El manifestódromo de Numancia une a jóvenes y mayores
Los más mayores y los más jóvenes, preocupados ambos por su futuro, coincidirán este sábado en el manifestódromo en que se está convirtiendo en los últimos tiempos la santanderina Plaza de Numancia.
El punto de partida de las protestas callejeras acoge este sábado dos citas simultáneas que acabarán confluyendo: sendas manifestaciones contra la reforma de las pensiones y contra la reforma educativa de la Ley Wert.
Por un lado, la protesta por la pensiones saldrá de la Plaza de Numancia a partir de las 12.00 horas y tendrá como llegada la de Pombo, responde a una iniciativa a nivel nacional y se repetirá en otras comunidades españolas, en unas, como Cantabria, el 23, y otras el domingo, 24 de noviembre, y el motivo es la reforma del sistema de las pensiones, con un nuevo y complejo sistema de cálculo que perjudica a los pensionistas.
Y la de educación saldrá a la misma hora, a las 12.00 horas, en protesta por la Ley Wert, pero también por los recortes en la educación pública y sus efectos sobre colectivos como los profesores, los interinos, los técnicos de educación infantil o los maestros de filosofía, junto a padres y alumnos.
Previamente, a las 11.30, colectivos estudiantiles han quedado con la intención de formar un bloque específico de estudiantes, en una manifestación bastante integradora en la que coincidirán padres, profesores, sindicatos y alumnos.
Esta protesta supone el punto final a una semana plagada de acciones en defensa de la enseñanza pública, con la cadena humana del martes frente a Delegación de Gobierno el día anterior a la aprobación en el Senado de la Ley Wert, el miércoles ‘verde’ y las clases en la calle que se han celebrado el jueves.
Ambos, pensionistas y estudiantes, confluirán en la Plaza Pombo, y allí intervendrán representantes de ambos colectivos, una estudiante y , en representación de los jubilados, el exmagistrado del TSJC Santiago Pérez Obregón, contertulio de Buenos Días Cantabria.
¿RECONDUCIENDO EL DIÁLOGO SOCIAL?
La protesta por las pensiones tiene una fuerte carga sindical: la convocatoria parte de los dos sindicatos mayoritarios, UGT y Comisiones Obreras.
Y llega en un momento en que las relaciones entre estos agentes sociales y el Gobierno de Cantabria no pasan por sus mejores momentos.
El presidente, Ignacio Diego, ha reprochado en varias ocasiones a los sindicatos su oposición a todas las iniciativas del Ejecutivo, y, ante las quejas de estos porque no se contara con ellos en los planes para la zona del Besaya, este les respondió que lo había intentado pero no le cogieron el teléfono al estar “siempre en la calle”.
Y a Comisiones Obreras, después de que el sindicato anunciara la práctica ruptura del diálogo social, le espetó que el problema podía venir porque al ser su secretario general, Carlos Sánchez oriundo de Madrid tal vez no le había dado tiempo a desarrollar sentimientos por Cantabria.
Este viernes, después de ningún encuentro institucional desde que Sánchez fuera elegido al frente del sindicato el pasado verano, Diego se reunía tanto con él como (por separado) con la secretaria general de UGT en Cantabria, María Jesús Cedrún.
El objetivo reconocido por Diego era reconducir el «distanciamiento» actual con los agentes sociales para afrontar el futuro «favorable» hacia el que camina Cantabria, y hacer valer de cara al interior y al exterior la realidad de una región “con un clima social positivo”.
Diego explicaba que ese distanciamiento con los sindicatos, en el que ambas partes han tenido responsabilidad, se debía al «papel» que en estos dos últimos años han tenido que asumir tanto el Gobierno como las fuerzas sociales.
Y garantizaba no tener «ninguna preconcepción» hacia los sindicatos y que, además, entendía su rol en esta coyuntura e incluso el hecho de que hayan reaccionado con un «exceso» ante las medidas adoptadas.
A su juicio, las diferencias surgidas no proceden «ni de conceptos ni de puntos de vista» sobre determinados temas, y se ha mostrado convencido de que «somos capaces de coincidir en más cosas de las que disentimos».
La idea es mantener reuniones más periódicas e incluso firmar acuerdos pese a sus diferencias de carácter “político”, según expresaba Diego.
Una reunión que pese al tono “cordial” ha sido calificada de “infructuosa” por Comisiones Obreras, que ha lamentado no poder opinar sobre unos presupuestos que ya están en tramitación y que por tanto ya sólo pueden alterar los diputados.
Y UGT, que ha expresado su rechazado a la reforma fiscal del Gobierno cántabro, ha llamado la atención sobre el hecho de que Diego haya hablado de acuerdos pero nunca de “concertación”, el acuerdo estable que venían manteniendo Gobierno, patronal y sindicatos y que implica fondos para el desarrollo de políticas pactadas de empleo.