La organización de los conciertos de La Campa ha desmentido al DJ internacional David Guetta, quien ayer afirmó a través de sus redes sociales aseguraba que había devuelto el importe del caché por la sesión que no pudo hacer la semana pasada en el que hubiera sido una de las actuaciones estrella de los conciertos de la Semana Grande de Santander por un problema con su vuelo desde Moscú.

LA CLAVE LEGAL

El tono entre ambas partes va subiendo, y hay que interpretarlo teniendo en cuenta las cantidades de dinero que se mueven en el mundo de los grandes eventos y la perspectiva legal:

-el comunicado de ayer de David Guetta en el que hablaba de que había devuelto su caché y ofrecido fechas alternativos traslucía una voluntad de reparación de cara a reclamaciones judiciales,

-y de la respuesta de ahora de La Campa se desprende también el recordatorio de que había más costes aparte de su caché, así como el hecho de que aceptar esta devolución podría implicar aceptar que el DJ no tiene más responsabilidades.

Resumiendo: si la estrategia de Guetta parece ir por demostrar que compensa un asunto de fuerza mayor, la de la organización lo lleva a un incumplimiento del contrato por incomparecencia (que justificaría que se esperara a no comunicar su ausencia hasta la hora prevista de su actuación).

De hecho, para La Campa el comunicado de Guetta “ supone el expreso reconocimiento de su responsabilidad por su injustificada incomparecencia en el concierto, así como de la ausencia de incumplimiento alguno, por mínimo que fuera, de esta organización”.

INFORMACIÓN DE SERVICIO PARA QUIENES QUIERAN RECLAMAR

Más allá de las responsabilidades, los perjudicados, los asistentes al evento que no pudieron disfrutarlo, comienzan a organizarse por varias vías. La propia organización ha habilitado ya una vía para formular reclamaciones: un espacio en su página web www.lacampasantander.com un apartado para los afectados para cursar las pertinentes y potenciales reclamaciones en un correo electrónico reclamaciones@lacampasantander.com. En esta dirección de correo electrónico se atenderá personalmente cada caso, aseguran.

MÁS ALLÁ DEL CACHÉ

La organización confía en que “no defraude una vez más su propia palabra y pague”, y añade un matiz: no sólo su caché, sino otros conceptos ligados a su actuación: la producción técnica y logística, “asumidos” por La Campa para “agilizar” la sesión.

El montaje, detallan, lleva 24 horas previas, requiere licencias, planes de prevención de riesgos y seguridad, personal técnico (más de 20 efectivos) y material de luz, vídeo y sonido “exigidos” por Guetta y pruebas previas: “un show de estas características no se organiza de la noche a la mañana”, resumen desde La Campa.

De hecho, garantizan que “tan pronto obtenga el reintegro del caché del artista, de los
gastos de producción del evento, que fueron exigidos por aquél, así como del resto de los graves daños y perjuicios causados, comenzará el proceso de devolución del precio de las entradas en los términos que legalmente correspondan”.

SIN FECHAS ALTERNATIVAS

También niegan que hubiera ofertas de nuevas fechas (“supuestas”, las califican en el comunicado), que no fueron “formales” y se limitaron a “vagas conversaciones” sin oferta de “días concretos”. Sí que se habló del domingo 29 a las 17.00 horas, que para La Campa “desenmascara la temeridad y falta de previsión” en sus planes de viaje (a la noche actuaba en Bélgica), además de no ser adecuado para ese horario, “bajo el sol”.

Esas conversaciones, a su juicio, “denotan la improvisación, falta de profesionalidad y desconocimiento” de sus representantes, por lo que tachan de “excusa” por parte del artista esa oferta.

GUETTA, “ÚNICO RESPONSABLE”

La Campa insiste en que “no tiene a día de hoy ninguna comunicación oficial por parte
del artista ni informe oficial que avale o justifique formalmente su incomparecencia el 28 de julio en Santander”, más allá del vídeo que se emitió esa noche en el que el propio Guetta pide disculpas. Esa declaración formal justificativa de alguna forma demostraría la incomparecencia y el consiguiente incumplimiento de contrato.

“La organización considera que David Guetta actuó en el mejor de los casos, con muy poca previsión y con un muy arriesgado plan de viaje, pretendiendo volar a Santander horas después de actuar en Rusia y horas antes de actuar en el festival belga Tomorrowland donde sí ofreció su actuación el domingo”, aseveran.

En cualquier caso, aseguran que aún tienen “esperanzas” y “sigue trabajando en la consecución de un acuerdo amistoso con el artista, único responsable de su incomparecencia y de los innumerables daños y perjuicios irrogados a la organización, sus fans y a la ciudad de Santander”.

Pero, advierten, “en el caso de que no prosperen las negociaciones a que se hace mención en
este comunicado, la organización tiene la firme voluntad de promover cuantas acciones en derecho y justicia le correspondan a fin de resarcirse de los graves daños y perjuicios que le ha irrogado el artista, así como para obtener la mayor satisfacción de sus fans”.

