construcción de la escollera en la playa de La Magdalena y la reconsideración del proyecto, «ante el creciente rechazo y alarma generalizada entre la población por el brutal impacto paisajístico que se está ocasionando a una singular playa natural urbana, identitaria para Santander».
En un comunicado, explican que según avanzan las obras,el impacto se revela como «mucho más grande que lo que evaluaba el estudio ambiental, y muestra la gran diferencia que existe entre las infografías y proyectos y la realidad final».
Y advierten de que este proyecto «no sólo va a suponer la mutilación del icónico paisaje de la bahía si no también el emparedamiento de la emblemática playa de La Magdalena sin necesidad alguna, puesto que existen informes y opiniones avaladas por expertos que así lo manifiestan».
LA PARTICIPACIÓN FUE «PROPAGANDA»
En su petición, rechazan que la instalación de carpas en la calle en su día, supusiera una participación ciudadana «real»: «poner carpas por la calle es un acto de propaganda, y un sucedáneo de la que debe ser la participación real y efectiva, al no reunir las condiciones necesarias deseables en un proyecto que va a ocasionar una transformación muy significativa en un paisaje emblemático y relevante de la ciudad».
Así, apuntaron que una «auténtica» participación ciudadana necesita de actos públicos en los que haya exposición y contraste de puntos de vista y soluciones diferentes, para que la ciudadanía pueda formar adecuadamente su criterio y fundamentar su elección, mientras que «las carpas lo que hacen es justamente lo contrario: fragmentar una información difícil de entender, e imposibilitar el debate y el contraste, privando a los ciudadanos del enriquecimiento que ello supone, y que resulta necesario para la toma de conciencia de las consecuencias de cada alternativa y la formación de una opinión fundamentada».
Además, criticaron que se basó en una encuesta «tendenciosa» por estar dirigida a «encubrir, disimular y orientar claramente la opinión de los ciudadanos dando opciones cerradas y extremas».
Así, las preguntas eran del tipo: «¿desea una playa de piedra, o una playa de arena?, ¿desea estabilizar la playa, o que el mar se lleve la arena?», sin informar «de todo el abanico de posibilidades, de las consecuencias de cada opción, y de lo que realmente supone e implica el término “estabilización”».
«Una encuesta así no puede resultar válida por ser un engaño diseñado para “colar” a la opinión pública una actuación con alto potencial de rechazo y contestación social», apostillan.
DIFERENCIA DE CRITERIO EN EL IMPACTO AMBIENTAL
Asimismo, se refieren a la discrepancia de criterio entre el Estudio de Impacto Ambiental y la valoración final de la Demarcación de Costas. En concreto, el Estudio de Impacto Ambiental del proyecto califica a la afección al paisaje del proyecto como “impacto significativo negativo”, mientras que, por el contrario, la Demarcación de Costas, «sin justificación alguna» califica al impacto que las escolleras van a producir como “asumible”.
«Esta discrepancia no justificada es inaceptable, por arbitraria y carente de motivación y fundamento, ya que ignora que el proyecto va a causar un daño significativo a un patrimonio paisajístico público emblemático, que afectará a la calidad de vida de todos los ciudadanos», afirman.
En la misma línea, señalan que existen otros planteamientos, técnicas, y soluciones «efectivas» y «mucho más blandas», alternativas a la actuación de las escolleras, como lo han manifestado técnicos de «reconocido prestigio y experiencia» en el campo de la dinámica litoral, que, por cierto, afirman que «el problema del movimiento de la arena no se solucionará completamente con las escolleras, porque la arena siempre se moverá».
«Por lo tanto, las escolleras destruirán el paisaje y no solucionarán el problema», concluyen, lamentando que «intentar retener arena alterando la playa en sus cualidades más relevantes y características, por las que es famosa y apreciable, resulta un precio absurdo, demasiado alto para los vecinos y la imagen de la ciudad de Santander» porque «no se pueden poner puertas al mar».
De modo que inciden en que es «más fácil y barato» detener la obra y reconsiderar la conveniencia de las escolleras todavía en construcción, «que tener que retirarlas en el futuro cuando estén acabadas, como está ocurriendo con otras obras y proyectos ejecutados en el pasado reciente en Cantabria» (sin ir más lejos, desde el mismo Ministerio responsable de las obras, están la senda costera o la depuradora de Vuelta Ostrera)
EQUO: «SE VA A ENCERRAR LA PLAYA ENTRE ESCOLLERAS»
Desde Equo Cantabria, remarcaban en un comunicado que los espigones (serán dos)”van a suponer el fin de la imagen que todas tenemos de la bahía de Santander” y no entienden que se justifique en un “supuesto consenso vecinal hecho hace más de 10 años, carpetas en mano, a salto de mata y con unas preguntas de fácil respuesta”, en relación a la exposición que se hizo en la Plaza Porticada.
