La historia viva del pádel español reside en Santander
Empezaba su andadura profesional el que sería uno de los jugadores más destacados de la historia del pádel español. Producto de un contrato con una marca de palas, tuvo que estampar su firma para la comercialización de uno de sus modelos. Le pidieron que fuera una firma que llevara su nombre, pero con alguna modificación para hacerlo más internacional. Fue así como Guillermo Lahoz (Madrid, 1971) se convirtió en Willy Lahoz, referente del pádel mundial actual.
El pádel llegó a España en los años 80, aunque tardó en popularizarse. El deporte ya era muy popular en Argentina, aunque se inventó en México, según la Federación Internacional de Pádel. Al igual que había sucedido con el squash, muchos creían que el pádel sería poco más que una moda. Pero, tal y como recuerda Lahoz, se popularizó, entre otros, porque personajes públicos como el expresidente Aznar lo practicaban. Es por ello que Lahoz explica a EL FARADIO que el pádel se convirtió en un deporte politizado, ya que se relacionaba con las clases sociales más altas, aunque no tardó en enganchar a toda la sociedad española.
Fernando Belasteguín, el jugador que lidera la tabla de clasificación mundial desde hace 15 temporadas, considera que Lahoz es “el mejor jugador español de todos los tiempos”. Para otros, es el “mago” Lahoz. Pero, sobre todo, es historia viva del pádel. El jugador madrileño, que reside en Santander desde hace 22 años, vivió el momento en el que se establecieron las reglas internacionales del pádel. Fue mediante la Asociación Internacional, en la que Argentina y España, los dos países con más jugadores, pactaron las normas de juego en 1997.
Empezó a jugar en el Club Tenis Chamartín, en Madrid, donde ya practicaba el tenis. En esa época el pádel era un deporte minoritario y Lahoz se sitúa como uno de los “locos” que apostó por este deporte. El veterano madrileño fue autodidacta, ya que no había academias cuando empezó a jugar. Actualmente, el pádel cuenta con casi cuatro millones de practicantes en España, según la Encuesta de Hábitos Deportivos 2017, y supera al tenis y al baloncesto. Además, se retransmite por televisión desde la temporada pasada gracias a un acuerdo con Gol Tv. “El pádel ha venido para quedarse”, sentencia Lahoz en una conversación telefónica con EL FARADIO.
El pádel es un deporte que se practica en pareja. El compañero de Lahoz para 2018 es el gallego Martín Sánchez-Piñeiro, que destaca por la agresividad y la potencia en sus golpes. Lahoz ejerce de mentor del jugador gallego de 25 años, al que trata de aportar temple y experiencia. El madrileño admite que le gusta competir contra jugadores jóvenes y comprobar si puede medirse con ellos. “Los jugadores jóvenes me respetan”, opina Lahoz.
Tras más de 20 años como profesional, Lahoz ha compartido pista con grandes jugadores, pero ninguno como Fernando Belasteguín.
En 2015 Lahoz recibió la llamada de Belasteguín, cuyo compañero, Pablo Lima, estaba lesionado y le esperaban dos meses de recuperación. Belasteguín pensó en el madrileño para competir durante la ausencia de Lima. Lahoz admite que cuando recibió la oferta no atravesaba su mejor momento profesional. Sin embargo, aceptó jugar con el argentino y ganaron dos torneos consecutivos. Hay quien define estos meses de competición junto a Belasteguín como la mejor etapa de Lahoz.
“Sin la llamada de Belasteguín, muy probablemente estaría retirado”
Lahoz está agradecido por poder dedicar su vida al deporte. Asegura también que en ocasiones es un estilo de vida difícil, ya que se pierde momentos en familia. De hecho, el jugador entrena en Valladolid y viaja por exigencias de la competición varias veces al año. Pero, gracias al apoyo de los suyos, dice, “compensa”.
El jugador madrileño decidió con 25 años mudarse a Santander. Tras varios intentos fallidos de llevar a cabo proyectos deportivos en Madrid, Lahoz aceptó una oferta de trabajo en la capital cántabra. Con él fue María, su mujer. Hoy la pareja tiene dos hijos “100% cántabros”, explica entre risas el jugador de pádel.
La rutina de trabajo del jugador madrileño consta de entre dos y dos horas y media de entrenamiento diario. Empieza sus sesiones trabajando en pista el aspecto técnico y táctico del juego, y más tarde se centra en el apartado físico. Con la edad, reconoce, ha aprendido a dosificarse y a buscar “más calidad que cantidad”. El peso de los años también hace que sus proyectos como jugador sean a corto plazo, ya que no sabe hasta cuándo podrá competir al más alto nivel.
Lahoz tiene en mente varias iniciativas para llevar a cabo cuando abandone la competición. Cuando decida dejar de competir, el jugador madrileño abrirá una academia de pádel, y será en Valladolid, donde actualmente entrena. Lahoz enseñará a los futuros jugadores sus mejores golpes, y seguirá aportando su granito de arena al pádel, por si fuera poco los más de 20 años de historia viva que ha aportado al deporte.