EN EL PLANO POLÍTICO

El ‘pinchazo’ de Guetta tiene desde el principio implicaciones políticas, no en vano es un adjudicación del Ayuntamiento sobre un espacio municipal e incluido en la programación de sus fiestas, por lo que también hay una parte de daño a la imagen de la ciudad.

Así, el portavoz del PSOE, Pedro Casares, ha pedido a la alcaldesa Gema Igual que más allá de su petición de explicaciones reclame también la devolución «íntegra» del dinero de las entradas (existe cierto debates sobre si la devolución es total o parcial, toda vez que el resto de miembros del cartel sí que actuaron).

El PSOE ya ha registrado su petición de documentación “del expediente completo de adjudicación y de cuantos contratos, documentos, información, disponga el ayuntamiento” relativos a la organización y desarrollo de los conciertos de La Campa, la adjudicación, los asistentes o los planes de seguridad, entre otros.

Casares incide en las «contradicciones» entre Guetta y la empresa en su cruce de comunicados que «daña la imagen de Santander», y enfatiza que en las propias entradas se señala que en caso de cancelación del evento el organizador es el responsable de la devolución.

De la misma forma, el edil pide al equipo de gobierno que dé información detallada del número de asistentes a todos los conciertos celebrados en La Campa de La Magdalena, así como el número de efectivos y dotaciones de emergencias. Es decir, cuantos efectivos de ambulancia, policía local, nacional, bomberos y protección civil se encontraban en el recinto de La Magdalena, “de titularidad municipal”, durante cada uno de los conciertos de La Campa en la Semana Grande.

Por su parte, el portavoz de Izquierda Unida, Miguel Saro, recalca que este «meneo» de recriminaciones «no debe alejar el foco de atención» sobre quiénes son los verdaderos afectados,  Para Saro, la «prioridad» del Ayuntamiento debe ser «dar seguridad jurídica a los afectados».

Por eso, reitera su planteamiento de que los servicios de mediación e información en materia de consumo del Ayuntamiento de Santander deben de establecer un canal adecuado, tanto físico como virtual, para atender y dirigir las reclamaciones de los afectados contra la promotora del concierto, a través del cual estos puedan reclamar tanto la devolución del importe de la entrada como otros gastos que el evento haya podido ocasionarles y que sean resarcibles en derecho y con arreglo a la legislación en materia de consumo.

Desde IU recuerdan todas las implicaciones públicas que laten detrás del conflicto entre la empresa organizadora y la empresa que es Guetta: la organización de los conciertos fue adjudicada al presente promotor tras un concurso en el que los artistas y la programación propuestos fueron determinantes en la adjudicación a este promotor.

Además, añade que al margen de las clausulas que obligan a Ayuntamiento y organizador y el régimen de cumplimiento fijado en el contrato, el hecho de que se haya cedido un espacio público «tan magnífico como la Magdalena» y que los conciertos sean uno de los principales eventos de la agenda festiva de Santander exige que el Ayuntamiento actúe «con la mayor diligencia», tanto para comprobar el cumplimiento del contrato con el promotor como en la mediación entre el público afectado y la empresa.

Y Antonio Mantecón, de Santander Sí Puede, calificaba el asunto de «despropósito» que el Ayuntamiento se ha mostrado «de nuevo incapaz de gestionar».

«Es una tomadura de pelo que se esté especulando con la posibilidad de que no se vaya a devolver el importe de las entradas ante la actitud pusilánime del Ayuntamiento, que se ha limitado a emitir un leve comunicado y, ante la suspensión del concierto, ha iniciado un expediente para constatar la suspensión del concierto, sencillamente espectacular», aseveraba.

A su juicio, «el equipo de Gobierno debe dejar claro, pero ya mismo, que obligará a la empresa contratante a asumir todas las reclamaciones y devolver el importe de dichas entradas», ya que «cualquier otra cosa sería un fraude cometido con dinero publico de por medio y con la connivencia del Partido Popular».

Mantecón también afeaba la actitud de la concejala de Dinamización Social, Lorena Gutiérrez, a la que recriminaba que se «esconda» detrás de la alcaldesa y sea «incapaz de asumir la responsabilidad de dar explicaciones». «Si la señora Gutierrez solo sirve para llevar los bocatas y los cafés a sus jefes lo mejor es que renuncie al sueldo o se vaya a su casa», sentenciaba,

DE REBOTE: EL GOBIERNO PIDE TRANSPARENCIA

Desde el Gobierno de Cantabria, el consejero de Innovación, Industria, Turismo y Comercio, Francisco Martín, terciaba en el asunto a preguntas de los medios para mostrar su esperanza en que la devolución de las entradas se haga con diligencia y transparencia, además de en atención a la normativa de consumo (de las que tiene competencias la comunidad autónoma).

Martín precisaba que no haría consideraciones políticas y que sería más «consecuente de lo que fueron otros» respecto al otro fiasco musical en Cantabria promovido desde una institución, el concierto de Enrique Iglesias dentro del Año Lebaniego que acabó en espantada, y cuyos costes y otros detalles el Gobierno se negó reiteradamente a difundir.