“Se va a “encerrar” la playa entre bloques de escollera, con marea baja va a ser un gusto ir a la playa entre dos paredones” en una intervención que “para nada va a ser integrada en el entorno, sino que lo va a romper de forma brutal”
Asimismo, creen que la problemática de la pérdida de arena en las playas “merece un estudio actualizado y enmarcado en la realidad climática actual, que no es la de hace diez años”, con casos como el incremento en frecuencia e intensidad de los temporales en primera línea, por lo que abogan por un estudio “integral” de la Bahía en su conjunto.
Alejandro
Arca miente, como es costumbre en ellos. Este proyecto, como todos los proyectos que se ejecutan, están sometidos a su correspondiente Evaluación de Impacto Ambiental, dentro de la cual se ha de exponer el proyecto a Información pública para que aquel que quiera pueda presentar las alegaciones que considere oportunas. Así que si no se han presentado alegaciones al mismo, pues ajo y agua, y a dejar de marear la perdiz para conseguir los objetivos torticeros que esta asociación de gente sin escrúpulos lleva realizando desde sus orígenes. Y nuevamente ya amenazando, fieles a su estilo de matones de barrio, como con Vuelta Ostrera.
Hacednos un favor y desapareced para siempre
Federico
No tengo nada que ver con Arca. Una vez fui a una marcha ciclista por la ciudad en la que ellos reivindicaban un carril bici. No había entonces ni un Km. Ahora hay alguno.
No son los únicos que están en contra de la obra de la Magdalena. A mi, que por circunstancias personales he vuelto los dos últimos veranos a esa playa, a la que no había ido desde muy niño, las escolleras me parecen un espanto, una manera de destrozar una maravilla que hasta ahora se había conservado con intervenciones menores. Si de mi dependiera, la dejaría como la recuerdo de cuando yo era niño y eso quiere decir una alternancia de arena y rocas, con diferentes estados según el punto de la marea… No paramos de intervenir en el litoral y eso pasa factura. La Naturaleza es muy suya. Hace unos años se intervino en el final de la segunda playa del Sardinero. Desde entonces los temporales parecen más fuertes. Me parece que también vamos a ver crecer escolleras por allí. Si nuestro paisaje ha tenido que ver con nuestra riqueza durante más de siglo y medio, cuanto más cambiemos ese paisaje más nos cargamos el futuro de nuestra riqueza
Alejandro
Yo no digo que esté a favor o en contra. Es más, lo más natural sería no hacer nada. Y cuando digo nada, es nada. Así habría playa en los bikinis y en los Peligros, pero no habría playa en la Magdalena, como nunca la hubo hasta que se hizo un dique (hoy desaparecido o a medio desaparecer) y luego comenzaron los rellenos.
Puestos a seguir con estas actuaciones, podemos quitar la playa del Camello. Para muchos lleva toda la vida, pero es una playa artificial más, y dónde ahora hay arena, antes sólo había rocas. Y no hablo de hace siglos, sino que creo que es de los primeros años 70 o últimos 60 del año pasado.
Lo que comentas de la segunda playa del Sardinero es totalmente cierto. El problema es que se quitaron los arbotantes del muro que había en su momento, para sustituirlo por ese saliente en forma de Cabo. Esto se hizo cuando la obra del colector del saneamiento de la Bahía, y se hizo por expertos de una Ingeniería muy famosa en la cual trabajaba, y era responsable del departamento que realizó el proyecto, el anterior alcalde de Santander. Quitar aquellos diques fue un despropósito digno de la ignorancia.
Con los diques de la magdalena se puede estar de acuerdo si se quiere que exista una playa orientada hacia el Sur de Santander. El dique no es diferente de otros que se encuentran en otras playas de Cantabria, como por ejemplo Cuchía (este mucho más grande) o en playas de otros rincones de España o de Francia (me vienen a la mente diques por las Landas. Si no se quiere playa orientada al Sur, pues entonces lo dejamos en plan natural. Lo de los rellenos es una aberración ecológica que lo único que hace es arrasar el fondo de la Bahía, pero estos «expertos» en materia medioambiental no dicen nada al respecto. Su idea es el oportunismo y el matonismo como forma de actuar.
Federico
De acuerdo en casi todo
Sobre el Camello, por certificar. Me parece que soy mayor que tú. Recuerdo con claridad, cuando ya iba a la playa sin protección paterna, ir a veces, con amigos, a bucear al Camello. Los fondos eran más que apreciables y no había ni un metro de arena junto al malecón. Eso era a finales de los 60. Los rellenos, por tanto, posteriores. Pero hay una diferencia y es que por la forma de la ensenada la arena se mantiene, si no estoy equivocado, sin intervenciones anuales. Se intervino una vez y se creó una playa artificialmente. Para quien tenga hoy menos de 50 años esa playa es de toda la vida ( la suya)